La creación y la música electrónica convertidas en piezas de museo en el L.E.V. de Gijón

L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual). Foto: Patricia Nieto Madroñero
L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual). Foto: Patricia Nieto Madroñero
Iñigo Artola
  • Iñigo Artola
  • Portadista. Redactor de cultura, internacional, política, sociedad y lo que haga falta. Devorador insaciable de series y películas.

El XI Festival Internacional de Creación Audiovisual de Gijón, también conocido como el L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual), se celebró los pasados 28, 29 y 30 de Abril  en la localidad asturiana. El L.E.V. volvió a sorprender un año más con su programación intensiva de instalaciones, directos y actividades centradas en la creación electrónica, así como en la inmersión en la experiencia a través de la combinación de audio e imagen.

El patio de la Laboral, Ciudad de la Cultura durante la celebración del L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual)
El patio de la Laboral, Ciudad de la Cultura durante la celebración del L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual). Foto: Patricia Nieto Madroñero

Esta propuesta, que cuenta ya con un recorrido de más de 10 años, fue una de las primeras en acercar la cultura electrónica a los espacios museísticos y culturales, y en tratar el género con el mismo respeto y dedicación que otras propuestas artísticas más asentadas y reconocidas por el público general. En crecimiento continuo, en esta edición el L.E.V. ha extendido su oferta a otros espacios más allá de la Universidad Laboral, centro neurálgico de sus actividades desde su primera edición en 2007.

La LABoral y los espacios sin igual del L.E.V.

La historia del LEV va unida a la del recinto cultural ‘Laboral Ciudad de la Cultura’, una edificación mastodóntica y una de las obras arquitectónicas más importantes de Asturias. Construida, en parte, durante la dictadura franquista por el arquitecto Luis Moya Blanco, desde 2007 se utiliza como centro de creación, exposición y producción contemporánea. Entre los recintos donde tiene lugar el L.E.V. se encuentran el Centro de Arte LABoral (con más de 14.000 metros cuadrados de espacio expositivo útil centrado en la creación industrial y la integración de las nuevas tecnologías con el mundo del arte), el Teatro, la Sala de Pinturas o las canchas, espacios donde el festival desplegó todo su fuego y artificio en esta recién terminada edición.

L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual)
La Sala de Pinturas del L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual). Foto: Patricia Nieto Madroñero

Apenas 15 minutos separan el recinto del centro de Gijón, la torre de su Iglesia: el faro que guía a los asistentes. Para recibir al público la instalación interactiva de Daniel Iregui, bajo el título ‘Control No Control’, situada en el Patio Corintio.

Otros de los espacios implicados en el desarrollo del festival son el Jardín Botánico, El Centro de Cultura Antiguo Instituto o la Capilla de San Lorenzo, que acogieron distintas instalaciones y actuaciones, ampliando su radio de acción al resto de la ciudad.

Luz, proyección e interacción para el eje del festival: las instalaciones

Uno de los puntos más innovadores del LEV en sus inicios fue la incorporación de instalaciones a su programa, una pieza clave para la difusión de los nuevos usos artísticos de la tecnología. Esta edición ha centrado su interés en el uso de la luz, la proyección y la interacción con cinco instalaciones situadas en diferentes puntos estratégicos abiertos al público general, forzando al espectador a desplazarse del centro neurálgico de la Laboral y adentrarse en la ciudad para completar el recorrido.

La anteriormente citada instalación ‘Control, No Control’ de Daniel Iregui recibía al público asistente a la Laboral con su luz y su inquietante resonancia, que a medida que pasaron las horas se convirtió en un sonido compañero y familiar. Pocos podían resistirse a tocar esas paredes digitales al pasar, modificando así el patrón representado y haciendo partícipe al espectador de la obra. También en las instalaciones de la LABoral se encontraba la instalación del artista canadiense Maotik, que fruto de la residencia en el centro artístico, concibió ‘Aeryon’: una instalación y un show paralelo con el que se abrió la programación de la Nave.

L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual)
‘Lampyridae’, la instalación espacial de Carlos Coronas situada en la capilla de San Lorenzo en el L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual). Foto: Patricia Nieto Madroñero

En la ciudad, situadas en algunos de los espacios colaboradores del festival, encontramos las otras tres instalaciones que completaban la propuesta: la escultura de fluorescentes diseñada por Carlos Coronas en la Capilla de San Lorenzo, Onion Skin de Olivier Ratsi en el Palacio Revillagigedo y Boîte Noire de Martin Messier en el Centro Cultural Antiguo Instituto.

En los tres espacios se podía apreciar el choque entre las obras contemporáneas creadas con avances tecnológicos recientes y los espacios de cientos de años de antigüedad, un contraste muy interesante que podía ser disfrutado por todos los residentes y visitantes de la ciudad.

Música electrónica desde la butaca del teatro

El festival repartía sus actividades durante toda la semana, intensificando la programación de actuaciones las noches del fin de semana. El Teatro de la Laboral era el primer escenario, un espacio dotado de una capacidad y una tecnología destacables, con una acústica extraordinaria gracias al diseño de sus formas y materiales, aunque, según dicen, la acústica previa a la restauración del teatro era mucho más perfecta y que la voz de un actor en el escenario se oía perfectamente en cualquier punto del auditorio.

En la primera jornada el público fue llegando gradualmente, ocupando el patio de butacas y los palcos del teatro. Kara Lis Coverdale, en colaboración con el artista visual Marcel Weber alias MFO, ofrecieron el primer show de la noche con una atmósfera orgánica y un sonido muy dulce, perfectos para abrir boca y calmar las inquietudes del comienzo. Imposible no imbuirse en el espectáculo, que situaba a los artistas tras una gigantesca pantalla donde se proyectaba el componente visual y que se reutilizó en algunas actuaciones posteriores, haciendo primar el trabajo visual sobre la personificación del artista visual, y consiguiendo una sinergia de sonido e imagen mucho más profunda.

A continuación Nicolas Bernier mostró su proyecto ‘Frequencies’, una conjugación de sonidos digitales en altas frecuencias, prismas plásticos y luz reactiva, en la que dejó fluir el diálogo entre sistemas electrónicos, creando una pieza improvisada con secuencias aleatorias.

L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual)
Kiki Hitomi en las canchas de la LABoral durante el L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual). Foto: Patricia Nieto Madroñero

Lexachast, el último show programado en el teatro para la jornada del viernes, fue el que suscitó más dudas por parte del público. La creación de Amnesia Scanner y Bill Kouligas, si bien musicalmente fue un ejemplo perfecto de las nuevas corrientes electrónicas berlinesas, quizá visualmente no fue suficiente para la cota de calidad que el público del festival espera en este espacio.

La segunda jornada en el Teatro no bajó el nivel, comenzando a última hora de la noche con la actuación de Novi_sad y Ryoichi Kurokawa, un viejo conocido del festival, con su show audiovisual ‘Sirens’, combinación de sonidos ruidistas y grabaciones de campo, elegantemente integradas con representaciones del mundo como proceso electrónico, con una estética marcadamente digital.

Una pequeña muestra de la actuación de Volker Bertelmann, que actúa bajo su alias Hauschka, durante el L.E.V.:

 

 El genio del piano Hauschka, dejó al teatro anonadado con la presentación de su show ‘What If’, con dos pianolas secuenciadas y un tercer piano de cola modificado para reproducir elementos percusivos (además de una mesa de mezclas y algún efecto). Una actuación increíble en la que el artista interpretó algunas de sus últimas composiciones, ofreciendo un final mágico en el que fue desvistiendo el sonido hasta llegar al de un piano clásico. Sin duda una actuación que robó el corazón de los presentes por su innovación, profundidad y ejecución.

El francés Alex Augier y el canadiense Martin Messier cerraron la programación del Teatro con sus respectivos  shows _nybble_ y Field. Ambos con una fuerte vertiente de performance, el primero recurriendo a la instalación de cuatro pantallas translúcidas en las que proyectar las imágenes generadas por el mismo y su aparato modular; el segundo generando el sonido a través de campos electromagnéticos creados con dos planchas de metal y diferentes micrófonos.

La industria de baile

En la antigua nave de la Universidad Laboral, ahora parte del Centro de Arte, se desarrolló la parte más bailable del evento con actuaciones internacionales que presentaron sus diferentes visiones de la música electrónica contemporánea: Skygaze con su house elegante combinado con ritmos hiphop, el esperado padre del ambient John Beltran, que construyó algunos paisajes muy profundos mostrando su faceta más techno.

Una pequeña muestra de la actuación de Samuel Kerridge durante el L.E.V.:

También resaltó la actuación de Factory Floor, que pese algunos problemas técnicos ofrecieron un show que contagió de energía al público; la minimalista y magnífica pieza de Samuel Kerridge; Lorenzo Senni, como buen embajador de Warp, con los sonidos mas frescos y las estructuras mas sorprendentes y un peculiar comportamiento en el escenario; y el sonido mas raver para cerrar las dos noches del festival con los artistas Container e IVVVO, que puso el broche perfecto a un programa impecable con un sonido industrial perfecto para el entorno.

Las sinergias del L.E.V. con otros recintos

El horario nocturno no es suficiente para este festival de ritmo creciente, y algunas actividades son traspasadas a otros espacios dentro y fuera de la ciudad de la cultura. Es el caso de las actuaciones de Octuvre, Kiki Hitomi y Synkro que se desarrollaron en la antigua cancha de baloncesto de la LABoral, donde pudimos disfrutar de un tiempo espléndido y de la combinación de sonidos electrónicos y el paisaje norteño. La Sala de Pinturas, otro magnífico espacio si bien la calidad del sonido no respetó el baremo habitual de la organización. acogió el showcase de Jägermusic fruto de la colaboración con el festival del famoso licor, con Ark9, Rucculla y Huias.

L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual). Foto: Patricia Nieto Madroñero
El Hall del Teatro de la LABoral durante el L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual). Foto: Patricia Nieto Madroñero

El Jardín Botánico Atlántico de Gijón también participó como espacio del festival  con la actuación de Julia Kent el domingo 30 en la Laguna Boreal, una actividad muy especial con un aforo muy reducido por la infraestructura del lugar, por lo que el acceso no estaba incluido en el abono, si no que era necesaria la adquisición de una entrada especial lo que provocó que muchos de los asistentes se resignaran a perderse el show de la artista.

El club de Gijón que poco a poco va abriéndose nombre en la escena club de nuestro país gracias a su infatigable programación y a la calidad del producto local del que recibe cálido apoyo (vease Tensal, Kessel o al asturiano de adopción Óscar Mulero), también estuvo a la altura de las expectativas que se despositaban en Asturias ese fin de semana y programó las actuaciones de Todd Terry y Alexander Robotnick para aquellos que no asistieran a la edición de noche del festival, y en colaboración con L.E.V. ofreció una fiesta de clausura con Rob Hall y Komatssu.

 

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