Un Madrid épico tumba al campeón (77-79)

Victoria de órdago del Real Madrid en la cancha del vigente campeón. El equipo blanco alargó su racha al vencer al Fenerbahce (77-79) en un encuentro agónico, en el que se impuso a todo y a todos con Luka Doncic como estilete y un grupo unido que acabó tumbando a uno de los grandes favoritos. Ni las bajas, ni la expulsión de Tavares acabaron con los pupilos de Laso, que supieron jugar mejor que su rival en los minutos finales y volver, por derecho propio, a la parte noble de la clasificación de Euroliga.

La importancia de entrar con el pie derecho en los partidos se multiplica en este tipo de canchas y el Real Madrid, a pesar de su voluntariedad en defensa, no supo encontrar la vía para sumar puntos con constancia. El Fenerbahce, mucho más seguro con Sloukas al mando, sí convertía sus tiros, construyendo una ventaja que, sin hacer mucho ruido, llegó a superar los diez puntos.

La entrada de Doncic –proyección de triple doble al descanso– tuvo efecto en sus compañeros, con Taylor y Carroll como secuaces, para rebajar la euforia turca y demostrar que la buena racha del Real Madrid no era casualidad. Quedaba mucho por remar pero el acierto blanco, sumado al inesperado cortocircuito del rival, equilibraba el marcador y también el juego. El encuentro entre dos de los tres últimos ganadores por fin se convertía en lo esperado.

El encuentro tenía al Madrid en la lucha y mostrando su mejor versión, pero esto no iba a permitir a los blancos eludir la polémica y el enfado por las decisiones arbitrales. Varias acciones rigurosas en el aro de Fenerbahce iniciaron la polémica, al igual que una antideportiva ‘light’ pitada a Maciulis, pero todo iba a explotar con la expulsión de Tavares, por dos antideportivas en la misma jugada. El pívot de caboverde pecó de novato y acabó abandonando el Ulker Sports and Hall Event antes de tiempo, dejando al Real sin su principal referente interior en defensa.

Felipe Reyes, ante la ausencia de su compañero de posición, se las ingeniaba para seguir produciendo desde la zona, con la inestimable ayuda de Thompkins, inédito hasta anotar un triple a falta de 7 segundos para el descanso, respondido, también con polémica, por Wannamaker en una acción que apretaba al máximo el partido al descanso, aunque, eso sí, con dominio blanco.

El atasco inicial en la segunda mitad no debe eclipsar el buen planteamiento de Laso tras el descanso. Obradovic activó a los suyos, pero el Madrid seguía encontrando tiros librados que era cuestión de tiempo que acabaran entrando. Lo hicieron por medio de Thompkins y, sobre todo, Luka Doncic, que aseguraba el doble doble con más de diez minutos por jugar. Wannamaker replicaba en el aro contrario a base de energía y piernas, convirtiendo el encuentro en un duelo entre dos de los mejores bases de Europa.

Victoria de campeón

Un triple del norteamericano de Fenerbahce devolvía el mando a Fenerbahce ya en el último cuarto, con Datome y Felipe pasando a liderar los ataques, cada uno en su estilo, y sin poder desnivelar un mínimo el luminoso hacia el lado de interés. Doncic seguía a los mandos de la nave blanca, pero eran de nuevo Thompkins y Carroll los que sumaban los puntos. El tiempo seguía corriendo con el nerviosismo apoderándose de los siempre férreos aficionados turcos, que a pesar de todo no dejaban de animar.

Los últimos minutos fueron consumidos por los nervios y las constantes faltas cometidas por ambos conjuntos. Un error o un acierto podían decantar el choque, y fue Vesely, el que con una antideportiva totalmente innecesaria, permitió a Doncic seguir redondeando sus estadísticas –20 puntos, 8 rebotes, 10 asistencias, casi nada– y al Madrid atar el partido. El último arreón turco hizo que Wannamaker tuviera la canasta del empate sobre la bocina, pero el cansancio hizo estragos en el americano, que confirmó con su error la sexta victoria consecutiva de un épico Real Madrid.