Los cinco mayores desastres del Real Madrid esta temporada

Isco-Neymar
Isco fue expulsado por una patada sobre Neymar.

Primero con Benítez y después – aunque menos – con Zinedine Zidane, los tropiezos del Real Madrid se han sucedido, con situaciones que no son habituales en el conjunto blanco, bien por inesperadas, como las derrotas ante Sevilla, y Atlético de Madrid, o por abultadas, caso del Clásico del Bernabéu, en el que los blancos fueron humillados por el eterno rival.

La debacle de Wolfsburgo ha dejado en entredicho la presencia del Real Madrid en los cuartos de final de la Champions League, toda vez que los blancos habían tenido un papel impecable en la competición, con siete victorias, un empate, y ningún gol recibido por el mejor cancerbero del torneo, Keylor Navas.

Todo empezó relativamente tranquilo con Rafa Benítez a los mandos. Dos empates frente a Sporting de Gijón y Málaga sembraron las primeras dudas, pero la realidad es que el Real Madrid continuaba invicto habiendo superado el primer mes y medio de competición, algo muy positivo para un proyecto nuevo.

Las sensaciones eran las mejores para afrontar una visita importante, la del derbi madrileño en el Vicente Calderón, con un Atlético de Madrid con más sombras que luces en su intento por un juego más vistoso. Dominio blanco al comienzo, moral alta con un penalti detenido por Keylor y el gol de Karim Benzema que parecía que daría el triunfo a los de Benítez, pero una pájara en los últimos veinte minutos metió a los locales en el partido, que acabaron por empatar el encuentro por mediación de Vietto.

Derrota en Sevilla antes del ‘Clásico de los horrores’

La gran decepción del curso llegaría precedida por una de dimensiones menores pero gravedad también notable. Visitaba el Real Madrid el Sánchez Pizjuán para enfrentarse a un siempre complicado Sevilla, con la necesidad de llevarse tres puntos que le mantuvieran arriba en la tabla de la Liga, más aún después de un encuentro en Champions frente al PSG con un juego muy pobre a pesar del triunfo.

De nuevo un comienzo positivo, con varias oportunidades e incluso un gran gol de Sergio Ramos, que solo fue el prólogo a un Madrid sin ideas y que se dejó comer por el Sevilla, que aprovechó la ocasión para golpear hasta tres veces en la meta de Kiko Casilla y dejar los tres puntos en casa. Era la primera derrota oficial de la era Benítez.

Tras el parón de selecciones llegaba el gran Clásico del fútbol español, un partido en el que se esperaba una lucha encarnizada entre ambos conjuntos, pero donde solo existió un equipo, el Barcelona. Los culés dominaron a su antojo ante un inoperante Real Madrid en el Bernabéu, anotando una de las mayores palizas en la historia de los Clásicos. Fue el principio del fin para Rafa Benítez en el banquillo merengue.

La Comunidad Valenciana acabó con la ‘era Benítez’

La situación iba de mal en peor para el club de Chamartín, y después de cuatro triunfos de escasa exigencia llegaba la visita al Villarreal, la gran revelación de los puestos de privilegio de la Liga BBVA. En una de las actuaciones más pobres que se le recuerda al Real Madrid en los últimos años, el conjunto castellonense se hizo con el triunfo gracias a una primera parte de acoso y derribo ante el Madrid de la encerrona en el área y el pelotazo sin sentido. La segunda mitad no fue suficiente para solucionar el desaguisado. El equipo estaba partido, no había sistema ni confianza entre las piezas.

Con pie y medio fuera del equipo blanco, Benítez regresaba a Mestalla con el objetivo de lograr un triunfo que le mantuviera en el alambre que era en ese momento su cargo en el Real Madrid. Un empate con decisiones arbitrales dudosas fueron el detonante de la destitución del técnico madrileño, que dos días después del encuentro dejaba su puesto a Zinedine Zidane.

Confianza en el proyecto inacabado de Zidane

Esperanza, idolatría y buen juego. La llegada de Zidane al banquillo blanco se vio como una nueva etapa de prosperidad para el Real Madrid después del fiasco de Benítez. Los jugadores cambiaron sus caras y se implicaron desde el primer momento, pero la temporada ya estaba avanzada y un proyecto nuevo requería de mucha adaptación. El empate en el Benito Vilamarín ante el Betis lo dejó claro, en el primer encuentro con complicación después de dos goleadas caseras frente a Deportivo y Sporting.

La reválida del derbi madrileño se tomó con ganas por parte de la afición blanca, necesitada de buenas noticias de cara al tramo final de campaña. Lleno hasta la bandera y confianza en un equipo entrenado por uno de los grandes ídolos del madridismo, pero la realidad era distinta. Un entramado laberíntico de Simeone desesperó al Real Madrid, que a pesar de volver a verse superior, acabó cayendo ante su público en la segunda derrota – 0-1 –  de calado ante el otro grande de la Liga.

Zidane no podía hacer milagros, y los ánimos terminaron por decaer al ver que el Barcelona se marchaba por más de diez puntos y decía adiós a sus rivales por la Liga. Al Real sólo le quedaba la Champions League, pero la confianza no era la necesaria. Solvencia para superar los octavos ante la Roma, un sorteo beneficioso con el Wolfsburgo como rival y el bálsamo del triunfo en el Clásico parecían la solución para la resurrección blanca, pero esta derrota a manos del octavo clasificado de la Bundesliga ha devuelto a la realidad al Madrid.

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