Nadal alcanza en Pekín su quinta final de la temporada

Mutua Madrid Open-Real Madrid-Barcelona
Rafa Nadal celebra una victoria (Getty).
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Nadal ha vuelto. La legión de agoreros enterradores que querían enterrar al mejor deportista español de todos los tiempos tendrán que esconder su ataúd porque Rafa no está dispuesto a dejarse morir en una pista de tenis. Rafa ha resucitado dispuesto a reconquistar la gloria al grito de ¡¡¡vamos, vamos!!!.

Rafa ha vuelto precisamente sobre la moqueta de Pekín, una superficie que no es su preferida, pero en un torneo que le trae aroma de leyenda. En las azules pistas de la capital Nadal china recuperó el número 1 mundial en el año 2013, en la misma ciudad donde cinco años antes se había colgado del cuello el oro olímpico en 2008. En esas pistas se ha clasificado para su quinta final de la temporada, la primera en pista rápida, una superficie en la que no disputa una final en pista rápida desde el Masters 1.000 de Miami del año 2014 cuando perdió ante Djokovic.

En dos sets, con autoridad y solidez, sensaciones propias de su tenis de siempre, Rafa se ha desecho de un jugador que se había convertido en una piedra en su zapato en los úlimos tiempos: Fabio Fognini. El italiano le había ganado en tres de sus cuatro enfrentamientos de 2015, algo inusual para Nadal, que se ha tomado la venganza en Pekín y le ha derrotado por 7-5 y 6-3.

El primer set fue igualado y tenso. Nadal y Fognini mantuvieron sus servicios hasta que el manacorí rompió el saque al italiano en el duodécimo juego del primer set. En otros tiempos y sin los precedentes recientes a favor de Fognini, nadie dudaría de que Rafa ya tenía la final al alcance de su raqueta. Pero Nadal había aprendido de sus errores y no ida a dar al italiano la oportunidad de levantarse. Todavía estaba fresco en la memoria de Rafa el recuerdo de su último partido, en cuartos del US Open, cuando el español acabó perdiendo un partido que tenía ganadísimo con dos sets a cero y 3-1 en el tercer set a su favor.

Nadal siguió remando y pegando, como en los viejos tiempos. Apretaba el puño con cada punto. La final estaba a un paso pero el irreductible Fognini salvaba dos match ball con su servicio en el octavo juego. Rafa ganaba 5-3 con su saque, que se le complicó inesperadamente. El italiano llegó a tener un punto de break para ponerse 5-4 con su servicio y complicar la vida al balear, pero Nadal sacó la fuerza mental que le ha convertido en leyenda. Salvó el punto y se puso en ventaja, pero Fognini levantó la tercera bola de partido. Con la cuarta ya no pudo. Rafa estaba en la final, la segunda en un Open 500 después de la Hamburgo. Allí en Alemania, sobre polvo de ladrillo, Nadal conquistó el título tras derrotar precisamente a Fognini. Ahora esperan Djokovic o David Ferrer. Casi nada.

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