La vida es eso que pasa entre Sonorama y Sonorama: la edición 2018 gana todavía más adeptos

Miles de personas disfrutan de la algarabía que se forma en los conciertos de la Plaza del Trigo de Aranda de Dueron durante el Sonorama RIbera. Foto: Sonorama Ribera
Miles de personas disfrutan de la algarabía que se forma en los conciertos de la Plaza del Trigo de Aranda de Dueron durante el Sonorama RIbera. Foto: Sonorama Ribera

Un año más, el Sonorama Ribera engañó a los primerizos que creen que acuden a un festival más y consiguió transformar la música en magia y el paso por un festival en una experiencia vital única. Izal, Bunbury, Mikel Erentxun, Xoel López, Dorian, Sidecars, La MODA… La lista de bandas de primer nivel que acudieron este año a la capital ribereña es casi interminable, a las que se unió la gran estrella internacional de este año: Liam Gallagher. Más de 24.000 personas han disfrutado de esta edición que ha contado con más de 115 bandas en directo.

Los pocos errores de la pasada edición, cuando se formaron grandes colas para entrar al recinto, fueron corregidos gracias la implantación de más  puntos para recoger la pulsera, uno de ellos en la entrada del camping. En ese sentido, la organización ha demostrado que escucha a sus fieles y actúa en consecuencia.

Sonorama Ribera 2018. Foto: Arcalle
Sonorama Ribera 2018. Foto: Arcalle

Ni siquiera el justiciero sol de agosto consiguió difuminar la magia de los conciertos más especiales, que (como siempre) fueron los que se celebraron en la plaza del Trigo. Sin duda, los dos momentos que quedarán en las retinas de los sonorámicos son los bolos de La MODA y, por supuesto, el de Lori Meyers. Mención especial para Tomasito, que también montó una juerga de aúpa. Todo ello con la ayuda de los cabezas de cartel más aclamados del festival: los trabajadores de Protección Civil que rocían con la manguera aspersor a los asistentes.

Lo mejor del Sonorama, como siempre, es la hospitalidad y el buen ambiente que se respira tanto en Aranda de Duero, capital de Sonorama Ribera, como en el recinto. Los arandinos son gente increíblemente acogedora y eso se agradece en los cuatro días que pasas en el pueblo. Una hospitalidad que también se refleja en la jornada que celebran las bodegas del centro, que en cada edición ofrecen el sábado embutido y vino (Ribera, cómo no) entre aquellos que quieran disfrutar de una experiencia única.

Otro de los momentos más especiales del festival fue la creación de la figura humana de los ODS más grande del mundo de la mano de Los18.org. El objetivo principal de esta iniciativa es divulgar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y durante los días del festival, habrá más sorpresas relacionadas con este proyecto.

Sonorama Ribera 2018. Foto: Diego Santamaría
Sonorama Ribera 2018. Foto: Diego Santamaría

Javier Ajenjo, director del festival, agradeció el trabajo de todo el equipo humano que en sus palabras «hace posible que el festival salga adelante y que sigamos mejorando y cumpliendo objetivos año tras años». También afirmó que el compromiso y la ilusión es cada vez mayor en cada edición y que seguirán trabajando en mejorar para el vigésimo segundo aniversario.

Una de las frases más repetidas durante esos cuatro días es que “la vida es eso que pasa entre Sonorama y Sonorama”. Ese mágico pinar, Aranda y todos los sonorámicos esperan (esperamos) que la vida pase un poquito más rápido para volver a disfrutar de las mejores bandas del panorama nacional en el mejor de los escenarios posibles.

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