EN EL PRIMER SEMESTRE DEL AÑO HA REGISTRADO 72.990 PASAJEROS

El aeropuerto de Castellón: de aeródromo ‘fantasma’ a incrementar sus pasajeros un 80%

Castellón
Los primeros pasajeros procedentes de Bucarest saludan al bajar del avión en el aeropuerto de Castellón tras inaugurarse la línea Castellón-Bucarest que opera Blue Air (Foto: Efe Archivo)

El aeropuerto de Castellón, el bautizado como «el aeropuerto del abuelo», el conocido como ‘el aeropuerto fantasma de España’ o ‘el de la plaga de los conejos’ -por la invasión que sufrió en 2011- ha registrado 72.990 usuarios durante el primer semestre del año, lo que supone un incremento del 80% con respecto al mismo periodo de 2016.

El aeródromo, que un día se hizo famoso por todo lo que le costó ‘despegar’, ya ha contabilizado en su marcador cerca de 200.000 viajeros desde que comenzaran a operar los vuelos en septiembre de 2015. La cifra puede que no sea significativa si lo comparamos con otros aeropuertos del Estado, pero el dato cobra sentido cuando se tiene en cuenta que le hicieron falta años para que pasase de ser un ‘desierto’ a un aeropuerto.

Corría el año 1996 cuando la Diputación de Castellón decidió dar alas a la ciudad española con la construcción de un aeropuerto. El objetivo: fomentar el turismo en la provincia, ya que era el único municipio con costa que no disponía de un aeropuerto. El proyecto contó con el apoyo del Gobierno español y de la Generalitat Valenciana, que esquivaron las críticas de aquellos que opinaban que era innecesario por la cercanía de sus ‘hermanos’ ubicados en Reus y Valencia.

Hasta 2004 no se puso la primera piedra

La propuesta tardó cuatro años en gestarse. Mientras España vivía el cambio de milenio, el 25 de septiembre del 2000 la Diputación y la Generalitat firmaban un convenio para obtener el suelo sobre el que construirían sus instalaciones. El texto, tenía que ser aprobado por el Ministerio de Fomento, que hasta el 2002 no autorizó el levantamiento del nuevo aeropuerto, situado entre los municipios de Benlloch y Villanueva de Alcolea.

Un año más tarde, el aeropuerto pasaba a manos de una empresa pública creada expresamente para su gestión: Aerocas, el acrónimo de la empresa del Aeropuerto de Castellón, propiedad al 50% de la Generalitat y de la Diputación Valenciana. El convenio firmado contemplaba la concesión de los terrenos para la construcción del aeropuerto a Aerocas durante 90 años. La empresa desembolsó 44 millones de euros, mientras que la inversión en el aeródromo costaría más de 127 millones.

Después de tanto trámite, no había movimiento en la construcción. Fue en enero del 2004 cuando se puso la primera piedra. Sin embargo, las obras fueron paralizadas por varios juzgados. Con varias interrupciones, no es hasta 2006 cuando se retoma la construcción, que termina finalmente en 2010.

Para la inauguración, hicieron esperar a los castellonenses un poco más: fue el 23 de marzo 2011 cuando se celebró el acto oficial. Eso sí, sin aviones. Esos aviones tardarían en despegar cuatro años más: hasta septiembre de 2015 no comenzó el tráfico.

La española Aerocas, la canadiense Lavalin y la francesa Edeis

Entretanto, mientras sumaba velas a su tarta de cumpleaños, Aerocas cedió la gestión del aeropuerto a manos canadienses: la empresa Lavalin comenzó en 2014 a hacerse cargo de la gestión del aeropuerto, en teoría durante los próximos 20 años.

Con la adjudicación a Lavalin, comenzaron a operar sus primeros vuelos regulares en 2015, aunque el aeropuerto se abrió al tráfico en diciembre de 2014, según Aerocas. Hasta enero de este año, Lavalin estuvo al frente. Pero el grupo francés Edeis, una empresa privada, asumió la gestión del aeropuerto de Castellón en 2017.

Sin embargo, el propietario sigue siendo Aerocas, que ha cedido la gestión y explotación a Edeis. «Aerocas vela por el cumplimiento del contrato de concesión y ejerce un papel activo en el desarrollo, divulgación, mejora de la imagen, promoción y estrategia de la infraestructura. La parte pública y la privada trabajan de forma conjunta», señalan desde la empresa.

Dos años después de que comenzaran a operar sus vuelos, el número de pasajeros que pasaron por su terminal aún se aleja de los grandes como El Prat o Barajas. Durante el primer semestre ha apuntado 72.990 usuarios, un 80% más que en el mismo periodo de 2016, que contabilizó 40.393. De hecho, en el mes de mayo el aeropuerto de Castellón batió récord mensual con 18.215 pasajeros.

Los siete días de la semana, cuatro destinos diferentes

Desde 2015, los pasajeros acumulados suman un total de 202.170. «Tenemos vuelos los siete días de la semana con conexiones regulares de Londres (tres vuelos semanales), Bristol (dos vuelos semanales), Sofía (dos vuelos semanales) –estas tres conexiones las opera Ryanair-, Bucarest (tres vuelos semanales) –esta línea la opera Blue Air– y Poznan (Polonia) con dos vuelos semanales, también operado por Ryanair», indican desde Aerocas.

Además, cuentan con operativas chárter -vuelos no comercializados por los canales de venta habituales-: de forma continua, «sobre todo los del Villarreal CF y otros equipos de fútbol que juegan contra él» y de forma puntual.

Su objetivo más próximo: incrementar el tráfico con Reino Unido y ampliar las conexiones con Europa del este, «así como enlazar con Alemania, países nórdicos, Francia o norte de África, entre otros».

Actividades comerciales: duty free y galería de arte

Además de ampliar su red de vuelos, se están desarrollando actividades comerciales en la terminal, que se sumarán a su cafetería, quioscos, agencia de viajes, puntos de venta y empresas de alquiler de vehículos. «Próximamente se abrirá un establecimiento duty free en la zona de embarque».

Con el objetivo de una «remontada reputacional», el aeropuerto de Castellón acogerá también un proyecto llamado Sala 30, que incluye la apertura de una galería de arte en la terminal con obras cedidas por el Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés, un municipio de Castellón.

Atrás quedaron los conejos, las inversiones en vano, el desierto en medio de Castellón. Ahora, seis años después de que se colocara la última piedra, el aeropuerto alza el vuelo.

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