El técnico argentino cambió al Real Madrid

El ‘kétchup’ de Solari

Ruud Van Nistelrooy inventó la teoría del kétchup, basada en que a un jugador le puede costar marcar goles, pero cuando lograr anotar el primero, todos llegan después de golpe

Esa teoría se podría aplicar ahora al Real Madrid, que pasó de ser incapaz de marcar con Lopetegui a hacer goleadas con Solari

Solari
Santiago Solari, durante un partido con el Real Madrid. (Getty)

Decía Ruud Van Nistelrooy, uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol europeo, que el gol era como el kétchup, que a menudo costaba que saliera pero que una vez que salía llegaba todo de golpe. Esa curiosa teoría que acuñó el holandés y que tanto ha servido para muchos delanteros más tardes podría aplicarse ahora a un equipo en conjunto y a un entrenador en particular.

Santiago Solari cogió a un Real Madrid que no solo perdía, sino que tenía graves problemas de cara al gol. El equipo blanco había alcanzado la peor racha de toda su historia, alcanzando los 481  minutos consecutivos sin hacer gol y fallando multitud de ocasiones. El Madrid creaba peligro, se estrellaba prácticamente en todos los partidos alguna vez con la madera y con el portero rival, que acababa siendo el mejor, pero no marcaba. Había una maldición.

La segunda parte ante el Espanyol y los 90 minutos ante Sevilla, Atlético de Madrid, CSKA de Moscú, Deportivo Alavés y toda la primera mitad ante el Levante reflejaron esa alarmante falta de gol. Después de marcar al equipo valenciano, algo que de poco sirvió porque acabó perdiendo, marcó dos goles (y gracias) al Viktoria Plzen y días después llegaría la debacle del Camp Nou. Julen Lopetegui fue destituido y de forma provisional, a falta de oficialidad total, Solari se colocó al mando del barco.

Con Solari llegaron los goles

Y, de repente, con el argentino llegaron los goles. El primer encuentro de Solari fue en Melilla, un partido que acabó siendo más importante de lo que se podía presuponer porque supuso que el Real Madrid recuperara sensaciones perdidas. El rival era de Segunda B, pero el equipo blanco llegó a la ciudad autónoma en una situación alarmante que necesitaba urgentemente cosas positivas. Y el gol fue una de ellas.

El Madrid marcó allí cuatro goles con facilidad y al fin pudo abrir el bote del kétchup. Eran cuatro tantos a un rival menor, pero era abrir una nueva etapa. Después llegó el Valladolid y sin muchas ocasiones a favor marcó otros dos goles, uno de ellos de rebote, con suerte, como si el destino ahora se aliara con el Real Madrid.

Pero donde más se notó el cambio de tendencia fue este miércoles ante el Viktoria Plzen. Benzema marcó el primero y rápidamente llegó un aluvión de goles. Marcó Casemiro, también Bale y otra vez Karim. Más tarde, ya en la segunda parte, anotó Kroos. Todos los goles seguidos. La teoría de Van Nistelrooy apareció otra vez. Una vez que se marca un gol, el resto llegan «solos».

Una diferencia de tendencia

Con Santiago Solari, el Real Madrid ha pasado de marcar cinco goles en los últimos ocho partidos (incluyendo la mencionada racha negativa) a anotar 11 tantos en tan solo tres encuentros. Con Lopetegui había una media de 0,6 goles por duelo y con Solari de 3,6 tantos por partido. La diferencia es considerable.

El Real Madrid estaba atascado, era indudable, y necesitaba algo que expulsara todo lo que llevaba dentro. Lo hizo en Melilla y, por ejemplo, también lo hizo Benzema ante el Viktoria Plzen. Una vez que se marca el primero llega el resto. El kétchup no falla. Van Nistelrooy sabía lo que decía.

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