Draghi defiende la política monetaria expansiva y asegura que no perjudica a la rentabilidad de la banca

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Mario Draghi (Foto: GETTY).

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha defendido la política monetaria ultraexpansiva que la entidad puso en marcha hace ya más de tres años y ha asegurado que no existen evidencias concretas de que esté perjudicando a la rentabilidad de la banca.

Así lo ha señalado el banquero italiano durante su intervención en un congreso europeo sobre banca, al tiempo que ha indicado que todos los bancos se han visto beneficiados de la tendencia al alza de los rendimientos de sus activos, aunque admite que existen diferencias entre entidades debido a los diversos modelos comerciales de cada uno.

«Las propias investigaciones del BCE concluyen que existen pocas evidencias de que nuestra política monetaria esté perjudicando a los bancos», ha sostenido Draghi, que ha añadido que los ingresos netos por intereses se han mantenido bastante estables en los últimos dos años.

De hecho, el economista ha subrayado que, aunque en un futuro los bancos consideren que los tipos de interés reducidos impactan negativamente sobre los ingresos netos, esto debería compensarse en gran medida con el efecto positivo del estímulo monetario sobre otros componentes principales de la rentabilidad, como lo es la calidad de los préstamos, lo que además permitiría reducir las provisiones para pérdidas crediticias.

Según ha explicado, el índice de capital total de los bancos más importantes ha aumentado en más de 170 puntos básicos desde principios de 2015 y la rentabilidad sobre el capital ha aumentado desde el 4,4% al final de 2015 al 7,1% a comienzos de este año, incluso con unos índices de apalancamiento más bajos.

No obstante, Draghi ha dicho que es cierto que los tipos de interés bajos durante periodos muy prolongados pueden contribuir a la acumulación de riesgos financieros, algo que considera que debe supervisarse «cuidadosamente». «Actualmente no vemos que existan riesgos sistémicos en la zona euro. Si hay algunos focos localizados de riesgo, la defensa se basa en aplicar políticas micro y macroprudenciales, sin cambiar la política monetaria», ha sostenido.

«Nuestra misión no ha terminado»

Draghi ha señalado que a pesar del progreso en el lado real de la economía, desde una perspectiva de política monetaria su misión aún no ha terminado, ya que aún no existe un ajuste sostenido en el camino de la inflación.

Además del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) durante 18 trimestres consecutivos, la deuda corporativa bruta agregada está ahora aproximadamente en el nivel anterior a la crisis. «En los países vulnerables, la disminución ha sido más pronunciada», ha aseverado.

Así, en España, la deuda corporativa cayó del 215% del valor agregado bruto a principios de 2012 a cerca del 150% en la actualidad, el mismo nivel que tenía a fines de 2004. Las empresas italianas, de su lado, han visto su índice de deuda caer alrededor de 30 puntos porcentuales desde el final 2012, volviendo al mismo nivel que a mediados de 2007.

En relación a la deuda de los hogares, el banco central estima que las medidas de política monetaria implementadas reducirán la ratio de deuda de los hogares en un 1,5% sobre PIB desde 2015 a 2019, y en un 2% para las empresas durante el mismo período.

Sin embargo, a pesar de esta impulso de la economía real, el BCE no ve el punto en que la inflación pueda ser autosostenida sin la política monetaria. Asimismo, ha asegurado que «el motor clave sigue siendo las condiciones de financiación muy favorables que enfrentan las empresas y los hogares».

«Un amplio grado de estímulo monetario sigue siendo necesario para que las presiones inflacionarias subyacentes se acumulen y respalden la inflación general en el medio plazo», ha subrayado. «Las decisiones de política monetaria del mes pasado reflejan la confianza del BCE en la economía de la zona euro, al tiempo que reconoce que se debe todavía ser pacientes y persistentes», ha indicado Draghi.

El BCE decidió el pasado mes de octubre reducir el ritmo de compras mensuales de activos a la mitad, desde 60.000 millones de euros mensuales a 30.000 millones de euros, mientras que amplió el horizonte de estas compras hasta finales de septiembre de 2018, o más allá si fuera necesario.

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