Champions League: Roma - Liverpool

El Liverpool sobrevive a la épica de la Roma y se mete en la final de Champions

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La Roma estuvo a escasos minutos de completar una machada histórica.

El Liverpool cayó derrotado por 4-2 en el Olímpico frente a la Roma, pero el 7-6 con el que termina el global de las semifinales le permite meterse en la final de la Champions League, donde se tendrá que medir al Real Madrid en Kiev.

El Olímpico se presentaba como un auténtico infierno. Una caldera que sólo se quedó en silencio cuando ya no quedaba ni un alma dentro. Transcurría el juego y el estadio cantaba. Se acercaba la Roma y animaba. La tocaba Salah y abucheaban. La tenía el Liverpool y rugían. Servían un perrito caliente en el bar y lo celebraban.

Esto se tradujo en una gran intensidad en el juego por parte del cuadro romano. El Liverpool ni la olía. Pero en estas, un error de Nainggolan lo recogió Firmino, que asistió a Mané para que hiciera el primero de la noche. Ni ahí hubo silencio en el Olímpico porque la celebración de la hinchada británica se escuchó hasta en el Merseyside.

Todo comenzaba a pedir de boca para los de Jürgen Klopp, pero a los pocos minutos esa fortuna tornaría en una concatenación de desgracias para la defensa red. Un despeje fatal de Lovren chocó en la cara de Milner y se coló en la portería del Liverpool, aumentando, por si fuera poco, los ánimos en el feudo romano. Quince minutos y el luminoso ya marcaba 1-1. Esto es la Champions.

En tan sólo diez minutos el marcador se volvería a mover. Una vez más, el Liverpool tomaba la delantera. Un paradón de Alisson propició un córner que Wijnaldum no desaprovecharía ante un fallo defensivo romano en el saque de esquina. Se le ponía muy cuesta arriba la eliminatoria a la Roma, que necesitaba cuatro goles para ir a la prórroga.

La Roma no se da por vencida

La Roma seguía con esa actitud que le hizo remontar y eliminar al Barcelona, pero eran demasiados goles de diferencia y el tiempo corría. El palo repelió un disparo desde la frontal de Patrik Schick. El Shaarawy trató de engañar al árbitro tirándose en el área del Liverpool, pero el colegiado no picó. Tampoco estuvieron acertados los ingleses en sus ataques, por lo que ambos equipos se fueron al descanso con el 1-2.

Con un tiempo por delante, todo parecía acabado, pero el espíritu que ha impregnado Di Francesco hacía que la Roma no bajara los brazos. Dzeko aprovechó un rechace de Karius para poner la igualada en el marcador, subiendo un poco más la moral a los suyos, que se lanzaron a por el tercero.

Las arremetidas de los giallorroso no encontraban premio. Aún menos cuando Skomina no vio unas manos clarísimas de Alexander-Arnold que evitaron el tercer tanto romano. Se merecían más los locales, pero el tiempo pasaba y las piernas comenzaban a flojear. El ritmo fue decayendo y el Liverpool se iba sintiendo poco a poco más cerca de Kiev.

Mohamed Salah buscaba su gol. El partido del egipcio estaba siendo gris, pero trató de aprovechar el cansancio de la zaga de la Roma en los últimos minutos. Su intento fue en vano, caía en fuera de juego jugada tras jugada y cuando no, fue incapaz de aprovechar un fallo de Alisson. Tanto error le costó caro al Liverpool. Un zapatazo de Nainggolan se coló en la jaula después de que el balón chocase en el palo.

Cinco minutos quedaban por delante y dos goles le hacían falta a los romanos. A la memoria se venían hitos como la final de la Champions entre Bayern y Manchester United en el 99, más aún cuando en el 92 anotaba Nainggolan desde los once metros. Pero esta vez la magia del fútbol no fue tan efectiva. La Roma se impuso por 4-2 al Liverpool, pero eran los de Jürgen Klopp los que sacaron su billete para Kiev, donde se enfrentarán al Real Madrid.

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