Champions League 2018-19: Atlético de Madrid - Mónaco

El Atlético pasa a octavos con estilo

El Atlético de Madrid se impuso 2-0 al Mónaco y certificó su pase a los octavos de final de la Champions League

Koke, con la ayuda de un defensor, y Griezmann fueron los autores de los goles del Atlético de Madrid

El Atlético pasa a octavos con estilo

El Atlético de Madrid se impuso por 2-0 al Mónaco gracias a los goles de Koke -ayudado por un defensa- y Antoine Griezmann, lo que vale a los del Cholo Simeone para clasificarse matemáticamente a los octavos de final de la Champions League. Además, regresaba a ‘su casa’ Radamel Falcao, que comenzó el partido como suplente y terminó fallando un penalti ante su ex afición.

Hace casi un año se mascaba la tragedia el Metropolitano. El Atlético quedaba eliminado de la Champions por sus tropiezos frente al Qarabag y pasaba a la «mierda de Europa League», como diría el eterno capitán Gabi. «Bendita mierda», que dirían otros después de ganarla, que hay que recordar que trajo consigo meses después la Supercopa de Europa contra el eterno rival. Pero esta temporada la historia es muy diferente. La final de la máxima competición continental se juega en casa y los de Simeone quieren estar ahí, así que tocaba hacer los deberes contra el Mónaco.

Sonaba el himno de la Champions League mientras en el centro del campo se ondeaba el balón estrellado y los veintidós protagonistas ya estaban sobre el terreno de juego. Algunas ausencias notables, como la de un Falcao que fue homenajeado minutos antes por parte del Mónaco y Saúl en el bando colchonero. Así, el Cholo Simeone salía con Oblak en la portería, Arias, Savic, Lucas y Filipe en defensa y con Thomas, Rodri, Koke y Lemar en la medular. La dupla atacante para certificar la clasificación a la siguiente ronda estaba formada por Antoine Griezmann y por Angelito Correa. 

Arrancaba el partido y continuaba entrando gente. Los más rezagados tuvieron que enterarse del primer gol en la fila para acceder al estadio cuando rugió el Metropolitano. Pasaba el primer minuto y Koke, más sólo que el náufrago sin Wilson, tuvo tiempo para prepararse y chutar a puerta. Badiashile se entrometió en la trayectoria del balón, desviando el cuero y batiendo a un Benaglio ya vencido. Alegría en el bando colchonero y depresión para Thierry Henry. Como si no fuera suficiente marchar penúltimo en la liga francesa.

Griezmann sentencia

Presionaba el Atlético a un Mónaco que tenía menos peligro que Torrente delante de una ensalada. La juventud e inexperiencia de los monegascos permitían a los rojiblancos vivir un partido tranquilo. Más aún Jan Oblak, que se ducharía al término del partido por higiene, no porque se haya ensuciado mucho tratando de evitar el tanto visitante. En definitiva, los del Principado eran una hermanas de la caridad. Una gran triangulación entre Griezmann y Correa terminó con el argentino asistiendo al de Macon, para que con el exterior de su bota diera un pase a la red. El galo cambió su celebración del Fortnite por hacer yoga con su compatriota Lemar.

Segundo gol de la tarde-noche, porque con este horario más propio de la Europa League uno no sabe ni lo que es. Aún así, el Metropolitano lució una buena entrada y los presentes disfrutaban de un buen partido del Atlético, ahora que vuelve a estar de moda hablar de su estilo de juego. Tal vez por la intensidad liliputiense del adversario, tal vez por los mandamientos del Cholo Simeone, el Atlético no desfallecía ni un minuto en busca de asegurar la victoria. Pero esta vez, gustándose, además, obviamente, de presionar, defender, bregar y jugar como un equipo.

Con el 2-0 se llegaría al intermedio. Un resultado que dejaba al Atlético clasificado para los octavos de final de la Champions League matemáticamente a falta del partido que queda por disputarse en Brujas, que tampoco será un trámite, ya que los del Cholo Simeone se jugarán el liderato del grupo. Volvían los jugadores al campo a la misma vez que se presentaba la rasca en el Metropolitano. Pero no regresaba Koke, que se quedaba en el banquillo y entraba en su lugar un Vitolo que continúa sumando minutos y que quiere encontrar la regularidad que le ha faltado desde que llegase el pasado mes de enero.

Falcao vuelve a ‘casa’

El guión del partido era el mismo que en el primer acto. Lo único que fue capaz de romper la monotonía en el Metropolitano fue la entrada de Radamel Falcao. Ya con todo el público en sus asientes, no como en el homenaje, la afición colchonera le dedicó una gran ovación y el cántico que resonaba en el Vicente Calderón cuando el colombiano veía portería -que no fueron pocas- con sus características greñas y su rugir de tigre.

Cierto es que el Mónaco espabiló con la salida del cafetero. Como si ganaran en confianza sabiendo que Falcao estaba ahí. Ni cinco minutos tardó en tener la primera. Recibió la pelota, se giró ante la presión de Savic y mandó el cuero directo a las manos de Oblak. Ni que tirarse tuvo el esloveno. Segundos después Griezmann rozó el tercero, evitado tan solo por las uñas de Benaglio que llegaron a tapar la escuadra. El que saltó para lograr su primer gol con la rojiblanca era Kalinic, que sustituyó en la siguiente jugada a Lemar.

Para entrada al campo la de Kephren Thuram, hijo del mítico defensa francés que pasó por la Juventus o Barcelona. Debutaba en Champions, pero a pesar de faltar media hora para el pitido final, todo el pescado estaba vendido en el Metropolitano. Para agotar los cambios, el Cholo Simeone decidía dar unos minutos a Saúl en detrimento de Correa, que estaba apercibido de sanción. Al fin y al cabo, las sustituciones eran lo único interesante en el feudo colchonero.

Un triste tigre

Pasaban los minutos y el Mónaco seguía en esa línea ascendente aunque sin demasiado peligro para rozar el gol. La buena defensa del Atlético y el pobre poderío atacante de los monegascos dejaban la portería de Oblak intacta. Mientras, Vitolo ofrecía un buen nivel en la banda derecha, tratando de demostrar a Simeone que las lesiones ya son pasado y que puede cumplir con lo que se espera de él.

Todo parecía que finalizaría así, pero le faltaba algo de chispa a esta segunda parte. Savic desviaba con la mano un disparo de Tielemans, y el colegiado no dudaba al señalar la pena máxima. El central recibía la segunda amarilla -tenía antes una por una miniagresión a Raggi- y se iba a las duchas. Obviamente, Falcao era el que agarraba la pelota para ponerla en el punto de cal y lanzar una de sus especialidades. La presión, la melancolía, que le acompaña el estado de forma de su equipo…¿quién sabe? Mandó fuera el balón y todas las esperanzas de los suyos de meterse en el partido. 

Partido que finalmente acabaría 2-0. Victoria que sirve al Atlético de Madrid para clasificarse para los octavos de final de la Champions League. Ronda a la que quieren acceder como líderes para estar en el bombo de los campeones de grupo. Como campeones también quieren acabar siendo en esta competición que cuya final se juega en su casa.

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