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Desmontando mitos sobre los Robo Advisor: Parte II

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Como ya comentamos la semana pasada, el asesoramiento robot se ha convertido en una popular alternativa al asesoramiento tradicional y han aparecido una serie de mitos sin fundamento que estamos desmontando. Vamos a continuar desde donde lo dejamos la semana pasada.

¡El asesoramiento robótico es solo una moda!

Un estudio de A.T. Kearny sostiene que los asesores automáticos son “el próximo paso en la evolución de la gestión de activos y del asesoramiento financiero”, y que será la corriente principal de asesoramiento en los próximos 3-5 años. El mismo estudio estima que para el 2020, aproximadamente 2 billones (con b) de dólares serán gestionados por asesores automáticos.

Los asesores automáticos ya han demostrado que tienen mucho que decir en la industria financiera, ya que los clientes demandan, cada vez más, un acceso más fácil y constante a las cuentas, más servicios digitales (hoy en día ya manejamos la mayor parte de nuestras gestiones de manera digital), y una mejor experiencia de usuario.

La industria está en medio de una transformación digital, y mientras nada esté garantizado, parece que los asesores automáticos serán una alternativa duradera al asesoramiento tradicional en los mercados de todo el mundo.

Los asesores robóticos son sólo para millennials y clientes jóvenes

Los asesores automáticos no son solo para millennials y clientes jóvenes. La idea ha cobrado fuerza porque el hecho de que sea automático le da una imagen de tecnología que encaja mejor con el estereotipo de los millenials (conocedores de la tecnología, amantes de lo digital…). Mientras que los millenials están más acostumbrados al manejo de la tecnología, ellos no suponen el segmento mayor de la clientela de los asesores automáticos. De hecho, la edad media para los clientes de este tipo de asesoramiento está en los 40 años.

Los asesores automáticos usan carteras modelo

Mientras que algunos asesores automáticos utilizan cestas de activos predefinidas, los hay que no lo hacen y, en cambio, te construyen unas carteras completamente personalizadas. Para ello, un inversor interesado tendrá que completar un cuestionario online sobre su horizonte temporal, tolerancia al riesgo y rentabilidad esperada.

Basándose en estos datos, un asesor automático puede enseñarte en tiempo real (¿acaso no mola la tecnología?) una cartera personalizada. Después de eso, lo más probable es que discutas la distribución de los activos de tu cartera con un gestor de carteras, para tomar las decisiones finales. Gracias a la tecnología eficiente y escalable, las carteras son revisadas, vigiladas y rebalanceadas periódicamente (por una fracción de lo que te cobraría un asesor tradicional).

Conclusiones

El asesoramiento automático continuará afectando a la industria de gestión de activos a medida que la tecnología avance y el cliente requiera de cambios en los servicios que recibe. ¡Esto acaba de empezar!

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