Los regalos envenenados de la banca: hasta por recibir una televisión hay que pagar a Hacienda

Cristóbal Montoro
Cristóbal Montoro. (Foto: EFE)

Desde hace años, la banca ofrece regalos a quienes domicilian su nómina o pensión y adquieren un compromiso de permanencia. Antaño, vajillas y cuberterías hacían de gancho para los clientes, pero los gadgets tecnológicos como las tabletas, los teléfonos móviles o los smartwatches se han convertido en los regalos estrella. Aun así, cabe preguntarse, ¿compensa recibir esos obsequios?

Según recuerda Kelisto, hay seis entidades financieras que, a junio de 2016, ofrecen distintos regalos: La Caixa e Imagin Bank (su banca móvil), Banco Popular, BBVA (con dos ofertas distintas), Bankoa y Caja Rural de Granada. Entre sus ofertas, predominan las tabletas y los smartwatches (disponibles en tres promociones) y los televisores y otros accesorios tecnológicos (en dos ofertas).

Se ha producido así un cambio de tendencia en los bancos, que ahora ofrecen ‘cebos’ más tecnológicos para captar clientela, aunque en muchas ocasiones es necesario tener unos ingresos mínimos bastante elevados para poder recibir dichos obsequios.

Además, los regalos de los bancos suponen una retribución en especie y tributan en nuestra Declaración de la Renta como rendimientos del capital mobiliario. Es decir, a no ser que la entidad bancaria lo asuma, se deberá abonar un porcentaje del valor del regalo a Hacienda. Para saber la cifra exacta, es necesario solicitar al banco un certificado de retenciones en el que figure el valor del obsequio y el porcentaje a pagar sobre el mismo.

Permanencia media de 24 meses

La permanencia media que debe mantener el cliente si quiere acceder a dicho regalo se sitúa algo por encima de los 24 meses, pero puede extenderse hasta los cuatro años según la entidad. En caso de inclumplir el contrato de permanencia, se deberá una cantidad al banco en concepto de penalización.

Otro de los puntos a tener en cuenta a la hora de domiciliar nuestra nómina es que, al recibir el regalo, se renuncia en muchos casos a las condiciones ventajosas que suelen tener esas cuentas, como la ausencia de comisiones. Conviene preguntar por este punto antes de firmar un contrato con la entidad financiera en cuestión.

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