Aquí marcó Asensio

El martillo de Marco Asensio ha golpeado ya a la mitad de grandes europeos. Bayern de Munich, Barcelona, Juventus… el ’20’ del Real Madrid se ha acostumbrado a desequilibrar choques en los campos más difíciles, pero hasta el momento, Anoeta es el estadio fetiche para la perla madridista, que regresará el domingo ya recuperado de sus curiosos problemas y consagrado como estrella en ciernes y dispuesto a volver a convertirse en la pesadilla de los aficionados de la Real Sociedad.

Asensio se estrenaba en la competición liguera con el Real Madrid, y para continuar la estadística extraterrestre que él convirtió en tradición, marcó, y no lo hizo con un gol cualquiera. Acostumbrado a realizar gestos técnicos que rozan lo imposible con una facilidad pasmosa, Marco recibió un gran pase en profundidad en carrera, a la espalda de la defensa, y en un abrir y cerrar de ojos realizó un control perfecto, condujo, miró al guardameta de la Real y le picó el balón para hacer imposible su estirada. Era el 0-2 madridista en Anoeta y la segunda obra de arte –tras su inolvidable zarpazo ante el Sevilla en Trondheim– del joven balear, pero no la última.

Anoeta no es un campo fetiche para Asensio solo por la acción que le confirmó como realidad en contexto madridista. Meses después de confirmarse su traspaso al Real Madrid, Marco acudió al mítico campo realista con la camiseta del Espanyol. Era su debut en Primera División y no tardó ni 45 minutos en demostrar a la afición realista sus capacidades como auténtica estrella en ciernes.

Marco recibió, al igual que un año después con Varane, un pase en profundidad de un compañero, para plantarse enfrente de Rulli, al que dribló con un toque sutil hacia su izquierda. El cancerbero argentino le derribó y vio la tarjeta roja, en lo que supuso la primera piedra de la remontada perica en Anoeta, donde Asensio se ha desmarcado como una auténtica pesadilla para la Real Sociedad. El domingo vuelve la bestia y quiere volver a desequilibrar.