Hacienda adoctrina a los niños con un juego que enseña las bondades de pagar impuestos

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Este es el juego con el que la Agencia Tributaria quiere adoctrinar a los niños

El ministerio de Hacienda adoctrina a los niños con un juego informático que enseña a los más jóvenes las bondades de pagar impuestos y que dibuja una realidad social en la que las empresas no tienen cabida, un mundo en el que nada es posible si no se financia con dinero de los contribuyentes: «si no se pagasen impuestos, no habría hospitales, colegios, pensiones, infraestructuras ni parques».

«¿Te has parado a pensar en el hecho de que la educación obligatoria en España es gratuita?». Así comienza el recorrido en el portal cívico de la Agencia Tributaria para jóvenes. Tras esta afirmación, realizada por un profesor virtual a uno de sus alumnos, el adoctrinamiento prosigue. «Que todo esto sea gratuito o semi-gratuito, como habréis supuesto, tiene un coste importante para las administraciones públicas», sentencia el docente virtual.

Para un joven (y no tan joven) que no esté puesto en el tema, podría dar la sensación de que el coste de esos servicios (pese a que se recalca varias veces la gratuidad de los mismos), recae sobre «las administraciones públicas». Nada más lejos de la realidad. Los organismos públicos no tienen más ingresos que aquellos que le ha sustraído previamente a la sociedad vía impuestos.

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El recorrido lleva al protagonista del juego a parques, hospitales, bibliotecas, parques de bomberos e incluso a la oficina de la Agencia Tributaria. Las conversaciones los diferentes personajes con los que se encuentra muestran una intención clara de adoctrinamiento. En el portal, se califica al gasto público como «inversión de solidaridad» sin tener en cuenta que el concepto de solidaridad implica que la aportación sea voluntaria y no coactiva, como es el caso de los impuestos.

«Nadie debería dejar de pagar sus impuestos Es como si, al organizar una fiesta, algunos compañeros no quisieran colaborar en la preparación o en los gastos y luego participaran en ella. No lo aceptaríais, ¿verdad?», le espeta una asistenta virtual al joven protagonista. Aquí, la Agencia Tributaria vuelve a identificar como solidario algo que, en esencia, es profundamente insolidario. A la fiesta de cumpleaños, uno va voluntariamente y acepta las condiciones, por lo que sí se puede calificar de acto solidario. En el caso de los impuestos, sin embargo, se trata de una extracción forzosa y obligatoria de la renta del trabajo de los individuos. Evidentemente, resulta absurdo realizar una comparación.

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El recorrido incluye un test que presenta un sesgo muy claro. Si no se responde correctamente, el juego no permite al alumno avanzar. Y, además, la respuesta «correcta» se presenta junto a opciones absurdas, obviando que existen otras alternativas. Por ejemplo, a la pregunta «¿crees que habría parques públicos si no existieran administraciones públicas que se encargasen de ellos?», la única alternativa (aparte de la que sostiene que «es un tema que no es importante») es la respuesta «no, nadie se encargaría de hacer un parque y mantenerlo limpio y cuidado sin cobrar entrada».

Hacienda falta a la verdad, pues por existe gente dispuesta a mantener no sólo parques en ciudades, sino espacios naturales. El propio Gobierno se contradice, pues en la web del Ministerio de Cultura  se puede acceder a la Plataforma de Custodia del Territorio, un mecanismo que pretende establecer colaboraciones entre propietarios y entidades «sin ánimo de lucro que participan activamente en la conservación del territorio».

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Respecto a la educación, habitualmente se sostiene que es «gratuita», pero lo cierto es que los ciudadanos pagan con creces los gastos educativos. ¿Acaso los profesores de la escuela pública no cobran? El gasto público total por alumno en España era en 2011, según el informe Panorama de la Educación realizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), de 9.285 dólares, un 4% superior a la media de la Unión Europea. La educación privada permite reducir costes al eliminar la burocracia e innovar en nuevas formas de enseñanza, como la educación online, que permite una mayor flexibilidad de horarios y un ahorro en infraestructuras.

En el caso de España, cabe señalar que no existe educación privada como tal, sino únicamente un sistema concertado en el que la gestión pasa a manos privadas. Incluso sin existir liberalización del mercado educativo ni privatización completa, las cifras demuestran una mayor eficiencia de la gestión privada frente a la pública. Según un estudio publicado por la Revista Española de Investigaciones Sociológicas, un alumno en la pública le cuesta al Estado 5348 euros, mientras que en la concertada baja a 2670 euros (el 49.9%). Las familias, en cambio, gastan 472 euros en la pública y 1222 euros en la concertada, pero si el Estado no les extrajese impuestos, el saldo sería positivo.

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Otro de los mitos es el de que la sanidad únicamente puede ser pública porque es demasiado importante y no puede atender a criterios económicos. Al contrario. El hecho de que se busque el beneficio provoca que se hallen métodos que satisfagan a los pacientes (investigación sobre enfermedades extrañas u optimización de recursos). No existe ningún país en el mundo cuyo sistema sanitario esté completamente liberalizado y privatizado, pero Singapur es el que más se le acerca.

Según un informe de la agencia Bloomberg, la sanidad  de Singapur es la más eficiente del mundo. Su éxito se basa en el ahorro individual. El ciudadano está obligado a guardar una parte de su renta y dedicarla a gastos médicos, mientras que los seguros se dedican únicamente a los casos de enfermedades extrañas o accidentes. Cada persona puede decidir a qué centro acudir con su dinero y los hospitales tratan de ofrecer los mejores servicios para así satisfacer a los pacientes, lo que se traduce en un beneficio para la sociedad.

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Ni siquiera en el caso planteado en el juego sobre la vía del tren que se estropea hay por donde cogerlo. Primero, porque la respuesta que afirma que los padres tendrán que pagar más por el precio de la entrada y la que asegura que lo harán las administraciones, son la misma. Y, segundo, porque, por ejemplo, ya en 1912 el Ferrocarril de Sóller, en Mallorca, fue financiado directamente por la sociedad (sin inversión pública) y ha mantenido su carácter privado hasta hoy. El Eurotúnel, el segundo túnel más largo del mundo, cuyo coste ascendió a más de 16.000 millones de euros, fue financiado íntegramente de forma privada.

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El viaje virtual finaliza en el museo, en el que se enseña «historia de los impuestos». El profesor explica a sus alumnos que «en una sociedad democrática, como la nuestra, gracias a que todos contribuimos con parte de nuestro dinero a través de lo que compramos y de lo que ganamos, disfrutamos de enseñanza, sanidad, seguridad y pensiones para todos». Nuevamente, Hacienda da por supuesto que, como el Estado es quien actualmente provee esos servicios, su desaparición significaría el fin de los mismos. Los hechos demuestran lo contrario.

 

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