Anohni, el primer artista transgénero nominado a un Oscar, no irá a la gala por discriminación

Anohni
Antony Hegarty en una actuación en San Sebastián. (Foto: AFP)

Anohni es la primera persona transgénero nominada a un Oscar. Lo está junto a Joshua Ralph por el tema ‘Manta Ray’, del documental ‘Racing Extintion’, que aborda el tráfico de especies protegidas. Este jueves y a pocas horas ya de la ceremonia, el artista internacionalmente conocido por Antony and the Johnsons ha anunciado en un comunicado que no va a acudir.

El compositor reconoce en la nota que «a medida que pasaban las semanas» iba decayendo su entusiasmo por la candidatura, sobre todo al percibir que «los productores parecían haber decidido poner en escena sólo a los cantantes considerados comercialmente viables», cancelándose también la interpretación en la gala de ‘Simple Song #3’, de la soprano surcoreana Sumi Jo.

El músico afirma haber leído que no le dejarán actuar por «falta de tiempo», pero que sin embargo sí lo hará Dave Grohl, sin ninguna aspiración en los premios, algo que califica como «degradante». A pesar de esto, relata, son muchos los que le animan a cruzar la alfombra roja garantizándole que será «bueno» para su carrera, pero al final ha optado por quedarse en casa.

«Estados Unidos aplasta los sueños»

Antony Hegarty trató de subir al avión hacia Los Ángeles hasta que un «sentimiento de vergüenza y rabia» le echó hacia atrás. Siendo «claro», considera que no ha sido excluido por ser transexual sino por ser «relativamente desconocido» en aquel país y por una letra sobre lo que llama «ecocidio», algo que no «vende». A su juicio, «si se sigue el rastro de migas de pan» hay una «verdad profunda» que es el calentamiento global.

Por otro lado, cree que el sistema de Estados Unidos favorece la «opresión social» y las «menores oportunidades» para gente como él, esta vez sí aludiendo a razones de sexo; que el capitalismo «aplasta los sueños», como cuando le decían que «no había ninguna posibilidad» de que alcanzara sus metas, «punto de vista reiterado por tantos ‘profesionales’ de la industria y medios de comunicación» que ha «perdido la cuenta».

En este sentido, dice ser «una de las personas más afortunadas del mundo». Lo ha conseguido «fuera de la corriente principal», aunque haya pagado un «alto precio» por hablar de su «verdad frente a la repugnancia y la idiotez». Ahora, lo ocurrido en los Oscar le devuelve al pasado y le resulta desagradable. Repite que no irá y se despide: «Quiero maximizar mi utilidad y defender la biodiversidad y la búsqueda de la decencia humana dentro de mi esfera de influencia».

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