MARCÓ UN 10.07

Bolt comienza los 100 metros de paseo

BOLT
Usain Bolt entra en la meta más que relajado. (AFP)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

¿Se acuerdan de cuando de pequeños jugábamos al corre que te pillo? Pues Usain Bolt quiso jugar a eso en su estreno en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, los de su despedida, en su estreno en los 100 metros lisos. El plusmarquista mundial y dos veces campeón olímpico de la distancia se estrenó ganando su serie preliminar tras marcar un 10.07 que poco o nada dice a los analistas, pero con el que le valió para pasar de ronda sobrado.

El mejor tiempo de los favoritos en la toma de contacto lo marcó un Justin Gatlin (10.01) al que se le vio más fino de peso que en citas precedentes. Johan Blake, el llamado a ser sucesor de Bolt, emuló a su compatriota entrando con carrerilla de juez de línea y marcando un 10.11. Aunque parecía que a eso iban a jugar los favoritos –a ver quien empezaba a dejar de correr antes de la meta–, Bolt introdujo una nueva modalidad. Salir como una tortuga –casi le da tiempo a tomar un café– y alcanzar por el camino a sus rivales para acabar mirando como un obseso el crono desde la calle seis.

Eso fue lo que hizo el jamaicano en una puesta de escena que tuvo como momento culminante su complicidad con el público. Al calor inicial de los aplausos respondió teatralizando con su timidez tapándose la cara. Luego pose de Bolt fue mutando a su clásico ritual de poner sus dedos en dirección al cielo, santiguándose y finalmente besando su medalla al cuello. El mejor atleta de todos los tiempos no dejó atisbo para ninguna duda cumpliendo las dos misiones esenciales que fue a hacer al estadio olímpico: ganar sobrado e intimidar a sus rivales.

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