La pantomima del podemita Bustinduy con el TTIP en el Ministerio de Economía

El ex diputado de Podemos, Pablo Bustinduy.
El ex diputado de Podemos, Pablo Bustinduy.

El diputado de Podemos y portavoz de Exteriores en el Congreso, Pablo Bustinduy, ha afirmado que hay que «socializar el debate» sobre el acuerdo de Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, el TTIP por sus siglas en inglés. La idea consiste en hacer de estas negociaciones entre Washington y Bruselas uno de los caballos de batalla de las próximas elecciones, según sus propias declaraciones al diario El País. Y no es de extrañar, puesto que se trata de uno de esos asuntos en los que su posición dista mucho de la del PSOE.

Aprovechando las filtraciones de los documentos de EEUU que hizo Greenpeace, este mismo miércoles Bustinduy accedió por primera vez a la sala de lectura habilitada en el Ministerio de Economía para consultar los documentos de las negociaciones entre la UE y EEUU. A su salida, convocó a los medios para decirles que sólo había podido contar con 45 minutos para poder indagar en estos textos harto complicados.

“Los documentos deberían ser de dominio público. Se está hurtando del debate una información fundamental”, dijo Bustinduy, hijo de la ex ministra de Sanidad del PSOE y actual consejera de Red Eléctrica, Ángeles Amador.

Sin embargo, según ha podido saber OKDIARIO, el propio diputado Bustinduy fue quien por correo electrónico sólo pidió estar 45 minutos. Es más, al parecer prolongó su estancia en el cuarto más tiempo y por supuesto no se le dijo nada.

Y peor aún: el portavoz de Exteriores de Podemos había concertado una cita en la sala de lectura en la última semana de abril. Sin embargo, ni compareció ni avisó de que no acudía. Curiosamente, en aquel momento Greenpeace todavía no había lanzado su ataque contra el tratado comercial.

La parte que propone Bruselas en sus conversaciones con Washington es totalmente pública. Los documentos son accesibles para cualquiera. El problema radica en que el Gobierno estadounidense no quiere hacer públicas sus posiciones. Y por esa razón la Unión Europea ha tenido que recurrir a unas salas que sólo se abren a funcionarios y parlamentarios siempre que suscriban un código de confidencialidad. En éstas, se pueden leer los llamados documentos consolidados, en los que se recogen en una columna las posturas de la UE ya conocidas y en la otra la posición de Estados Unidos. Así, se garantiza que los diputados y los técnicos de los gobiernos puedan conocer los términos de las negociaciones y trasladar sus puntualizaciones a la Comisión, encargada de liderar el tira y afloja con la Administración Obama. Aunque es verdad que hay un límite de dos horas para cada consulta, se pueden solicitar tantas visitas como se estime necesario.

Normalmente, estas salas las usan los funcionarios involucrados en las conversaciones y cuyas áreas pueden verse afectadas. Se trata de documentos especialmente técnicos, sobre los que hay que prepararse mucho a fin de entenderlos.

Fuentes del grupo popular señalan que hasta ahora la presencia diputados de Podemos en esa sala había sido prácticamente testimonial. “La oposición de Podemos al TTIP es puramente conceptual. No tienen ningún conocimiento técnico y apenas se han molestado en estudiar lo que de verdad se propone”, explica un europarlamentario consultado.

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