Fórmula 1: Gran Premio de Bélgica

La evolución de Honda que hace soñar a Fernando Alonso y McLaren

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Fernando Alonso y su McLaren-Honda durante el GP de Alemania. (Getty)
Ignacio L. Albero

Una revolución discreta para una unidad de potencia que siempre coquetea con salir del catálogo de la competitividad. Escondidos desde su nacimiento, continúan buscando su particular ajuste de cuentas con un mundo que lleva riéndose de su ingeniería durante temporada y media. Honda ha pasado de la playa y cualquier atisbo de juerga estival para ver el sol desde alguna recóndita ventana de Sakura. Trabajar, trabajar y trabajar.

Es la filosofía de una cooperativa de conveniencia: McLaren, Honda y Fernando Alonso. Un big three que se ha malacostumbrado a sufrir desde sus esponsales. No hay siquiera constancia de atisbo de felicidad entre ambos, a pesar de los intentos frustrados de aparentar paciencia y normalidad. Lo suyo es una vuelta al cole constante: ilusión en cada nuevo gran premio; frustración por los resultados de siempre.

Como diría Coldplay en su himno Fix You: nadie dijo que iba a ser fácil. Jordan Belfort comenzó Stratton Oakmont en un garaje y Amancio Ortega tejiendo bufandas en su casa. Honda se ha vuelto a liar la manta a la cabeza para resurgir, parece, y colarse en la zona noble de la parrilla. Se acaban las vacaciones y los trabajos parecen satisfactorios, a priori: 7 de sus 10 tokens gastados.

Las mejoras se han ido sucediendo a lo largo de este 2016, buscando estabilizar los mil y un problemas de su unidad de potencia. El principal: la regeneración de energía. Se completó el programa en Canadá y ahora llega el momento de darle rock&roll al Honda: más potencia en forma de caballos.  El ICE -motor de combustión interna- recibirá cinco tokens: modificaciones en la cámara, en los sistemas de entrada, con el complemento de la nueva gasolina procedente de ExxonMobil. Aparte, también se ha implementado el turbocompresor, centrándose en el incremento de la eficiencia.

Ascensos a niveles técnicos que acercan promesas pasadas que hablaban de podios y victorias. No será, salvo milagro, en este tedioso 2016. La estancia en el garaje de los puntos se alarga un poco más. Lo que sería un pequeño paso para Mercedes o Ferrari, es uno de gigante para Honda. En 2017, como advierte Wolff, quizá, será otra cosa…

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