Los López ganan a los Bryan y sellan el doblete español en Roland Garros

Los López, Feliciano y Marc, pudieron con los Bryan, Mike y Bob. Visto así puede sonar a partido de dobles de sábado por la tarde en una urbanización de pijos, pero en realidad la victoria de la pareja española en la final de dobles de Roland Garros es un hito histórico.

Primero porque es la tercera vez en la historia que una pareja de tenistas de nuestro país conquista un torneo del Grand Slam. Los anteriores fueron Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal, los Zipi y Zape del tenis español, que lograron el Open USA de 1988 y el Roland Garros de 1990. Feliciano y Marc, los López, suceden a la mítica pareja española en este palmarés.

Segundo, porque ni Feliciano López ni Marc López habían conquistado nunca un título de Grand Slam en ninguna categoría. De hecho, Feli se estrenaba en una final de este tipo de torneos Open. Y fue el MVP del partido. Feliciano fue el único tenista de los cuatro que jamás cedió su saque y sostuvo con su servicio a la pareja española en los momentos difíciles.

Mención especial también para Marc, sólido desde el fondo de la pista y un martillo pilón al resto, que fue capaz de tirar de Feliciano, siempre tan dado a despistarse con el vuelo de una paloma y a irse de los partidos.

Y tercero, porque ganaron nada menos que a los gemelos Bryan, la mejor pareja que haya pisado jamás una pista de tenis. Los norteamericanos pueden presentar un palmarés increíble con 112 títulos entre ambos. Sin duda son los mejores doblistas de la historia y los López pudieron con ellos en un partido con intensidad y tenis del bueno.

Los López, Marc y Feliciano, pusieron la directa en el primer set, que dominaron por 6-4 después de mantener su servicio y aprovechar un break. En el segundo los Bryant resucitaron y consiguieron llevar el partido al tie-break, donde la pareja española tuvo un match-ball al resto. En el tercero y definitivo Marc y Feliciano rompieron dos veces consecutivas el servicio de los Bryan para acabar ganando por 6-3 en un partido que se fue casi a las dos horas y media.