Menos ‘chicharros’ y más ‘blue chips’: los grandes fondos prefieren la seguridad a la rentabilidad

Menos ‘chicharros’ y más ‘blue chips’: los grandes fondos prefieren la seguridad a la rentabilidad

A mayor riesgo, mayor beneficio potencial. Esta norma económica está muy bien sobre el papel pero cuando uno se juega el dinero de los demás, y es responsable, suele tender a decir que los experimentos mejor con gaseosa.

Esta política conservadora se acentúa en tiempos de volatilidad bursátil como en la que estamos instalados y que, de momento, no tiene visos de despejarse al menos hasta que no nos metamos de lleno en la época estival. Por ello, muchos inversores no sólo en España sino a nivel internacional también, prefieren aparcar sus decisiones de inversión sobre pequeñas cotizadas y centrarse en grandes compañías (blue chips en inglés) que, aunque las alegrías que dan son más moderadas, sí pueden predecir un horizonte claro de evolución y de remuneración por dividendo.

Un reciente informe de la división de Bolsa de la aseguradora AXA aclara que sólo un tercio de las carteras de inversión global incluye lo que en España calificamos como chicharros o empresas de baja capitalización bursátil. Este informe lo realiza la compañía francesa entre compradores de fondos de países como Estados Unidos, Suiza, España, Hong Kong y Reino Unido. Estos mismos gestores reconocen que pueden estar dejando pasar interesantes oportunidades pero se escudan en un dicho bursátil muy manido pero muy práctico; que el último euro lo gane otro.

JP Morgan recuerda que el 15% de la renta variable global la componen estas small caps y los valientes que sí deciden apostar por ellas confiesan que sólo les dedican un 10% de sus carteras.

Además de que el panorama está revuelto, muchos gestores de fondos afirman que es difícil encontrar gente que realmente conozca la evolución de estas empresas y sepa valorar cual será su trayectoria y a ello se une que suele ser difícil encontrar empresas que se ajusten al perfil inversor de lo que buscan exactamente para cumplir con los objetivos que se han marcado o con las necesidades que se han impuesto para configurar una cartera variada.

Esto que contamos es exactamente igual que lo que ocurre en nuestro país por idénticos motivos. Y ello a pesar del gran interés que despiertan algunas de estas pequeñas empresas cotizadas, que son auténticos desconocidos y que ofrecen en muchos casos unas rentabilidades de muy difícil comparación mirando a «los primos de Zumosol del parquet».

Analistas del mercado consultados por este periódico confiesan que siempre han estado las pequeñas cotizadas muy marginadas pues, por ejemplo, pocas de las casas de análisis conocidas se ocupan de hacer informes sobre ellos.

Sin embargo y por concluir, recuerdan que sólo metiendo en el mix de las carteras este tipo de activos se puede conseguir picos de brillantez para compensar un mercado que aburre de lo plano que está. El problema es que todo lo que sea arriesgar puede suponer un traspiés para el gestor, que encima no podrá cubrirse diciendo que tal banco o tal gestora decía que este activo iba a dar alegrías. Sólo informan genéricamente, como hace Bank of America, de las oportunidades que ofrece este sector. Y que cada uno se ponga a buscar la small cap que más le guste.

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