EUROCOPA 2016 CUARTOS DE FINAL: GALES 3-1 BÉLGICA

Bale logra el milagro: ya está en semifinales y huele a Balón de Oro

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Bale celebra la clasificación de Gales para las semifinales de la Eurocopa. (Reuters)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Machada antológica de Gales, que remontó un 1-0 a Bélgica y acabó ganando por 3-1 para lograr lo imposible: meterse en las semifinales de la Eurocopa. Allí, Bale se enfrentará a la Portugal de su amigo Cristiano Ronaldo.

Bélgica arrancó como si Usain Bolt se hubiera dejado en casa el gas abierto: a toda leche. Encerró a Gales en su área y apenas tardó seis minutos en generar una triple ocasión que desperdiciaron primero Carrasco, después Meunier y finalmente Hazard. Dos paradones de Hennesey y una salvada bajo palos evitaron un tempranero gol belga.

Pero los diablos rojos querían pasaportar el partido por la vía rápida con un Hazard desatado. Lukaku tuvo la suya a la salida de un córner y respondió Bale con una diagonal cuyo disparo se fue al lateral de la red. Pero a los 12 minutos apareció Nainggolan para soltarse un disparo que era un misil desde más de 25 metros y que se coló por la escuadra del portero galés.

Bélgica encarrilaba los cuartos merced a un arranque demoledor, pero Gales no había llegado hasta los cuartos para rendirse al primer revés. A Bale y sus compañeros hay que darles muchos sopapos para que besen la lona. En el minuto 25 la selección de Coleman mereció el empate, pero Courtois sacó bajo palos una mano salvadora.

Gales siguió a lo suyo, con un poderoso Bale que se echaba al equipo a la espalda en cada galopada. Y a la media hora los galeses obtuvieron el premio a la constancia, como Rajoy, y empataron el duelo con un gol de Williams a la salida de un córner. Los aficionados galeses celebraban el gol como si hubieran ganado el Mundial de Rugby.

Bélgica jugaba a replegarse y el partido era de Gales, lo que son las cosas. Bale se marcó otra carrera memorable marca de la casa, pero su disparo algo centrado lo atrapó abajo Courtois. El centro del campo belga había desaparecido y los de arriba no la olían. Wilmots se desesperaba en el banquillo.

Los irreductibles galeses

Al descanso firmaron tablas y en la reanudación Bélgica volvió a apretar. Lukaku tuvo en su cabeza el 2-1 tras un centro medido de Meunier, pero su remate se fue desviado. Es la precisión que le falta a este potente delantero para jugar en un grande de Europa. En el 50 tuvo la suya Hazard, después de una maravillosa diagonal marca de la casa, pero su disparo se fue algo cruzado.

Bélgica volvía a dominar el juego y sufría Gales. Pero los galeses son irreductibles y marcaron el segundo en un jugadón impresionante. Lo arrancó Bale con un pase largo medido, al estilo de los que daba Xabi Alonso, que pinchó perfectamente Ramsey. El centrocampista del Arsenal la puso al área y allí Robson-Kanu hizo una maniobra de delantero centro de toda la vida, se revolvió, sentó al central belga y batió con fuerza a Courtois.

Gales lograba otra vez lo imposible. Bélgica lo intentó más por obligación que por convicción, pero los galeses comandados por Bale y Ramsey, sus Batman y Robin, creaban peligro en cada contragolpe. Su esfuerzo era encomiable y tenían el partido justo donde querían a falta de 25 minutos para lograr una hazaña increíble e histórica.

Sobrevivía Bale, ordenada y pertrechada atrás, las acometidas de una Bélgica que buscaba el empate a la desesperada y con precipitación excesiva, aunque aún le quedaban 20 minutos de partido. El Pelocho Fellaini tuvo en su cabeza el 2-2 pero su remate se fue por un palmo a la izquierda de Hennesey.

El país de las maravillas

Gales era un frontón y Fellaini, jugando ya como falso nueve, una amenaza constante en todos los balones aéreos. Resistían los de Coleman con una encomiable capacidad de sufrimiento y una solidaridad propia de misioneros. El asedio belga era constante pero les iba comiendo el reloj. Estábamos ya en el 83.

Y entonces, cuando nadie lo esperaba, Gales logró el tercero. Otro golazo. Fue un centro maravilloso de Gunter, que cabeceó a la perfección Voke como si fuera el mismísimo Cristiano Ronaldo. Los galeses alucinaban en la grada con la machada de sus compatriotas. Los de Coleman cerraban el partido y conseguían que País de Gales fuera el País de las maravillas. Ahora, que pase el siguiente, que será nada menos que la Portugal de Cristiano Ronaldo. Los dos cracks madridistas se verán las caras.

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