Emery ganó a Klopp: su charla en el descanso lo cambió todo

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Unai Emery ya es tricampeón de la Europa League. El entrenador vasco conquistó su tercer título consecutivo tras una final en la que el Sevilla se impuso al Liverpool por 1-3 y en la que se vio su versión más intensa, con constantes correcciones en los malos momentos vividos por su equipo en la primera mitad, y celebraciones junto con el resto del banquillo con los goles de Gameiro y Coke que confirmaron una victoria que por momentos pareció una utopía.

Jurgen Klopp sorprendió al técnico español en la primera parte del encuentro, pero Emery supo cambiar las tornas del duelo particular de pizarras para llevarse el triunfo en un partido que pasará a la historia del Sevilla. 

El encuentro comenzó con respeto en el saludo entre ambos técnicos, que con el pitido inicial pusieron sus pilas en marcha e hicieron del área técnica su particular terreno de juego. El rendimiento del Sevilla en la primera parte no fue el deseado por Emery, que no paró de hacer correcciones a sus jugadores, quienes veían como el Liverpool se adelantaba merecidamente con un gran gol de Sturridge.

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Emery y Klopp se ‘engancharon’ tras una jugada. (Reuters)

Poco antes, en el único momento de tensión entre banquillos, con una discusión acalorada tras una dura entrada sobre Gameiro, Emery prefirió mantenerse al margen, mostrando una gran capacidad de control en un encuentro de tal calibre.

La charla del descanso fue vital para un cambio de actitud del Sevilla, noqueado en los últimos minutos de la primera mitad. Nada más empezar el segundo acto, Gameiro empataba el partido, con una celebración llena de rabia del técnico sevillista, que veía como su cambio de plan surtía efecto.

Despertó a sus jugadores en el descanso

El Sevilla había dado la vuelta al partido moralmente y el doblete de Coke refrendó esta sensación en el luminoso de St Jakob Park. Emery estaba pletórico. Constantes ánimos a la afición, pidiendo más cánticos y ánimos que hicieran volar a sus jugadores y un gran abrazo con Llorente tras el 1-2 que acabó en una piña de todo el banquillo, repetida con el tercero, que acercaba la conquista de la quinta a solo veinte minutos del final.

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Tampoco quiso entrar en las quejas del banquillo del Liverpool tras un posible fuera de juego en el tercer gol del conjunto español, que tiró de oficio en unos minutos finales en los que Emery supo dosificar los cambios, dando entrada a Kolo, Iborra y Cristóforo, que añadieron el físico que cerró una final que significa la quinta Europa League del indiscutible rey de la competición, el Sevilla, que tiene en Unai Emery, brazos en alto con el pitido final, al mejor capitán de barco posible.

Discreción en la ceremonia

El éxtasis del pitido final dejó paso al Unai más comedido. Su trabajo estaba hecho y prefirió dejar el primer plano para los jugadores. Abrazando a todo el que se encontraba en plena celebración, se le vio especialmente cariñoso con el resto del cuerpo técnico, con los que comparte el día a día y gran parte de la responsabilidad de que el Sevilla sea tricampeón de un torneo como la Europa League. 

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