Lección de equipo del Madrid para conquistar la Mano de Elías (82-89)

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Llull trata de parar a Goudelock. (@MaccabitlvBC)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

El Real Madrid se hizo con una complicadísima victoria en la Mano de Elías tras derrotar a Maccabi Tel Aviv por 82-89 en una gran actuación de toda la rotación incluida en el juego por Pablo Laso. Los blancos, que hoy estrenaban la camiseta morada, tuvieron en Rudy Fernández a su hombre más desequilibrante, con 16 puntos y a Sergio Llull, menos acertado que en semanas anteriores, pero que acabó con un doble-doble de 14 puntos y 11 asistencias.

Se esperaba un ambiente ensordecedor en el Menora Mivtachim Arena de Tel Aviv, en busca de intimidar a uno de los mejores equipos de Europa. El Maccabi tenía el escenario, la ambientación y la ambición, pero el juego lo iba a poner el Real Madrid. 

Los blancos pusieron a funcionar su máquina en progresión ascendente, usando a los interiores para afrontar el tirón inicial de los macabeos y con la ayuda inestimable de Llull y Rudy para comenzar un ligero despegue en el marcador, confirmado con el octavo punto de Gustavo Ayón en otros tantos minutos de juego. La mejor noticia para los blancos fue que, a pesar de la inspiración final de Weems y Goudelock, la defensa planteada estaba siendo la gran piedra en el camino de su rival, y eso casi siempre, en el caso del Real Madrid, precede a una buena racha de juego.

El segundo cuarto confirmó los presagios y la entrada de Carroll y Hunter permitió una doble vía de anotación que pronto puso la ventaja por encima de los diez puntos de diferencia. Sergio Llull, vigiladísimo por Maccabi, se dedicó a dar asistencias a sus compañeros –seis al descanso– favoreciendo la circulación y la consolidación de la ventaja de su equipo. Un triple de Rudy, que quería protagonismo en el partido, a falta de tres segundos, ponía punto y seguido a un partido que pintaba bien para el Madrid.

«Estamos haciendo un buen trabajo en equipo, buena defensa y con solo tres pérdidas». Así resumía Pablo Laso antes del comienzo de la segunda parte el guión seguido por sus pupilos en los primeros veinte minutos. Como para no estar contento.

La salida de vestuarios, sin embargo, favoreció y mucho a Maccabi, que salió en tromba y con un parcial de 8-0  abierto volvía a acercarse en el marcador. El Madrid estaba sacando buenos tiros de tres, que no entraban –constante en el partido para los blancos– y eso hizo cundir más si cabe el pánico, consumado con un triple de DJ Seeley tras un fallo en cadena de la defensa merengue.

Paciencia y Rudy

El apagón era un hecho y el parcial ya era de 16-0 cuando hizo presencia Felipe Reyes por primera vez en el partido, y lo hizo con un 3+1 impensable hace unos años que ponía por delante de nuevo a los hoy morados. Cinco puntos consecutivos y de clase suprema de Rudy Fernández terminaron de despertar al Madrid que, mejor o peor, volvía a estar en el partido.

El ímpetu de Maccabi, alentado por su público, que hacía arder la Mano de Elías, estaba dejando acciones verdaderamente espectaculares que se habrían comido a cualquier equipo. Casi lo consiguen con el Madrid, pero Rudy estaba ejerciendo de chaleco salvavidas para los de Laso, aportando otros cinco puntos para llegar a la decena y dejar a los suyos por delante a falta de los últimos diez.

Con Rudy empeñado en ser el hombre del partido y Maccabi con todos los jugadores en pista enchufados, Llull, que hizo un discreto tercer cuarto, salió al rescate de su compañero con un imposible de los que solo él sabe hacer.

Apareció Randolph

Cuando hablamos de la plantilla del Real Madrid 2016/17 sale una palabra por encima del resto: profundidad. Cuando menos te lo esperas, Laso saca otro jugador de primer nivel para dinamitar un partido con un par de detalles. Anthony Randolph fue ese hombre en el último cuarto. Dos canastas completamente distintas pero que dejan claro lo que puede aportar el norteamericano pusieron dinamita al encuentro, que volvía a teñirse de blanco, con Llull volando, Nocioni animando como loco desde el banco y una nueva ventaja de 10 puntos a falta de cinco para la conclusión.

Maccabi no estaba muerto, pero Carroll, que tiene licencia para aniquilar desde la línea de 6’75, metió uno de tantos triples con el regalo extra de un tiro libre que ponía la losa aún más pesada para los amarillos.

La reacción no se hizo esperar pero de nuevo el hombre de Laso, Anthony Randolph apareció en dos acciones consecutivas para detener el impetuoso progreso local, convertido casi en un milagro con el triple de ocho metros de Goudelock a falta de 45 segundos. Los tiros libres iban a dictar sentencia con todo a favor del Madrid, con Llull como seguro para que Doncic, fijo en los minutos claves, terminara de dibujar el partido con la firma del Real Madrid como sello.

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