¿Qué aptitudes debe tener un emprendedor?

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Un grupo de jóvenes trabajadores. (Foto: GETTY).

Con esfuerzo, trabajo y dedicación, toda persona puede ser capaz de adquirir una serie de habilidades que permitan cambiar el “chip” de trabajador a emprendedor. Ahora bien, ya sea por carácter o por el tipo de trabajo desarrollado con anterioridad, hay unos perfiles que parten con cierta ventaja respecto los otros. En general, un emprendedor es poseedor de los siguientes atributos:

Creatividad

Para entrar en un mercado tan competitivo como el actual, hay que tener alguna idea que distinga lo que se quiere ofrecer de lo que ya existe. Por lo tanto, además de conocer perfectamente el mercado donde se opera y las preferencias de los clientes, el emprendedor debe pensar aquel atributo diferenciador que lo distinguirá de la competencia.

Dotes de liderazgo

En caso que uno solo no pueda llevar toda la carga de trabajo, habrá que contar con un equipo. Estas personas ejecutarán aquellas acciones que se les encomiende. Así pues, el emprendedor actúa como líder que debe saber transmitir aquello a realizar con pasión, de forma que mantenga al equipo motivado.

Habilidades organizativas

La persona debe ordenar todos los pasos a realizar para constituir la empresa y generar los procesos para desarrollar la idea inicial. Por consiguiente, debe temporalizar las tareas a desempeñar y quién las hará (en caso que tenga personal a su cargo).

Habilidades comerciales

La fuente de ingresos de toda empresa son los clientes. Cuando se empieza una compañía, hay que salir a buscarlos. Si se ha trabajado de comercial, se cuenta con la ventaja de la propia experiencia y de disponer de una cartera de clientes. Ahora bien, si nunca se ha desempeñado tal tarea habrá que empezar a hacerla. Por lo tanto, hay que conocer aquellos puntos que distinguen un buen comercial de uno que no lo es y aplicárselos a uno mismo. Hay que tener en cuenta que nadie mejor que el emprendedor para explicar con entusiasmo y fuerza la idea que ha dado lugar al negocio.

Seguridad en sí mismo

El hecho de dejar de depender de un determinado responsable significa que el futuro desarrollo del desempeño dependerá de uno mismo. Cuando se trabaja dentro de una organización, se es una pieza de muchas otras y el resultado final no depende de forma exclusiva de uno. Ahora bien, a partir del momento que se emprende, esto cambia. El hecho de ser el propio dueño de su futuro también requiere estar seguro de lo que se hace y de las propias posibilidades.

Capacidad de arriesgarse

Todo inicio emprendedor supone tener que arriesgar. Se empieza algo nuevo y se invierte dinero, tiempo o las dos cosas. Así, el emprendedor debe ser capaz de abandonar una cierta zona de confort y salir adelante y con determinación para que la idea resulte un éxito.

Perseverancia

Sacar adelante una empresa precisa de un trabajo constante y diario, y más aún al principio, cuando es necesario encontrar un hueco en el mercado deseado. Hay que estar dispuesto a empujar día a día y durante el tiempo y en el horario que sea necesario. Una vez marcados unos objetivos, éstos deben cumplirse y no se pueden permitir dilaciones en los planes efectuados.

Tolerancia a la frustración

Empezar un negocio siempre es complejo y puede que, en una fase inicial, los resultados no sean los esperados. En este momento, hay quien baja los brazos y se rinde. Ahora bien, si se confía en la idea, no hay que desanimarse porque en un primer momento no se hayan conseguido los clientes esperados.

Buen manejo de herramientas informáticas y de Internet

Los programas informáticos ayudan a organizar las tareas o a presentar documentos o publicidad de una forma más atrayente y sugerente. En referencia a Internet, dominar las redes sociales es imprescindible para darse a conocer.

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