Yamaha da por hecho que Lorenzo se va a Ducati: «Nos sorprendería que se quedara»

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Jorge Lorenzo y Valentino Rossi, en una rueda de prensa. (Getty)
Miguel Zorío

El acuerdo entre Lorenzo y Ducati está casi hecho. Tan sólo falta que se haga oficial la noticia. En Yamaha ya dan por perdido al piloto mallorquín. El responsable deportivo del equipo japonés, Lin Jarvis, no confía en poder retener al actual campeón del mundo. Así lo confirmó en declaraciones al semanario Speedweek: «Tras presentarle nuestra oferta, según van pasando los días se reducen nuestras expectativas y la posibilidad de seguir trabajando con Jorge en el futuro».

Todo apunta a que al final Rossi va a conseguir su propósito: echar a Lorenzo de Yamaha. Jarvis afirmó que el tiempo corre en su contra: «Cada día que pasa la probabilidad de que se vaya a cualquier otro sitio aumenta». El jefe del equipo nipón aseguró que ve muy complicado que haya un giro en los acontecimientos: «Ahora mismo me sorprendería que se quedara con nosotros».

Los rifirrafes con su compañero de equipo, Valentino Rossi, y el ofertón que le ha puesto encima de la mesa la marca italiana, que le dobla el salario (12 millones de euros al año) han provocado su marcha. Tras nueve años formando parte del Movistar Yamaha MotoGP, el balear tiene decidido cambiar de aires para poner rumbo a Ducati.

Lorenzo dejará la mejor moto de la parrilla para subirse en la más rápida. Lo cierto es que esta temporada el mallorquín no ha comenzado de la mejor manera. Ganó en Qatar, se cayó en Argentina y fue segundo por detrás de Márquez en el Gran Premio de las Américas. En estos momentos, es segundo en la general, por delante de Valentino Rossi al que aventaja en 12 puntos, pero está a 21 puntos del líder del Mundial, Marc Márquez. 

La campaña no ha hecho más que empezar y a pesar de estar algo lejos del piloto de Cervera, Lorenzo confía en darle la vuelta a la situación para despedirse de Yamaha por todo lo alto, revalidando el título de campeón del mundo que conquistó in extremis el pasado año dejando a Rossi con la miel en los labios.

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