ENTREVISTA CON EL COFUNDADOR DE GLOVO

«Trabajar en Glovo es trabajar en un proyecto disruptivo del siglo XXI»

Glovo
Glovo suma ya más de un millón de pedidos (Foto:Glovo)

Sacha Michaud y Oscar Pierre se conocieron en 2015. Ambos tenían la ilusión de crear un proyecto que transformarse la manera en la que los usuarios «adquieren lo que necesitan gracias a la optimización de los recursos y ofreciendo inmediatez como premisa». Los dos emprendedores se asociaron para dar forma a una idea que nació, con ayuda de inversores, bajo el nombre de Glovo.

Glovo es una plataforma «que funciona como un marketplace que conecta a tres bandas: los usuarios, que quieren pedir o enviar algo; los establecimientos, que venden sus productos y los glovers, que son los encargados de realizar el recado», explica a OKDIARIO Sacha Michaud, cofundador de la compañía.

Algunos conocerán la empresa porque hicieron realidad el sueño de pedir McDonald’s a domicilio o porque los glovers les salvaron la vida en algún momento, ya que en Glovo «se han hecho todo tipo de pedidos. Productos de farmacia, libros, envíos de llaves que se han olvidado en algún sitio, ir a buscar la ropa a la tintorería, etc.», cuenta Michaud. Aunque los glovers también han vivido situaciones surrealistas y emotivas. «Son muy típicos los encargos de ir a sorprender a alguien con un ramo de flores o un regalo para alguien especial. También nos han pedido ir a despertar a alguien y picar al interfono hasta que se levantara, ir a abrir la puerta a un marido al que habían encerrado en casa sin querer, que un glover fuera a ayudar a subir la persiana de una tienda, etc.»

A demanda

La lista de recados es infinita porque la empresa opera bajo la premisa de que Glovo te trae «lo que quieras, donde quieras, cuando quieras». Esto tiene su razón de ser en que la aplicación se desarrolla en base a la economía on-demand y con el objetivo de «colaborar el tiempo».

Comenzó en Barcelona, pero ya está presente en Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga y Zaragoza. En dos años le ha dado tiempo a dar el salto a Europa y ha conquistado las ciudades de Milán, Roma y París. «La idea es consolidarse en las ciudades donde operamos actualmente e ir creciendo progresivamente tanto a nivel nacional como internacional», afirma el cofundador de Glovo.

Desde su creación hasta día de hoy suman un millón de pedidos. Pedidos que son repartidos por los trabajadores que conforman la plantilla de Glovo en España: «somos un equipo muy joven y dinámico de unos 80 trabajadores en España. Trabajar en Glovo es trabajar en un proyecto disruptivo del siglo XXI y donde se aprende día a día”, cuenta Michaud.

Requisitos: hablar castellano, ser autónomo y tener moto o bici

El filtro para entrar a formar parte de Glovo es bastante bajo, según la compañía. «El único requisito que se pide es que hablen castellano, que dispongan de una moto o bici, que tengan un smartphone y que se den de alta de autónomos».

En plena polémica por las manifestaciones de los riders de Deliveroo, desde Glovo aseguran que el sueldo de sus trabajadores depende de los pedidos que realicen y no de las horas que trabajen. «Al ser una plataforma de economía bajo demanda, los glovers cobran por pedido realizado y no por hora de trabajo. Actualmente un glover cobra, de media, entre 5€ y 7€ por pedido, en función de la ciudad, la distancia y el tiempo de espera en la tienda».

En cuanto al número de pedidos por hora que puede realizar un trabajador de Glovo, Michaud indica que dependerá de «la demanda de los usuarios y de la capacidad de la plataforma para optimizar las rutas y tiempos de espera de los repartidores».

«No es economía colaborativa»

Los glovers pueden realizar cualquier pedido, siempre que quepa en el cajetín de su moto o de su bicicleta y siempre que no supere los 9 o 10 kilos. El coste del pedido depende únicamente de la distancia entre recogida y entrega «y, en caso de una compra, de si el establecimiento está o no asociado con Glovo».

A pesar de que Glovo se asocie con empresas y de que reparta casi cualquier cosa a domicilio, la plataforma no es un ejemplo de economía colaborativa. «Es una plataforma de economía bajo demanda. La economía colaborativa conecta particulares, mientras que nosotros conectamos usuarios, que determinan la demanda, establecimientos que ofrecen sus productos y profesionales que reparten los pedidos», aclara.

Algo que, según el cofundador de la empresa, es una «gran oportunidad para los comercios más tradicionales y locales de poder llegar a muchos más consumidores y ser capaces de activar procesos de e-commerce de manera fácil, rápida y con un coste muy bajo».

Han hecho frente a muchos retos para llegar donde están y han superado todos los obstáculos. ¿Y dentro de diez años, qué será de Glovo? «Nosotros nos vemos liderando la economía de ‘la última milla’ en Europa, habiendo cambiado los hábitos de consumo de la gente, facilitando la vida a los usuarios y ayudando a los comercios a incrementar las ventas llegando a más consumidores».

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