FÓRMULA 1

Carlos Sainz se rebela contra los comisarios del GP de Singapur

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Carlos Sainz se muestra indignado por el trato recibido por los comisarios durante el Gran Premio de Singapur. (Getty)

Carlos Sainz ya había avisado que el Gran Premio de Singapur era la mejor oportunidad que le quedaba a Toro Rosso para conseguir puntuar esta temporada. El rendimiento menguante del monoplaza italiano le hace pensar al madrileño que salvo que haya una carrera extraña, en el resto de trazados que quedan para acabar el mundial es imposible que logre un resultado de campanillas. Ésta es la principal razón por la que Sainz se mostraba especialmente decepcionado al acabar la carrera del domingo.

Si hay algo que molestó especialmente al piloto es que los comisarios le obligasen a detenerse tras su toque con Hulkenberg en la salida para arreglar los desperfectos de su monoplaza. La mala salida de Verstappen hizo que varios pilotos le tuvieran que esquivar como mejor pudiesen. Por desgracia, en esas maniobras evasivas Sainz y Hulkenberg se tocaron. El germano abandonó en ese momento, mientras que Sainz vio como uno de los deflectores laterales de su Toro Rosso quedaba dañado, con evidente peligro de salir volando.

Ante esta tesitura, los comisarios del GP de Singapur sacaron al español la bandera negra con un punto naranja en el centro, que obliga a pasar por boxes para arreglar los daños del monoplaza. Bajo el punto de vista de Sainz, esta acción fue totalmente injusta. “Creo que incluso con los daños, teníamos buen ritmo. El problema fue que tuvimos que parar demasiado pronto. No sé por qué, ya que no había nada peligroso en el coche y no estaba poniendo en peligro a nadie, pero me vi obligado a parar y cuando lo haces al principio de la carrera, estás detrás de todo el tráfico y tu carrera está arruinada”.

Sainz no hubiese puntuado

Aunque los comisarios hubiesen hecho la vista gorda ante este problema, Sainz no hubiese acabado la carrera mucho mejor. Durante la misma, una avería le dejó sin la parte eléctrica del motor, lo que supone un déficit de casi 200 CV de potencia. Sin ellos, es absolutamente imposible tener un ritmo siquiera parecido al del resto de la parrilla. Tal y como dijo Carlos al acabar la carrera, “el día que tenía que salir todo perfecto, sale al revés”.

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