CHAMPIONS LEAGUE: APOEL 0-6 REAL MADRID

We are ‘de’ Champions

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Los jugadores del Real Madrid celebran un gol ante el APOEL. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El traje de la Champions le sienta mejor. No hay duda. El Real Madrid es de Champions. Por algo tiene doce Copas de Europa, claro. Los de Zidane se quitaron la depresión liguera con una goleada europea ante un endeble APOEL. Marcaron sendos dobletes Cristiano y Benzema, que ya les hacía falta, y el equipo blanco trituró sin piedad a los chipriotas.

Zidane se había mostrado tranquilo y sonriente en la previa. Dientes, dientes, que es lo que les jode. Ni crisis ni preocupaciones. Tan pichi. Quizá por eso su once en Nicosia tenía un par de retoques, como una top model cuarentona, pero no era un lifting en plan Berlusconi. Al Madrid le faltaban Keylor, Kovacic, Bale y Sergio Ramos y Zizou recetaba descanso a Isco y Casemiro. Pero ni por esas era titular Ceballos.

En resumidas cuentas jugaban estos once. Kiko Casilla; Carvajal, Nacho, Varane, Marcelo; Kroos, Modric, Asensio; Lucas Vázquez, Benzema y Cristiano Ronaldo. ¿El esquema? Pues podía ser un 4-3-3, un 4-4-2 clásico o un 4-2-3-1. Habría que esperar al inicio del partido para resolver el enigma.

Pitó Artur Dias, que así se llamaba el árbitro, y arrancó el duelo. Y un minuto después Cristiano fallaba su primera ocasión. Fue una contra que aceleró y asistió Benzema. El luso la bajó en el segundo palo y disparó seco abajo para que rechazara Nauzet con el pie. De resultas de la acción, el meta canario chocó con un compañero y se quedó grogui.

Estiróse el APOEL para sacudirse el arranque blanco, pero su juego no les daba para mucho. Por cierto, la disposición del Real Madrid era un claro 4-4-2 con Lucas Vázquez y Asensio bien abiertos en banda y con Cristiano y Benzema como delanteros puros.

Por la vía rápida

Tenía prisa el Madrid por pasaportar el duelo antes de que se volviera incómodo. Había un punto de velocidad en la circulación de los blancos y medio punto de intensidad en sus intentos por recuperarla. El APOEL se fue echando atrás como Forcadell en el Supremo. Los blancos buscaron el tiro de media distancia, como Cristiano Ronaldo en el 17, pero la mira seguía desviada.

Era el camino: tirar de lejos. Y así llegó el gol del Real Madrid. Después de una jugada cocida a fútbol lento y una incursión por la derecha de Carvajal, el despeje de Vinicius voló por el cielo hasta aterrizar en el pie derecho de Modric, que enganchó una volea de primeras, que se coló junto al palo izquierdo de Nauzet tras botarle justo delante.

El APOEL empezó a rascar como una toalla lavada sin suavizante. Cristiano se llevó un par de toñas que no le hicieron ni puñetera gracia. Los palos chipriotas se metieron en las ruedas del fútbol del Real Madrid, que se atascó. Pero en el 38, después de que Ronaldo salvara otra cornada y tirara la pared con Kroos, el alemán vio el desmarque de Benzema y Karim vio la luz. Aaaaaaleluya, aaaaleluya, aleluya, aleeeeeluya. Pues sí, Benzema marcó en su competición favorita y el Real Madrid encarriló el duelo antes del descanso.

Doblete de Karim… y de Cristiano

Dos minutos después caería el tercero. Fue a la salida de un córner. Cabeceó Varane y Nacho, que se había quedado más solo que Puigdemont, se adelantó a Nauzet en su media salida para marcar el tercero. Y luego cayó el cuarto para abrochar la primera parte. Una contra de vértigo, potencia y aceleración, culminada con una buena asistencia de Cristiano a Benzema, que marcó a un toque confirmando que no estaba muerto, estaba…

Así que se reanudó el partido y Cristiano Ronaldo, por fin, logró el golito que buscaba. Fue en un centro de Marcelo desde la izquierda. El luso voló, se sostuvo en el aire como un satélite, echó el cuerpo atrás y cabeceó a la red. Dos minutos después se le escapó el doblete porque la pegó mordida después de una buena contra.

Lo logró, esta vez sí, en el 53 después de un fallo grosero de la defensa del APOEL. El central se la quiso dar al portero, Benzema se la arrebató y Cristiano, ágil y voraz, marcó el sexto. No estaba sesteando el Madrid, sino que quería más y más, como si fueran del PNV. Zidane premió a Theo y Ceballos, que entraron al campo por Marcelo y Kroos. Y unos minutillos después entró Borja Mayoral por Benzema.

Siguió atacando el Real Madrid sin prisa y sin pausa. El APOEL se envolvía como un bicho bola para protegerse en su área, pero era un chorreo de llegadas al área. En el 71 Nauzet evitó el séptimo en un disparo a bocajarro de Asensio, que sigue buscándose a sí mismo.

Eran ya los minutos de la basura, pero el Madrid los gestionó con dignidad y aseo. Dominó sin apretar, circuló bien el balón –a lo que ayudó mucho el siempre preciso Ceballos– y supo guardar la ropa después de una orgía goleadora que el equipo y el madridismo necesitaban más que nunca.

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