Entrevista

Vega: «Nado a contracorriente, y me han puesto zancadillas, pero siempre hay esperanza»

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Vega, durante su entrevista con OKDIARIO. (Vídeo: J. Yela y E. Falcón)

Acaba de echar a nadar su séptimo álbum —sexto original— y, como siempre, parece repleta de ímpetu. Si hay alguien convencido de lo que hace, si hay alguien que sólo hace aquello de lo que está convencido, ésa es Vega. La cantautora recibe a OKDIARIO en las oficinas de Subterfuge Records, en la calle Almirante de Madrid, un piso repleto de entradas, pegatinas, posters, portadas y todo tipo de afiches musicales por las paredes y los muebles. ‘La Reina Pez’ está en su medio, acelerada como quien ha acumulado mucha energía y ha escuchado el pistoletazo de salida.

Como siempre con ella, nunca se sabe cuándo darle al botón a la grabadora, cuándo acaba la charla iniciada de un modo casual con Mercedes y da comienzo la entrevista con Vega. Estábamos hablando de su imagen cuando el periodista advierte que sí, que sigue el buen rollo, pero que esto ya no es sólo un diálogo de quien escucha con interés la respuesta a un ‘cómo estás’, que esto entra dentro de la entrevista a la artista…

«…ayer decía que esa foto estaba un pelín retocada para quitarme de encima esta extrema delgadez que no me gusta. Lo digo, que no me gusta, y que tengo dificultades para engordar. La respuesta idónea es que sí me importa la imagen que doy a la gente. Pero no sólo en lo físico, sino de ser consecuente con lo que digo y hago. Soy consciente del público que tengo y aunque todos queremos darnos caprichos, yo tengo que predicar mucho con el ejemplo, porque hay gente muy joven que me sigue. A veces te conviertes en referente para gente muy joven, y eso es una cosa que tengo muy grabada de siempre. Y ahora que soy madre, pues mucho más».

P.– Bueno, empecemos con las preguntas preparadas… ¿Por qué ‘La Reina Pez’ es tan importante, y por qué te ha costado tanto este proyecto?

R.–Mira, ‘Non ho l’età’ y ‘La Reina Pez’ eran dos discos que se iban a grabar simultáneos… sólo que me enteré de que estaba embarazada y, como todas las embarazadas, me mareo, vomito, y eso no son condiciones para grabar un disco. Así que se retrasó el tiempo en que nació mi hija, seguí preparando cosas mientras estaba embarazada… Y luego, una vez que estás en el proyecto y te pones a grabar, es verdad que en ‘La Reina Pez’ no me apremiaba la prisa por sacar algo de cualquier forma, y nos dio tiempo para preparar algo que tuviera coherencia con el concepto que yo tenía del álbum. De ahí el packaging complicado, unos retos que nos marcamos, que hemos conseguido, pero que bufff…

P.– ¿Y cuál es esa idea?

R.– En lo musical mis objetivos están cumplidos, luego ‘La Reina Pez’ gustará o no, pero yo estoy satisfecha: quiero tener un sonido distinto. No reinventarme, sino evolucionar dentro de lo que soy… de lo que es Vega, mi sello como autora y como letrista. Y esto es importante, siempre se destaca mi labor como letrista, pero yo soy compositora también de la música. Y eso queda en un segundo plano. No sé si tiene que ver un poco con que a las mujeres se nos asocia más con escribir bonito, y que dejamos la parte musical para los chicos…

P.– ¿Tú crees?

R.– Puede ser, ¿eh? El caso es que soy compositora de la música con Kike Fuentes, y productora del disco con Sebastian Krys. Así que en la parte sonora está el resultado que yo quería. Y en la parte de los mensajes, es un disco de los peces, que viven donde viven, en los ríos, en los mares… Y a mí me preocupa mucho el devenir del planeta. No soy una activista, pero cuando pongo el telediario, tanto a nivel medioambiental como social, me remueve todo lo que pasa hasta un punto de sufrir y pasarlo mal. Y como te decía antes, soy una persona que cuida todo, la imagen que da, lo que dice, cómo hace, así que de repente pensé que el formato de este álbum yo quería dárselo manuscrito, de mi puño y letra. Y esa idea derivó en la presentación… y empiezas a investigar, y descubres que el papel reciclado no deja de tener su proceso industrial, que no es del todo eco… ¡¿Qué es lo más eco?! Y entonces llegamos al papel piedra, con la dificultad de que nunca se había hecho un libro-CD con tapa dura, impreso, con encolado vegetal… las pruebas han sido como de cuatro meses, viviendo el parto entero del disco, con la dificultad de que nunca se había hecho una cosa así. ¡Y lo hemos conseguido!

P.– ¿Y no es muy loco en esta época en que casi no se venden discos?

R.– Sí. Lo explico en el libreto. Efectivamente, a nosotros nos cuesta muchísimo más pero al planeta le cuesta menos. Ése es el objetivo. Obviamente, hay una parte de este proyecto que se ha podido hacer porque ha habido mecenazgo alrededor. Un artista independiente, en un sello independiente como La Madriguera y Subterfuge… lanzar un álbum con estas calidades a este nivel de packaging, de grabación, los estudios… es un álbum que pocas ‘majors’ sacarían. Requiere encontrar aliados por el camino, gente que tenga una preocupación en sintonía y que dé credibilidad a tu proyecto creyéndose que eres una artista que va a secundar eso. Así que encontramos la imprenta de Tomás Hermanos en Madrid, la que se arriesgó en un tiempo récord, una empresa de Madrid, y familiar, lo que añadía sus valores al disco. El disco más cuidado no puede estar.

P.– ¿Y lo de presentación entre vinos?

R.– Pues Ponte da Boga tiene un proyecto muy bonito, que se llama Riverside, en el que apoyan distintas disciplinas artísticas. Y hacen mecenazgo cultural ayudando a que la creatividad de los artistas sea posible y dándoles un entorno favorable para hacerlo. Les presenté el proyecto, les gustó, y se ilusionaron: buscaron entre sus propios proveedores de etiquetas para los vinos, para ayudar en el proceso… Es decir, aquí ha habido una imprenta, una bodega y dos productoras independientes trabajando para que esto sea posible.

P.– Sentirás un orgullo infinito.

R.– Siento orgullo infinito, sí. Al punto de que en presentaciones, a veces me da un punto de emoción y de llorera y me la tengo que contener. Porque es una cosa muy feliz…

P.– Oye, ¿y qué se ha quedado fuera del material que en un principio ibas acumulando?

R.– Pues mira. Por primera vez en mi vida hay pocas cosas fuera. He contado con un tiempo extra del que normalmente no sueles disponer entre disco y disco, y te toca decidir con las canciones rápido. En el proceso de selección de este álbum, cuando llegamos a ‘La Reina Pez’ ya había previamente seleccionadas exactamente nueve canciones. Así que lo único que tenía que hacer era decidir sobre, de las que quedaban, cuál iba a entrar y cuál no. De hecho, normalmente mis discos tienen 11 canciones y éste tiene 12. Y fue algo natural, repasando las canciones con el tiempo extra que tuve vi que las había que en estos dos años se habían quedado fuera de la onda que quería. Luego, por ejemplo, ‘Peces’ es la última canción que he escrito, y es la que tiene una carga más social de todas… es super reciente y lejos de dejarla fuera porque tenían que ser 11, que es lo normal, pues decidí que iba a haber 12 y que fuera dentro. No tuve que hacer ningún ejercicio de sufrimiento, estaba claro.

P.– Después de escuchar los primeros sencillos, mi idea era preguntarte si las canciones de desamor son las más fáciles de escribir, pero dándole al disco completo unas cuantas veces, lo que he visto es esperanza…

R.– ¡Qué bien! [risas] Es un comentario que te agradezco un montón porque… en uno de los videoclips que estábamos grabando, con dos amigos que tengo simpatiquísimos, David y Manolo, me decían «amiga, es que tus canciones, algunas matan». Y no, perdona. En mis canciones siempre hay una puerta abierta a la esperanza. ¡Siempre! Yo soy una nostálgica, que es algo distinto a una canción triste. Mis canciones son nostálgicas, a veces son crudas, pero siempre hay una puerta a la esperanza. De verdad que a conciencia, a la hora de componer, está.

P.– Hay canciones claramente personales…

R.– Sí… más personales que nunca.

P.– …y luego hay algunas que no parecen encajar en tu momento vital, como ‘Sally’ o ‘Haneke’. ¿Hay algo de autobiográfico ahí o son historias?

R.– Mira, en ‘Haneke’ no. Es un ejercicio que nace de que el director de cine Michael Haneke en sus obras, a nivel plástico, estético, las historias que cuenta y cómo las cuenta siempre me impacta y me hacen estar llorando una semana. Y como todo lo que me impacta, me mueve para escribir una canción. La llamé ‘Haneke’ porque me impactó tanto la película ‘Amor’ que decidí llevar imágenes de esa película a otra historia completamente distinta, ponerlas mucho más en positivo. Aunque no lo parezca. Porque en ‘Haneke’ de lo que hablo es de que en un problema de pareja, siempre tienes la opción de olvidar y perdonar. Ahí no hay nada de autobiográfico, salvo el denominador común de mis canciones, que cualquiera puede vivir una situación parecida…

P.– ¿Y ‘Sally’?

R.– ‘Sally’ sí que tiene algo de autobiográfico. La persona que canta ‘Sally’ es la propia Sally, viéndose a sí misma y que los sueños, efectivamente, no es que cambien, sino que evolucionan con la persona al paso de los años. Tú podías soñar una cosa a los 20 años que eso, conforme vas viendo el mundo en el que estás, vas madurando, esos sueños se modulan contigo. Lo que vengo a decir es que si “todos preguntan por Sally” es que quizá hay quien se pregunta “dónde está la Vega del primer disco”. Porque eso también pasa, hay quien se enamora de tu primer disco, lo coloca ahí como un tótem inamovible…

P.– …¡no cambies!…

R.– …no cambies. Hay una frase fundamental en la canción que es que “yo la vi partir, no se lo impedí”. Es que es una cosa voluntaria. Y el título viene de la canción ‘Don’t look back in anger’, de Oasis. Porque me gusta mucho, y cuando estaba escribiendo la canción, los nombres españoles que acaban en ‘y’ en femenino no me cuadraban mucho [risas].

P.– Oye, volviendo a ‘Haneke’ y a ver si me cuelo un poco en tu vida. ¿Tú has matado algo porque era tuyo también?

R.– No. No creo en eso. En el sentido literal, nunca jamás. En el sentido figurado, mato muchas cosas a diario. Todas esas cosas que son negativas. Mato la desidia, la falta de ganas, todo aquello que puede nacer en el interior de una persona que le puede hacer no ser luchadora. Y mato todo que vaya en contra de la esperanza, todavía sigo creyendo en la capacidad del ser humano de que igual que ha evolucionado para ser tan tecnológico, tendrá la capacidad algún día de ver que el 99% de los problemas que suceden en el mundo ahora mismo están motivados por el propio ser humano. Como digo en muchos vídeos o posts en mis redes es que, aunque creamos que no, todos podemos poner nuestro granito de arena. Y yo trato de actuar en consecuencia.

P.– ¿Hay algo que no habrías conseguido sin alguien?

R.– Todo. Yo no he conseguido sola nada. Y mira, algo quizá más difícil de entender: hay gente que me ha hecho cosas malas que me ha ayudado a conseguir cosas. Quien me puso la zancadilla, me ha hecho mucho más fuerte. Así que imagínate la gente que no te das cuenta de que te está haciendo nada y en realidad te está haciendo mucho bien. No, no he conseguido nada sola. En mi caso concreto, tengo un referente que es la familia, que siempre va a estar ahí, que me ha ayudado mucho, y me sigue ayudando.

P.– Hace un año, con ‘Non ho l’etá’, hablamos un poco de feminismo, de tu condición de mujer…

R.– …¿y has visto cómo seguimos con el mismo problema?

P.– …en este año han pasado cosas, ¿te las crees?

R.– Las vivo igual que hace cinco años, y que hace diez. Y si tiras para atrás, peor aún. Creo que lo que pasa es que se ha hecho mediático. El problema existía igual. Te diré que ahí hay una reacción necesaria, pero como todo lo que pasa en lo mediático, es ‘overreaction’. Hasta un punto de que puede llegar a quitarle importancia y ridiculizar lo que esta sucediendo. Así que hay parte de ese boom mediático del feminismo que me tiene un poquito harta.

P.– Explícate.

R.– Muchas de las cosas de las que disfrutamos las mujeres hoy en día no son fruto de hoy, lo son de que hace 200 años, 300, no lo sé… hubo mujeres que lucharon de muchas formas, y sin tener un medio de comunicación delante, y lo consiguieron. Soy plenamente consciente de que cuando se trata de reivindicar derechos, igualdad, las cosas no son inmediatas. Ojalá me equivoque, pero yo no creo que lo que yo pueda hacer hoy sea algo que vaya a venir en beneficio mío y de mis compañeras trabajadoras. Creo que irá en beneficio de las mujeres del mañana. Y para eso no es tan importante repetirle a mi niña “como eres mujer, tú tal y tal…” Me parece mucho más interesante decirle a un niño “mira, tú igual”. ¿Entiendes? Porque si le metes en la cabeza a la niña que por ser mujer tiene un problema, va a crecer con eso dentro. Me parece mucho más sano que, si quieres igualdad, hay que crearla desde cero. Si estamos intentando cambiar la realidad, quiero que crezca sanamente y con la cabeza como debería estar ahora, y que no está.

P.– ¿Y las reivindicaciones concretas?

R.– Hay cosas con las que estoy de acuerdo y cosas con las que no. Está guay todo esto de los salarios… pero yo me voy un paso antes. Yo ya lucharé por un salario igual cuando tenga el mismo número de oportunidad, que es otra cosa. Si de diez, hay una, ¿cómo va s a tener…? ¡Ese es el problema, que no hay oportunidades! Porque a las mujeres no se les da credibilidad, porque son madres, porque hay que darles la baja por maternidad… Entonces, nos queda emprender. ¡Y aquí estamos! A mí emprendiendo, nadie me ha dicho qué puedo y qué no puedo hacer. ¿Me han faltado oportunidades? Muchas más de las que me gustaría. ¿Y que se puede deber a que soy mujer? Yo no lo digo: mira los carteles de los festivales y pregúntatelo tú. Carteles, listas de radio… lo que quieras. Cuando haya igualdad de oportunidades, podremos hablar de igualdad de sueldos. Entonces, en lugar de centrarnos en que se nos reconozca por nuestra meritocracia… nos ofuscamos y nos empeñamos en paridad. ¡Yo no quiero paridad, yo lo que quiero es oportunidad! Y como estoy preparada, en ese momento ya me ganaré la oportunidad. No necesito que me den un porcentaje, yo no quiero un porcentaje.

P.– ¿Y no crees que la explosión mediática es una oportunidad? Ahora, todos los medios tenemos la igualdad en la agenda porque funciona.

R.– Es que ése es el problema, que haya que hablar de esto porque funciona. Ya está.

P.– En el cuadernillo de ‘La Reina Pez’ haces un guiño feminista afirmando que la ‘sinrazón’ no quieres que sea una palabra femenina. Y le dices ‘el sinrazón’.

R.– ¡Pero esta es una cosa muy personal! [risas] No lo quiero extender todas las mujeres. Yo soy una enamorada de las palabras, del vocabulario tan extenso que tenemos en español. De hecho, algunos fans me dicen “con tus discos siempre aprendemos una palabra nueva o la refrescamos”. El caso es que me fijo hasta en el género de las palabras y me di cuenta, cantando la canción de ‘Peces’, de que cantaba una y otra vez ‘el sinrazón’ y no ‘la sinrazón’. Entonces, riéndome me dije: “es que canto el sinrazón porque es imposible que una mujer no tenga razón” [risas]

P.– Volviendo a la parte comercial del lanzamiento del disco, ¿te afecta toda la incertidumbre política y económica?

R.– Mira, yo cuando lanzo un proyecto lo lanzo. Y decidí ser independiente con todas las consecuencias que tiene. ‘La Reina Pez’ se llama así porque es una canción que habla de todas esas personas —porque reina es femenino pero Pez es masculino, así que englobo a todos— que sienten que en la persecución de sus metas han tenido que nadar a contracorriente más veces de las necesarias. Pero siguen nadando. Entonces, como mujer independiente, autónomo y todo lo demás no es que no me fije, claro que lo hago, sería estúpido por mi parte no estudiar cuál es la situación. Me decías si no me parecía osado en un momento en que no se venden discos sacar uno con esta edición. Pues lo hago porque creo que eso es precisamente lo que se ha perdido. El considerar el disco un valor añadido. No puede ser un plástico más que va a acabar decorando un balcón para espantar pájaros. Creo en mi proyecto, creo en lo que hago como artista. creo que a esa poca gente que queda comprando un disco la tienes que premiar. ¿Cómo voy a pretender que la gente compre un disco mío si yo misma no creo en mí, si no me arriesgo? Entonces, invierto, arriesgo, pero no me achanto por la situación económica. Creo que quien ya hace la voluntad de ir a comprar un disco físico, puestos a pagar 15 euros, pueden pagar 19 si efectivamente cuando lo cogen ven que efectivamente, ostras, esto es un disco donde hay una preocupación por… y eso es lo que intento.

P.– Tengo la sensación de que hay un público por debajo del de la música de consumo rápido que nos invade, al que mediáticamente no se le atiende, pero que valora a los artistas que contáis cosas de verdad. No sé, Coque Malla lleva 30 años en esto y no es del que más se habla, pero llena siempre. E igual que hablo de él hablo de ti…

R.- Gracias. Efectivamente, hay muchos proyectos que o haces mucho mucho ruido y creas una ‘overreaction’ o pasan desapercibidos. Hay cosas que merecen la pena que nos cuestan a los artistas muchísimo más. Y es desesperante. El ser humano se ha convertido en alguien que consume ‘fast food’ no sólo en comida —todo es fast, todo es inmediato, todo es ahora—, y ha ido dejando cosas por el camino. No hay más que ver cómo escriben los niños de hoy. Antes, cuidábamos una serie de cosas que hoy se descuidan. Ahora, como sólo tengo 140 caracteres, o los que sean ahora… vamos a tener una elongación de los dedos pulgares, o ya ni eso, porque ahora le damos grabar. Las notas de voz es ya el colmo del mínimo esfuerzo. Ya es apurar tanto nuestro tiempo, que tenemos que rentabilizar tanto cada segundo, que no nos vivimos, que no nos disfrutamos. ¡Y claro que mi industria se ve afectada por eso! Hay proyectos que pasan desapercibidos porque tienen demasiada letra, porque requieren de tiempo para ser consumidos. Y eso en una tendencia de consumo super fast no entra.

P.– ¿Y qué se hace con eso? ¿Qué haces tú?

R.– Entra a base del tiempo, de que vaya entrando poco a poco. Y la gente te vaya metiendo en sus listas de reproducción, vayan descubriendo la canción. El boca a boca es fundamental. Yo creo que artistas como Coque Malla, que has nombrado, o yo misma y muchos otros por eso estamos más pendientes del público que de los medios. Porque son ellos los que van a hacer, con el boca a boca, que las cosas se muevan. ¡Y espero que gente como tú en los medios también! Es decir , que de vez en cuando se le preste atención y espacio a eso para que no solamente sea que el SEO te dice que tienes que hablar de esto porque vende. Creo que desde el punto de vista del usuario, es la eterna pregunta: ¿consumen lo que piden o lo que se les da? Y en los medios debería haber la pregunta de ¿estamos dando esto porque es lo que vende? Entonces no va a vender nada nunca, salvo algo que monte un pollo para vender. Es necesario dar cultura, que es muy importante para el desarrollo de una sociedad. Dala como quieras, dáselo a quien quieras, hay mucha gente donde elegir, pero dala.

Vega
Vega, durante la entrevista con OKDIARIO en las oficinas de Subterfuge Records. (Foto: J. Yela)

P.– ¿Con quién llorarías de felicidad si te llamara para colaborar?

R.– De fliparlo, de super super fliparlo… sería Paul McCartney. O Morrisey. Y si me tengo que quedar con un artista español, de la actualidad te diría que Xoel López, y tirando para atrás te diría Luis Eduardo Aute. Porque he crecido con su música. Y creo que parte de lo que escribo y de cómo me gusta escribir es de todo lo que bebí de su música desde pequeñita.

P.– Y si no te cierras a que estén vivos. Un viaje en el tiempo, pero sólo de ida, adónde y con quién te irías…

R.– Ummm, yo no soy de cualquier tiempo pasado fue mejor, porque me encanta mirar al futuro. Pero si tuviera que dar un salto en el tiempo y quedarme para vivir esa época, con sus cosas buenas y malas, te contestaré más guiándome por el artista y no tanto por la época, voy a quedarme obviamente con Frank Sinatra. Sí. Me hubiera encantado.

P.– ¿Y a quién llamarías tú?

R.– Pues he llamado a Zahara Migel Carpio, que es periodista. Esta pregunta la intuía, porque cuando vienes de hacer discos donde de forma natural y super bonita acabas colaborando con uno de tus ídolos, como es Raphael, y consigues que cante una canción como ‘Wolverines’, y luego escribes una para él, como ‘La última ovación’ y la canta en su disco ‘Infinitos bailes’… y cuando te haces un disco rara avis como ‘Non ho l’etá’ y te sorprendes porque consigues motivando a alguien como Elvis Costello… yo me decía “Dios, va a llegar ahora ‘La Reina Pez’ y la gente me va a decir tía, vas marcando un novelón en cuanto a las colaboraciones, Budiño, Arturo Sandoval…” ¡Gente muy grande! Entonces, hay una canción en el disco, la única en inglés, que se llama ‘When Mary Comes’, que la escribí para mi sobrina. Y cuando lo hice, mi hermana pequeña y yo íbamos a ser tías por primera vez, cuando mi otra hermana, la otra integrante de La Madriguera Records —tres hermanas, tres mujeres empresarias—, iba a dar a luz a mi sobrina. El caso es que no podía ser otra persona la que cantase conmigo que mi hermana. Y ahí me ha dado igual si es cantante, si no es cantante. Ahí me he ido a lo que yo quiero transmitir realmente en el disco, que es honestidad y veracidad. Entonces, le dije “sé que es una presión e la leche después de lo de Elvis Costello, pero el dueto de este disco te va a tocar a ti”. [risas]

P.– ¿Y ahora qué, qué toca tras la salida del disco?

R.– Como te decía, festivales todavía no hay, hay gira propia, donde yo soy la empresaria, yo soy promotora de mis conciertos, y controlo lo que pasa y qué no pasa… Con todos los riesgos que conlleva y con toda la dificultad. Pero es una gira de producción propia por parte de Subterfuge y La Madriguera. Cosas hay tantas que cada vez que miro la agenda lo primero que digo es “¿cuándo voy a ver a mi hija?”. Y entonces, lo próximo es ser consecuente, hacer mi trabajo y todo lo que tengo que hacer. Eso no me preocupa porque e una cosa que siempre la he hecho. Aunque me gaste, aunque me agite, aunque a veces no pueda más con mi alma… Soy profesional y trabajadora, pero hay una cosa que eso no quita, es que soy madre y quiero disfrutar de mi hija. Y eso hace que te compense todo el esfuerzo. Qué bien que el público, 16 años después sigue respondiendo, qué bien que todas estas horas de esfuerzo tienen su recompensa. Entonces, como eso está, pues miro a ver lo que va a estar más difícil, que es compaginarlo con la familia.

P.– Cuando se nombra a Vega, quizá la imagen que viene es tu primera imagen: esa cantante mona con pelazo…

R.– ¿Ya no soy mona? ¡Qué cabrón! [risas]

P.– Sin embargo, repasando las portadas, esa melena no está casi nunca, en todos los discos hay un peinado distinto. ¿Eso lo decides, lo controlas, forma parte del producto?

R.– Mira, no. Me encantaría decirte que esto está superpensado. No. Soy mujer. Y como muchas mujeres soy caprichosa, y como muchas mujeres cuando me da un volunto a lo primero que ataco es a lo que crece, el pelo, que sé que vuelve a crecer. Y por eso me lo he rapado, me lo he puesto verde, lo he llevado largo… en ‘Non ho l’etá’ volví a lucir una melena hasta aquí, y la gente me decía “¿te la vas a cortar?” Pues me lo he cortado hasta aquí porque realmente sé lo que cuesta que el cortito vuelva a verse largo. Pero me encanta cambiar, y yo no me quedo en el “¿cómo me quedaría?” ¿Cómo? No. Yo lo pruebo. Y si no me gusta luego, ¡me pongo un gorro! Y le he creado problemas a la gente de marketing alguna vez, porque me dicen “a ver, tronca, te has hecho la portada con el pelo así y al día siguiente te cortas el pelo, cuando empiezas la promoción”. Esto depende de mis idas de olla y de mis voluntos, a los cuales sucumbo. Porque es uno de los pocos caprichos que me permito. Como dicen en Galicia, ¡al carallo!

P.– Sale ‘La Reina Pez’, sales de promo. Que funcione y que disfrutes.

R.– Sí, es es lo más importante. Mira, si hay un grupo que no me gustaría ver en el escenario es a uno que no disfrute. Yo este disco, que es especial, lo hago para disfrutar. Lo he grabado con mi banda, con la que llevo diez años. Suena mejor que cualquier otro de los anteriores, y no porque sea el último, sino porque tiene esa parte de cariño y de amor, de gente que lleva tanto tiempo junta que lo hace especial. Entonces, ¡sólo queda disfrutar!

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