La música patria lleva al Sonorama Ribera a cerrar su mejor festival hasta la fecha

La música patria lleva al Sonorama Ribera a cerrar su mejor festival hasta la fecha
Leiva, durante su concierto en el Sonorama-Ribera (Foto: Rodrigo Mena)

Cuando hace exactamente un año volvía de Aranda de Duero tenía dos cosas claras: la primera, que había pasado los mejores cuatro días de fiesta en mucho tiempo; la segunda, que volvería a la siguiente edición del Sonorama Ribera, que ha resultado ser la más exitosa de la historia del festival.

Ya lo dice Leiva: cuidado con las expectativas. El mayor miedo era que, con el listón tan alto, el 20º aniversario no estuviese a la altura. Pero no ocurrió así. Una vez más, esa Santísima Trinidad que conforman el recinto ferial, la fiesta en el pueblo y las anécdotas del camping acabó por ganarse a los 60.000 sonorámicos que por allí pasamos y que ayudamos a superar el récord de asistencia del año pasado.

El homenaje a la música española resultó ser un acierto. Congregar en un mismo evento a Loquillo, Amaral, Iván Ferreiro, Lori Meyers, Leiva y compañía es apostar sobre seguro. Pero los grandes cabezas de cartel no hicieron de menos al resto. Xoel López, Novedades Carminha, Sidonie, La Casa Azul, Sidecars, Ilegales… La lista es interminable y resulta imposible acudir a todos y cada uno de los conciertos, pero todos ellos dieron al público lo que necesitaba.

Mención aparte para Izal, que pese a no haber dado ningún concierto en lo que va de año, se dejaron ver por la Plaza del Trigo (la misma que los llevó a la fama) para dar un bolo memorable que quedará en el recuerdo de todos los que allí estuvieron. Fue el único momento en el que hubo que restringir el acceso de público para evitar sustos y los de Protección Civil se tuvieron que emplear a fondo con la manguera aspersor para refrescar a los más fieles.

Sin duda, lo que diferencia al Sonorama Ribera del resto de festivales es la fiesta diurna en Aranda. Incluso con el severo sol de agosto castigando las cabezas, los mejores momentos del festival se suelen dar en el centro de la localidad, donde los conciertos se mezclan con el vino y el buen rollo de los asistentes se hace notar. Casi sin querer, uno tropieza y hace un amigo esporádico con el que hablará como si lo conociese de toda la vida. Y eso no hay quien lo pague.

Como todos los años, las bodegas del centro de Aranda ofrecieron vino y embutidos gratis a todos los que se aventurasen a bajar varios metros bajo tierra. Disfrutar de semejante manjar mientras escuchas ‘Mi gran noche’ a ritmo de la charanga de turno es algo que ningún otro festival del mundo puede ofrecer.

Como única queja, hay que resaltar las largas colas que se formaron el jueves, de hasta dos horas, que impidieron a muchos llegar a tiempo para ver los primeros conciertos, aunque desde la organización señalaron que las mayores medidas de seguridad fueron la causa de esos retrasos. Aun así, cabe destacar la mejora en el sistema de duchas y de lavabos, un aspecto en el que el Sonorama va mejorando año a año.

Camela se encargó de cerrar el festival en el camping y supuso todo un acierto, puesto que todos los asistentes disfrutaron de sus temas más míticos pese a las dudas que generó su anuncio. Un acierto como lo ha sido también Santiago Auserón, como en su día lo fueron Raphael y el Dúo Dinámico y como sin duda lo será Julio Iglesias en la edición número 21 tras confirmar su asistencia tanto el propio cantante como la organización. Así que, sin duda, tienes que ir al Sonorama Ribera 2018 y lo sabes.

 

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