Cómo Steve Jobs engañó a todo el mundo en la presentación mundial del primer iPhone

Steve Jobs durante la presentación del primer iPhone (Foto: GETTY).
Steve Jobs durante la presentación del primer iPhone (Foto: GETTY).

Como saben en el mundo tecnológico es muy habitual presentar los últimos modelos de las principales marcas en un evento en directo al que acuden cientos de personas y que se retransmite para todo el mundo. No es infrecuente que sean los Jeff Bezos, Bill Gates, Mark Zuckerberg o en su momento Steve Jobs los que al estilo americano llevan a cabo este show. Quién mejor que ellos para explicar las bondades del producto, lo que puede suponer para la compañía y para el planeta en general.

Según recientes investigaciones Steve Jobs, un genio tecnológico pero también del marketing, superó lo inimaginable al presentar al mundo un producto que no hacía aquello que él decía. Pero que Jobs sabía que sí se podía llevar a cabo. Por tanto, estaríamos hablando de que uno de los actos de comunicación empresarial más relevantes de la última década fue una trampa o una demostración de puro humo.

Les hablo, ni más ni menos, que del acto de presentación del primer iPhone, uno de los icónicos productos de la factoría Apple y responsable de que sea la empresa con mayor capitalización bursátil del mundo.

Un reportaje de National Geographic destapa que la demostración en directo fue tan falsa que podría compararse con los espectáculos de ilusionismo que lleva a cabo gente como David Copperfield.

Según el mencionado reportaje, la demostración en vivo del primer iPhone se realizó con una batería experimental que sólo podía realizar algunas funciones. Por tanto, se utilizaron varios teléfonos diferentes para hacer lo que a todas luces desarrollaba un sólo dispositivo. La propia Apple ha confesado que si se hubiera hecho la demostración con un sólo teléfono éste hubiera fallado. Este fracaso en directo habría variado la industria del móvil como hoy la conocemos, justifican las mismas fuentes. Mientras que analistas del sector recuerdan que esto que tanto temía que le ocurriera a Steve Jobs, que era un maniático de la perfección, le ocurría con demasiada frecuencia a Microsoft cuyas pantallas se iban a azul durante las demos de sus últimas novedades.

Por este motivo y delante de las cámaras y de todo el planeta, Jobs hizo la presentación del iPhone en diferentes pasos utilizando varios dispositivos para demostrar todo lo que podía hacer este teléfono. Hacía falta la audacia y cierta capacidad de prestidigitador para en directo hacer estos juegos de manos y apoyarse en un guión milimétricamente trazado pues desviarse de este Golden Path podía suponer el fracaso de su empresa.

Cuando uno de los iPhone (con mucha menos memoria que el teléfono que finalmente se comercializó y las apps consumiendo más memoria que sus versiones finales) agotaba sus capacidades, Steve cogía sigilosamente otro teléfono para continuar con la demo mientras el anterior iPhone agotado se reiniciaba.

Jobs practicó el «truco» hasta la extenuación

Tan es así que ingenieros de Apple involucrados en el desarrollo del IPhone confirman que Steve Jobs estuvo practicando hasta la extenuación durante cinco días todos los movimientos que debía ejecutar para que nadie apreciase los «cambiazos». Además, confirman las mismas fuentes, cada vez que hacían una prueba surgían problemas distintos y fatales dentro de una presentación que duraba 90 minutos. Por eso practicaba sin descanso el fundador de la compañía de la manzana mordida. 

Bien, pues a pesar de estas dificultades, ni un solo periodista, ni los desarrolladores presentes en el evento, ni entre los telespectadores de todo el mundo se pudo apreciar que el producto, un montón de teléfonos ocultos en el escenario y que salieron al mercado seis meses después, aún tenía mucho que desarrollar.

Esto lo que demuestra es la enorme osadía que tenía Jobs, que él tenía la certeza de que aquello que estaba vendiendo era posible conseguirlo y todo esto hace que se cree una magia que encandila a todos los asistentes porque en el fondo quieren ser engañados. Todos los ilusionistas coinciden en destacar que para que los trucos salgan es fundamental distraer al personal, Jobs lo consiguió.

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