Trinitario Casanova: el comprador del Edificio España condenado por manipular acciones del Popular

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El empresario Trinitario Casanova (Foto: EFE).

Trinitario Casanova acaba de darse a conocer para el  gran público por comprar el polémico edificio España a los chinos de Wanda, por los mismos 265 millones de euros que éstos pagaron por él. Sin embargo, este empresario murciano es quizá el prototipo de lo que en Madrid se calificaban peyorativamente como los “ladrilleros”. Como no podía ser de otra forma, en su CV no falta una condena de cárcel.

Casanova no es una persona desconocida para los periodistas económicos. Este empresario murciano fue uno de tantos “ladrilleros” que millonarios por sus negocios inmobiliarios llegaron a la Villa y Corte con ganas de partir la pana. Quizá su momento más álgido fue cuando allá por 2008 se hizo con el 3,5% del Banco Popular apalancado, es decir, sin poner dinero propio y usando las propias acciones como su garantía bancaria.

Así lo hacían otros muchos como Luis Portillo, Sandokán, Luis del Rivero o Bañuelos en un momento en el que en España los bancos te regalaban el dinero para que hicieras lo que quisieras con él. Sin embargo, esta operación le empezó a ahogar económicamente y decidió, hay sentencia judicial que así lo indica, utilizar a los medios de comunicación para difundir una supuesta OPA por el Popular que haría que sus acciones subieran y poder pagar así los créditos que adeudaba.

Este asunto se fue al traste al descubrir la CNMV que era un bulo propiciado por él mismo y allí comenzó un declive que no ha sido tal si lo comparamos con otros “emprendedores inmobiliarios” de su misma época.

Casanova fue condenado a un año por manipular el mercado de acciones, lo cual algunos analistas consultados por OKDIARIO sólo fue un aviso; “cuidado con lo que haces pues ya tienes antecedentes. Si vuelves a mear fuera del tiesto, vas pa dentro”.

Su biografía es prácticamente un misterio. Hecho a sí mismo y sin apenas formación si algo le caracteriza son sus controvertidos negocios inmobiliarios cubiertos, por una fundación filantrópica que como no podía ser de otra forma lleva su propio nombre.

Desde el impresionante edificio Hispania en Murcia dirige un conglomerado de empresas que operan tanto en España como en el extranjero y que tratan de beneficiarse de la paulatina recuperación del ladrillo en España desde el año 2014.

En su tierra natal estuvo implicado en el llamado Caso Zerrichera por intentar construir en unos terrenos protegidos en el municipio de Águilas, un complejo turístico con la connivencia de algunos políticos de la zona. El terreno le costó 10 millones de euros y en tan sólo un año lo pudo vender por 150 millones.

También muy de los ladrilleros era tomar participaciones en los medios de comunicación para gozar de cierta protección de cara a la opinión pública que cuando pintaron bastos cerraron sin contemplaciones. Así fue el responsable de dar sepultura al diario El Faro de Murcia.

Amigo, en los días de gloria, de no escatimar en regalos caros a los que le podían ser de interés (dicen que gastó en joyas en el año 2005 cerca de 400.000 euros) también tuvo avión privado para poder desplazar a su círculo más próximo a satisfacer muchos caprichos terrenales.

Sin embargo, la pregunta en los mentideros madrileños no es otra que ¿de dónde saca éste el dinero? Su grupo Baraka, suerte para la cultura árabe, está muy diversificado pues supo salvar parte de sus ingresos millonarios antes de que se hundiera el inmobiliario. Trinitario tiene desde explotaciones agrícolas, a negocios vinculados con la cultura pero su fuerte sigue siendo el ladrillo. Ahora está más centrado en las VPO, en la promoción de centros comerciales y en todo lo vinculado al inmobiliario pues es un negocio que se conoce al dedillo.

Así por ejemplo en Madrid, ha comprado muchos activos a Bankia que en poco tiempo les ha dado “un pase” obteniendo pingües beneficios.

Tanto en la capital como en Barcelona está haciendo sus últimas apuestas fuertes al calor de la recuperación del sector inmobiliario. Proyectos en Valdebebas para desarrollar viviendas, adquisición de edificios en el eje de la Gran Vía, compra de la sede de Peugeot en Madrid así como la sede en Barcelona de Alstom son las operaciones que hasta el momento habían trascendido y que llevan el sello de Casanova.

Ahora, tras la adquisición del Edificio España da un siguiente paso, arriesgado dicen desde el sector, de volver a conquistar Madrid. “Lo que no han conseguido los chinos no creo que lo logre este paleto”, dicen ejecutivos inmobiliarios que no quieren desvelar su identidad pero sí están ansiosos por saber qué quiere hacer Trinitario con el hasta ahora Edificio Wanda.

En más de una ocasión, estos «paletos» con instinto empresarial han dejado con cara de póker a muchos yuppies formados en universidades americanas que no sabían ver el negocio que tenían delante de sus ojos altaneros.  

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