MUTUA MADRID OPEN

Un Nadal de récord rinde a Schwartzman y se cita con Thiem en cuartos

Nadal
Nadal, en su partido frente a Schwartzman. (EFE)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

No fue su mejor partido, pero el cinco veces campeón del Mutua Madrid Open sigue en su camino para conquistar la sexta corona. Rafael Nadal se impuso a sus errores y al gran juego desplegado por Diego Schwartzman para provocar la rendición del argentino en dos sets (6-3, 6-4) y apuntarse, además del triunfo, el récord de 50 sets consecutivos en una misma superficie. Rafa es eterno, y también el único capaz de ganar claramente cuando el rival juega tan bien o mejor que él.

Acostumbrado a jugar contra jugadores más altos y con tiros más directos que los suyos, Nadal debió reciclarse y entender desde otro escenario el encuentro que le tocaba jugar. Él era el gigante en esta ocasión y debía tener mucho cuidado con los contraataques de Schwartzman, especialista como pocos en darle la vuelta a un punto a base de piernas y determinación.

El inicio del argentino resultó atrevido, sin amilanarse ante la interminable figura de Rafa ni ante el público de Madrid, siempre fiel a su ídolo. Las pelotas entraban con poca altura desde el lado de Schwartzman, algo que provocaba descontrol para el número uno, más incómodo de lo deseado sobre la pista Manolo Santana.

La situación se volteó después de mantener Nadal su servicio en un juego que se extendió por encima de siete minutos de duración, y Schwartzman pasó a ser el que sufría con sus golpes. La diferencia de ranking pesó a la hora de sufrir y Rafa,que había sudado sangre para retener el saque, rompía el de su rival para marcharse por delante con un 4-2 que desnivelaba el set.  El sufrimiento del primer juego de saque no fue más que un espejismo para Nadal, que no dudó un segundo en dar por finiquitada la manga con dos ejercicios casi perfectos cuando era él el que ponía la pelota en juego. El duelo ante Thiem estaba un poco más cerca.

Schwartzman estaba lejos de rendirse a pesar de la notoria desventaja en el luminoso, y cargó pilas para dañar poco a poco la estructura de un rocoso Nadal. Capaz de fallar más que otros días, el manacorense no permaneció nunca lejos del triunfo y esperó al momento justo para volver a romper el servicio de un rival que pareció pletórico por momentos desde sus escasos 170 centímetros de altura.

Dudas despejadas y a cuartos

La altura, la tensión del partido o un simple mal día provocaron que Rafa concediera una última oportunidad de vida al Peque, que volvía a igualar en un juego extraño en el que se vio la peor versión de Nadal. No mejoró demasiado en el siguiente, al resto, pero sí lo suficiente como para resistir y hacer pagar caro a Diego dos fallos consecutivos con todo igualado.

Los espectadores, más o menos célebres, habían alucinado por momentos por el descontrol de los golpes de Rafa, pero el número uno ya no les iba a brindar una ocasión más para dudar de él, y de nuevo sólido al servicio puso un lazo al partido, saltó para celebrar y confirmó la cita con Dominic Thiem para reeditar la final de la pasada edición dos rondas antes en la Caja Mágica.

 

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