El Madrid consuma su naufragio en Euroliga tras caer con el Fenerbahce

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Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Si Zeljko Obradovic hubiese soñado un rival y un escenario para llegar a la Final Four no hubiera atinado tanto. El Fenerbahce cayó la pasada temporada en la Final Four a manos del Real Madrid en el Palacio de los Deportes. La revancha del técnico serbio se consumó (63-75) como un jarro de agua fría en unos blancos que nunca han tenido el viento a favor en esta Euroliga. La misión de remontar un 2-0 en contra era utópica, pero los pupilos de Pablo Laso no estuvieron ni cerca de inquietar al aspirante número uno a ser campeón de Europa.

El Real Madrid salió agarrotado. Quizá por la presión, quizá por el baño del segundo partido o quizá por la tardía llegada del público, el equipo de Pablo Laso no se encontraba consigo mismo. No acertaban con los triples (1 de 13 en la primera mitad), no había fluidez en la circulación de balón y, por no entrar, no entraban ni las mandarinas de Llull. La buena noticia era que el Fenerbahce salió relajado, pese a las broncas de Zeljko Obradovic. Hasta Florentino Pérez escuchó los gritos del técnico serbio, que tenía a un equipo médico pendiente de su salud.

Los blancos necesitaban una revolución porque los turcos amenazaban con no esperarles en el segundo cuarto. Laso removió el banquillo y la pizarra. Sacó al jovencísimo Luka Doncic y puso una zona con tres jugadores arriba. Ese mínimo cambio ocasionó que el Fenerbahce se bloqueara. El Madrid soltó la barba de Sergio Rodríguez y éste se desató hasta poner al Madrid por delante por 25-24. Los turcos, sin embargo, contaban con los triples como principal aliado para poder irse con tres puntos de ventaja al descanso.

El Madrid salió motivado del túnel de vestuarios e intentando intimidar a su rival con un parcial de 5-0. Obradovic ordenó a los suyos apretar en defensa y buscar a su protegido Bogdan Bogdanovic. Los blancos encallaron mientras el escolta serbio lideraba un parcial de 0-14 con ocho consecutivos del insolente jugador. El Madrid entró en un periodo de nerviosismo culminado con la clásica falta técnica a Pablo Laso y el Palacio cantando “manos arriba esto es un atraco”. El Madrid tocaba fondo al final del tercer cuarto con 14 puntos abajo.

El Madrid se encomendó a la heroica de los Sergios para intentar dar la vuelta al partido a base de triples imposibles. Ya se sabe que quien muere del triple, también puede resucitar de él. Los locales, tras estar 17 abajo, recortaron a ocho puntos la ventaja a cinco minutos del final. Obradovic entró en ebullición viendo que su objetivo se podía venir abajo. Echó la bronca a Datome y a Dixon para que dejaran el efectismo y fueron de nuevo cuchillas. La ventaja regresó a los 14 puntos. El Madrid se queda por segunda vez en cinco años fuera de una Final Four.

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