Última jornada de test en Barcelona

Ferrari se luce, Mercedes se esconde y McLaren se hunde

El Ferrari de Kimi Raikkonen, por delante de Fernando Alonso, de McLaren-Honda (Getty)
El Ferrari de Kimi Raikkonen, por delante de Fernando Alonso, de McLaren-Honda (Getty)

Una reedición de alquitrán del western El bueno, el feo y el malo se dejó caer por las últimas horas de test en Barcelona. Tres escuderías históricas: dos leyendas y una que no se cansa de ganarles. La reciente promesa y el continuo desastre son los seudónimos de dos viejos pistoleros: Ferrari y McLaren. Uno que lucha por seguir disparando, intentando afinar el tiro; y otro que se ahoga en su propio vómito de palabras.

El bueno fue Ferrari. Se disfrazó Kimi de Clint Eastwood llevando el SF70H al mundo soterrado del 1’18». Una torbellino que duró una hora, en un prueba de clasificación, donde marcó varios 1’19» bajos. El jueves, Vettel, ya demostró que su ritmo de carrera es brasileño. O, por lo menos, mejor que el de Red Bull. Los de Milton Keynes necesitan un poco de taurina en el motor Renault: llegará en Australia, dicen.

El feo fue Mercedes… y no por el físico de su W08. Utilizando un discurso de falsa humildad, donde ellos no son los favoritos, ni rodaron mucho ni marcando tiempos. Se esconden entre Ferrari, a su vera, esperando hacerles daño en cuanto llegue Australia. La sensación general es de sospecha… y alerta.

El malo volvió a ser McLaren-Honda. Una palabra que es polisémica según el contexto: aquí no es de despiadado, aquí es de ineficiencia. Dos banderas rojas, provocadas por un fallo eléctrico, en menos de 40 minutos, tandas muy cortas, no más de 5 giros seguidos, sólo 43 vueltas y un tiempo mediocre con en el ultrablando. Un despropósito que apesta a 2015.

Carlos Sainz despertó a un STR12 que promete en lo aerodinámico… pero que espera la evolución de su motor Renault. La fiabilidad se le escapó en una ocasión -provocaron una bandera roja- pero rodando 132 vueltas. Una excusa aceptable si se mira el rendimiento: tercer mejor tiempo, 1’19″837, a 1,2 segundos del crono de Raikkonen.

La bandera ajedrezada se alzó entre un paraíso de luces ocre que ya pide un receso hasta Australia. La sala de prensa se fue desnutriendo, con algún ‘se acabó’ resonando de fondo. El silencio fue creciendo en una pista que hibernará para la Fórmula 1 hasta mayo. Allí ya no habrá mentiras, engaños ni falsos discursos: sólo realidades.

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