Las entidades financieras protagonistas de 2016: Monte dei Paschi, Popular y Deutsche Bank

BCE
Mario Draghi y Angela Merkel.
Borja Jiménez

El sector financiero ha sido el claro protagonista del Viejo Continente en 2016. Y, lamentablemente, no ha sido por su ‘buen hacer’. Las portadas de los periódicos a lo largo de este año –y no sólo los económicos- han estado copadas, fundamentalmente, por tres nombres propios: Monte dei Paschi, Banco Popular y Deutsche Bank.

Monte dei Paschi

Monte dei Paschi di Siena es uno de los mayores bancos de Italia y el que tiene, de largo, un mayor montante de activos tóxicos en balance. El problema va a más cada día que pasa, y cada sesión en Bolsa es una auténtico martirio para la entidad italiana, que podría ser sólo la punta del iceberg de un caso que recuerda, y mucho, a la situación de la banca española en los años más duros de la crisis.

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El italiano Monte dei Paschi di Siena es el peor banco de Europa, según la EBA.

A pesar de que Monte dei Paschi ha vendido en los últimos años parte de estos activos tóxicos y de tener planificado seguir haciéndolo durante los próximos años, el BCE les ha recomendado desprenderse de más, y a mayor ritmo.

La entidad italiana tiene una exposición a activos tóxicos de 47.000 millones de euros, y apenas valdría 800 millones en Bolsa. Por si esto fuera poco, desde SelfBank enfatizan que, además de todos esos activos tóxicos, el banco tiene en balance cerca de 22.000 millones de euros en deuda pública italiana, considerada grado de inversión pero apenas tres escalones por encima del bono basura. Además, Felipe López Gálvez, analista de SelfBank, teme que esta crisis reputacional pueda estar teniendo consecuencias en su negocio y en la confianza de sus clientes, ahora más recelosos a la hora de depositar sus ahorros.

El BCE, de momento, ya ha advertido de que el Monte dei Paschi di Siena necesita una capitalización de 8.800 millones de euros y no de 5.000 millones, como se pensaba inicialmente. El Gobierno italiano, según avanza Reuters, prepara ya una inyección de 6.500 millones. Los 2.300 millones restantes necesarios se obtendrán con el canje en acciones de la deuda subordinada que está en manos de los inversores institucionales. El Estado italiano, que ahora tiene el 4% de las acciones, pasará a controlar cerca del 70%.

Banco Popular

Banco Popular sigue dando pasos para limpiar su balance y, de paso, su imagen. Emilio Saracho sustituirá a Ángel Ron al frente de la entidad, algo que desde el mercado se entiende como un movimiento más de cara a una posible venta del grupo. Así, se presentan tres grandes candidatos para hacerse con la entidad. A los dos que ya ha adelantado este periódico, el francés BNP y Banco Sabadell, se le une BBVA.

Popular
Una oficina del Banco Popular en La Coruña. (Foto: EFE)

Según los expertos consultados por OKDIARIO, Popular cuenta con tres grandes atractivos: su bajo precio –tras la sangría bursátil de 2016-, sus recursos propios y sus grandes sinergias de costes. Con este cartel de presentación, no cabe duda de que hablamos de un ‘caramelo’ para los bancos compradores.

Un ‘caramelo’, eso sí, con unos 130.000 euros en activos, un tamaño que, a priori, descartan de la carrera a las entidades con menos músculo financiero. Precisamente por eso entra en juego BBVA que, aunque de manera oficial no hace comentarios, fuentes próximas al sector financiero han asegurado a OKDIARIO que “habrá ‘leches’ por absorber Banco Popular”.

Y es que al BBVA le podría interesar, no tanto esos 130.000 euros en activos –que también-, sino la presencia del banco que todavía preside Ángel Ron tiene en el negocio de las pymes. Y es que hay que tener en cuenta que, quitando el lastre inmobiliario –del que tratan de desprenderse-, la entidad registra un beneficio próximo a los 1.000 millones al año.

Banco Popular siempre ha insistido en que no menospreciarían ningún tipo de oferta. “Nosotros estudiaríamos cualquier tipo de oferta”, han llegado a reconocer a este periódico fuentes próximas a la compañía.

Deutsche Bank

Deutsche Bank, que acumula una caída en 2016 superior al 20%, ha asegurado a sus empleados que no necesitará asistencia del Gobierno alemán para afrontar la multa de 7.200 millones de dólares (alrededor de 6.890 millones de euros) impuesta por Estados Unidos por las hipotecas basura. Uno de los detonantes del desplome que acumula la entidad alemana fue la noticia de que la canciller, Angela Merkel, descartaba cualquier tipo de ayuda estatal a Deutsche Bank antes de las próximas elecciones de septiembre de 2017.

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A Deutsche Bank le espera una tempestad

Notica que adelantó el semanario Focus, que también mantenía que la canciller negó la ayuda para resolver estos problemas legales en EEUU. Focus también publicaba que este verano hubo una reunión entre la canciller y el consejero delegado de la entidad, John Cryan. En este sentido, el portavoz del gobierno alemán reconoció que la canciller se reúne de forma periódica con ejecutivos del mundo financiero, pero no quiso confirmar que se hubiera producido ese encuentro Merkel-Cryan.

Deutsche Bank, por su parte, también desmintió cualquier tipo de asistencia pública al banco alemán y salió al paso de los rumores asegurando que no necesita ayuda de Berlin para resolver sus problemas. Según un portavoz del banco alemán, en ningún momento su CEO, Cryan, ha pedido a la canciller alemana que intervenga en el proceso abierto en EEUU por el caso de las hipotecas basuras.

Y es que el rescate no es una opción, aunque “el Gobierno alemán estaría encantado” de entrar en Deutsche Bank, tal y como señalan distintas fuentes del sector.

Deutsche Bank, sin embargo, tiene músculo financiero suficiente y por tanto goza de una amplia confianza en el mercado para poder cubrir una eventual ampliación de capital. Y es que, además de los 5.400 millones de euros que tienen provisionados, Deutsche Bank espera seguir sacando rentabilidad a sus negocios.

En este sentido, la entidad, cubriéndose del entorno de bajísimos tipos de interés, tiene un 75% de su financiación a largo plazo, lo que les da un amplio margen para el pago de sus deudas, y la consiguiente tranquilidad que esto conlleva.

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