Reino Unido solo tiene una opción para cerrar un acuerdo comercial: o pasa por caja o no habrá trato

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Theresa May
María Villardón

Desde Europa quieren evitar un efecto contagio y que haya más países de los que conforman la Unión Europea (UE) que opten por dejar el mercado único. Por ello, el bloque comunitario está mostrándose absolutamente inflexible a la hora de cerrar los flecos del divorcio entre Reino Unido y Bruselas. Con respecto a este asunto, Wolfgang Schaeuble, ministro de Finanzas germano, ya dictó sentencia: “A Gran Bretaña el Brexit no le saldrá gratis”. No habrá acuerdo comercial entre ambos mercados si el país de Theresa May no pasa por caja, así de sencillo.

La UE está convencida de que los británicos deben llegar a un acuerdo financiero antes del mes de octubre, mes en el que comenzará una nueva ronda de discusiones el 25 de septiembre y en las que se tiene previsto acordar las reglas que regirán las relaciones comerciales entre ambas partes.

Los Ventisiete han optado por una posición en bloque, ninguno de los gobiernos que lideran los Estados miembro quieren que Bruselas ceda ni un ápice con respecto a los acuerdos financieros. Todos los ejecutivos creen que la próxima reunión sobre las relaciones comerciales será un encuentro inerte.

Mañana Theresa May, primera ministra británica, intentará calmar las aguas en su discurso en Florencia poniendo sobre la mesa una nueva oferta financiera. Según los medios británicos, la oferta sería de abonar alrededor de 20.000 millones de euros y cubrir el ‘agujero’ presupuestario que supuestamente provocaría el Brexit.

De hecho, el ministro de Finanzas de Finlandia, Petteri Orpo, ha señalado que “el acuerdo financiero es una de las cuestiones clave que deben ser cerradas antes de que la UE y Reino Unido puedan comenzar a tratar los términos de una nueva relación comercial”. Además, en la misma declaración confirmaba que “no se ha logrado un progreso adecuado sobre este asunto, de modo que no creo posible que en octubre se siga con la hoja de ruta”.

Fuentes de la Comisión Europea explican a OKDIARIO que el mandato de negociaciones requiere primero que se hable de una separación ordenada, y esto incluye las cuestiones relativas a los ciudadanos, las cuestiones financieras, así como la situación particular de Irlanda.

Michel Barnier, el portavoz de Bruselas que está llevando a cabo las negociaciones, se ha convertido en el azote de May y es uno de los políticos europeos más admirados por sus colegas de la Comisión Europea. La salida definitiva de Reino Unido de Europa se tiene prevista para 2019, sin embargo, a tenor de la fría relación entre ambas partes, es posible que no se llegue a buen puerto a pesar del margen que aún queda por delante.

«A mis socios británicos les digo: un trato justo es mucho mejor que ningún trato», decía recientemente Barnier. Y no le temblaba la voz al afirmar que es «mejor llegar a un acuerdo, Reino Unido tendría más que perder que nosotros». 

El Brexit ya no supone una prioridad

La figura de May se ha debilitado durante este 2017, su liderazgo se ha puesto en entredicho entre sus propias filas políticas y su importancia en Europa mengua cada día. Es más, según la misma encuesta, para los gobiernos de la UE el asunto del Brexit ya no es una prioridad para la amplia mayoría. De hecho, la ministra sueca de la UE, Ann Linde, “el Brexit nos importa, pero no es una de nuestras principales preocupaciones en política exterior”.

En nuestro país, el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, ha confirmado que “se necesita claridad sobre lo que realmente quieren desde Reino Unido, tenemos que saber que están decididos a lograr una asociación constructiva”. Lo que más preocupa a España es cómo quedarán los derechos de los 130.000 españoles que residen en Reino Unido y los más de 300.000 británicos que viven en territorio español.

Alemania, uno de los países fuertes de Europa y férreo defensor de la UE, tampoco tiene como primer punto en sus tareas el destino del Brexit. La canciller alemana Angela Merkel se enfrenta este fin de semana a unas elecciones en las que pretende revalidar su poder a través de las urnas. Por su parte, Francia insiste en apoyar la gestión de Barnier, aunque demanda que se llegue a un acuerdo que garantice fluidez comercial, especialmente en el ámbito de la agricultura.

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