El milagro del ‘método Adarve’

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El Adarve, un milagro del fútbol madrileño. (Vídeo: Juanma Yela)
Iván Martín

El reloj sobrepasaba por unos minutos las 19:45 horas del 24 de junio de 2017 en Málaga. Fue en ese momento cuando el Adarve, un humilde e histórico club madrileño, lograba la remontada ante el Atlético Malagueño, filial del conjunto costasoleño, para conseguir por primera vez el ascenso a Segunda B. La hora del Lobo, como se les conoce,  hacía acto de presencia para cambiar el devenir de un equipo basado en el buen hacer.

Siete meses después las cosas siguen marchando muy bien por el Barrio del Pilar. El Adarve ha cambiado de categoría, pero no su forma de hacer las cosas. Capitaneados por Víctor Cea, un joven entrenador que vive por y para el fútbol y su equipo, los Lobos están asentados en la zona media del Grupo I de la división de bronce y han logrado grandes resultados como la victoria ante el Castilla.

«Somos igual que cualquier otro club, con las mismas características que tienen todos los equipos de la capital. Es una institución que se organiza de una manera muy cercana, que da mucha importancia a los entrenadores y que tiene una cultura de esfuerzo y de lucha», explica Luis Gómez, presidente y uno de los mayores artífices de este milagro, a OKDIARIO desde las gradas del Polideportivo Vicente del Bosque, campo del equipo rojinegro desde la pasada temporada cuando empujados por Víctor Cea decidieron abandonar Ganapanes, uno de los los escenarios con más mística del fútbol modesto de la ciudad.

El Adarve antes de comenzar un partido en el Vicente del Bosque. (Adarve)

La Vereda de Ganapanes, lugar donde siguen disputando todos los equipos de cantera sus partidos y está la sede del club, carece de un sinfín de comodidades que reclama un equipo que tiene el sueño de seguir creciendo.

Luis presume con humildad de ser el cuarto equipo de la capital: Real Madrid, Atlético de Madrid, Rayo Vallecano y tras ellos, el Adarve. «Deportivamente somos el cuarto club de Madrid y representamos a todos los demás que van por detrás por los orígenes que tenemos. Queremos nuestro lugar en el mundo», asegura ilusionado el máximo mandatario.

La cultura del esfuerzo

Luis Gómez, presidente y periodista, no duda al ser preguntado por los valores del Adarve: «No nos caracterizamos y no nos definimos como escuela, somos un club. Aquí enseñamos a los chavales a competir con las dificultades e injusticias que eso entraña. Se ha creado la cultura del esfuerzo».

El Adarve celebra un gol. (Adarve)

«La esencia del Adarve es ser muy competitivo. Busca inculcar a los chicos que luchen por sus sueños», explica también Víctor Cea. Él, junto a un grupo de jugadores que forman una auténtica familia, dan una lección cada fin de semana de como luchar y competir hasta el último minuto.

En el vestuario confluyen un portero conocido como Parras, con alma de recortador de toros y que ha pasado por las canteras de Atlético, Real Madrid y Rayo. Junto a él, un defensa llamado Juanma que compartió zaga junto a Nacho Fernández en Valdebebas. También está Héctor, un goleador que está convencido que en Málaga con el ascenso el fútbol le devolvió algo que le debía o Viti, un zaguero con alma de pregonero que lleva siendo un lobo desde niño. Todos ellos, junto al resto de compañeros y cuerpo técnico, forman un vestuario único con licencia para soñar.

Un club de entrenadores

«El milagro y el mérito viene de los entrenadores. Nuestro triunfo es dejarlos trabajar y dejarlos tranquilos. Lo que tenemos es por nuestros propios medios», explica el presidente. «Es un club de técnicos», añade con rotundidad.

«La base del éxito del Adarve es ser un club muy sensato que deja trabajar con mucha calma tanto al cuerpo técnico como a los jugadores. Es muy competitivo, pero no lo transmite en ansiedad. El dejar trabajar en el día a día te da mucha ventaja», comenta Víctor desde el puesto de técnico.

Víctor Cea atiende a los medios. (Adarve)

La realidad es que el Adarve confía ciegamente en este joven informático que vistió sus colores antes de sentarse en su banquillo. Víctor ha profesionalizado hasta el extremo a la institución y los resultados están ahí. Nadie le discute por el Barrio del Pilar, donde es un auténtico símbolo. Sus métodos y ganas son un ejemplo para unos jugadores que dan todo por él.

Un club moderno

«¿Habéis hablado con Elena, Elena la mediática?», preguntaba uno de los jugadores. Y la verdad es que no le faltaba razón. Elena Fernández, la persona con la que todo el mundo quiere hablar, es la primera entrenadora de porteros en un equipo profesional masculino.

 

El Adarve demuestra que los prejuicios no tienen cabida en su día a día fichando a Elena, quien feliz asegura que «está como en casa» gracias al cariño recibido. «Una barrera se ha roto porque antes eso no había ocurrido. Espero que esto sirva de precedente, que la gente abra su mentalidad y la mujer llegue cada vez más lejos», explica ante las cámaras de OKDIARIO.

Elena es una más en un mundo que todavía es de hombres, aunque no niega que le gustaría dejar de ser noticia, ya que eso significaría que la participación de la mujer en el fútbol masculino es algo habitual.

«Esto es noticia porque nunca había ocurrido antes, pero ojalá deje de serlo porque significará que estamos haciendo las cosas bien. Más allá de si es hombre o mujer hay que fijarse en las características de la persona. Conozco a muchas entrenadoras y preparadoras físicas que están muy preparadas para estar dentro del fútbol masculino. Si llega una mujer con un currículo, que no lo arruguen y lo tiren, que le echen un ojo que a lo mejor sirve», explica.

Fútbol gratis

El Adarve, en su primera temporada en Segunda B, ha decidido no cobrar la entrada a sus partidos. «Promocionamos el fútbol y podemos crear una afición», asegura Luis Gómez. Da igual el equipo que les visite, en el Vicente del Bosque no paga nadie y eso lleva a que sus gradas suelan registrar una muy buena entrada.

Aquí también tienen un papel muy importante las redes sociales, donde son muy activos y no paran de crecer. Gracias a ellas todo el barrio sabe cuando juegan los suyos. Y si un día no pueden ir, también les sirve para enterarse de todo lo que sucede.

Este es el Adarve. Un milagro del fútbol madrileño que no se marca un techo y que «cae simpático», como asegura su presidente. Los Lobos quieren seguir haciendo historia.

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