El Banco de España eleva al 3,2% el crecimiento del PIB en 2016

Hacienda
El gobernador del Banco de España. Luis María Linde y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. (Foto: EFE)

El Banco de España ha elevado hasta el 3,2% la previsión de crecimiento del PIB para este año, cuatro décimas más que su estimación anterior del mes de junio, y ha destacado el «elevado grado de inercia» que posee la economía española y que, de momento, le ha permitido sortear los posibles «efectos adversos» derivados de la prolongación de la etapa de interinidad del Gobierno. Para 2017 y 2018 mantiene en el 2,3% y el 2,1% el crecimiento previsto.

La entidad que preside Luis María Linde se sitúa así en la línea de las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que también considera que España crecerá al 3,2%. Funcas y la CEOE, por su parte, se sitúan una décima por debajo, con un 3,1%.

En su último Boletín Económico, la autoridad monetaria advierte de que no cabe descartar que el «impacto negativo» de la falta de Gobierno «acabe produciéndose», ya que la interinidad del Ejecutivo está impidiendo, por un lado, acometer medidas para controlar el déficit y, por otro, está afectando a la confianza de los agentes privados y, por tanto, a sus decisiones de consumo, inversión y contratación.

La dilación del Gobierno de la nación, añade el Banco de España, afecta también al calendario de aprobación de las reformas estructurales que son necesarias para incrementar el crecimiento potencial de la economía. «Cualquier retraso en este sentido conlleva consecuencias adversas sobre la actividad, toda vez que habitualmente transcurren lapsos de tiempo no desdeñables entre la adopción de las medidas y el momento en que estas empiezan a surtir efectos palpables», advierte.

A pesar de todo ello, el Banco de España prevé que la economía española crezca este año más de lo que estaba previsto (+3,2%) y estima que el PIB del tercer trimestre ha crecido un 0,7%, una décima menos que la observada en los cuatro trimestres precedentes, en un contexto de «fortaleza» del gasto de las familias y las empresas, con un «elevado» crecimiento del empleo, condiciones financieras «muy favorables» y un «tono muy positivo» de las exportaciones pese a la debilidad del entorno global.

Desaceleración del PIB

De cara a 2017 y 2018, la institución prevé una desaceleración del PIB hasta el 2,3% y el 2,1%, respectivamente, las mismas tasas que en junio, y atribuye esta ralentización a la «pérdida de pujanza» de algunos de los factores que han impulsado la actividad en la etapa más reciente, como la bajada del precio del petróleo y de los tipos de interés, la depreciación del euro o la orientación expansiva que ha adoptado la política fiscal en los dos últimos ejercicios.

En el caso específico del próximo año, asegura que mantiene el crecimiento en el 2,3% debido a dos fuerzas «contrapuestas» entre sí. Por un lado, la mejora de la tasa del PIB para este año provoca un «efecto arrastre positivo» sobre el crecimiento de 2017, que contrarresta la pérdida de impulso de los factores que hasta ahora han impulsado la actividad.

Por componentes, la expansión del PIB en el periodo 2016-2018 vendrá determinada por la pujanza de la demanda nacional privada, tanto en consumo con en inversión. No obstante, el consumo privado tenderá a mostrar un comportamiento «menos vigoroso» a partir del próximo año, mientras que la aportación de la demanda exterior neta al crecimiento pasará a ser neutral o ligeramente positiva, tras ser negativa en 2014 y 2015.

Tasa de paro inferior al 17% en 2018

En cuanto a la evolución del mercado de trabajo, el Banco de España prevé que se continúe creando empleo a tasas elevadas, con lo que mejora el crecimiento del empleo este año, hasta el 2,9% (cuatro décimas más que la estimación de junio) y mantiene en el 2% y el 1,8% la previsión para 2017 y 2018, respectivamente.

De esta forma, la tasa de paro se situará este año en el 19%, siete décimas menos que lo estimado en junio, bajará al 17,8% en 2017 (medio punto menos que la estimación previa) y se colocará por debajo del 17% en 2018 (16,7%), seis décimas menos de lo que predijo el Banco de España antes del verano.

En el ámbito de los precios, estima que, tras registrar un retroceso del 0,3% en 2016, el IPC podría crecer en torno al 1,5% en 2017 y una décima más en 2018, en línea con la recuperación proyectada para el precio del crudo y para la inflación subyacente. En comparación con los datos de junio, la inflación se revisa al alza en tres y una décima este año y el siguiente, respectivamente.

Má medidas para reducir el déficit

En cuanto al proceso de ejecución presupuestaria, el Banco de España asegura que no se cumplirán los objetivos ni este año ni el siguiente, por lo que empeora sus estimaciones de junio. Así, prevé que el déficit público se sitúe en el 4,9% este año, ocho décimas más que lo previsto en junio y tres décimas por encima de lo comprometido con Europa, mientras que para 2017 lo sitúa en el 3,6%, medio punto más que lo pactado con Bruselas. Ni siquiera en 2018 España abandonará el procedimiento de déficit excesivo porque se situará en el 3,1%.

No obstante, la autoridad monetaria explica que estas previsiones no han incorporado las medidas adicionales anunciadas para corregir el déficit dada su inconcreción en este momento, como es el caso del aumento del pago fraccionado del Impuesto sobre Sociedades por el que el Gobierno prevé recaudar 8.000 millones más y, por tanto, se ha previsto un tono neutral de la política fiscal.

Con todo, pide aplicar una orientación «restrictiva» de la política fiscal para reforzar la sostenibilidad de las finanzas públicas y garantizar el cumplimiento de los objetivos acordados con Bruselas, si bien admite que de adoptarse dichas medidas, podrían llevar aparejado un «cierto coste» en términos de crecimiento.

Por último, además de la falta de Gobierno en España, también observa riesgos a la baja para el crecimiento de la economía española en el contexto exterior, derivados de algunas economías emergentes, la presencia de ciertos focos de tensión geopolítica y la salida del Reino Unido de la UE. En sentido contrario, apunta que el impacto positivo de las medidas de política monetaria puede ser mayor del considerado hasta ahora.

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