‘Billy Budd’ con su música «algo difícil» convierte el Teatro Real de Madrid en la cubierta de un navío

Billy Budd
Imagen tomada durante el ensayo de 'Billy Budd'. Foto: Javier del Real

Un joven inocente, bello y querido por sus compañeros es, sin embargo, envidiado por unos pocos, especialmente un superior, que confabula contra él, le engaña y le conduce a la tragedia. Esta es la ópera de ‘Billy Budd’ que ha desembarcado este martes 31 de enero por primera vez en el Teatro Real.

El relato, texto inconcluso del autor de ‘Moby Dick’, Herman Melville, se asemejaría a cualquier caso actual de acoso laboral o ‘mobbing’ si no fuera porque tiene lugar en un navío de guerra británico, el ‘Indomable’, en 1797, en pleno conflicto bélico con la Francia revolucionaria.

Pero, posiblemente, cuando el británico Benjamin Britten se propuso adaptar el cuento en 1951, 63 años después de que fuera manuscrito, identificó en él los dilemas éticos, la injusticia y el remordimiento ante situaciones como la descrita que han trascendido hasta la actualidad.

Billy Budd
Foto: Javier del Real

Los espectadores del Teatro Real han aguantado estoicamente una música «difícil», según han confesado, a lo largo de las 3 horas y 15 minutos que duran los dos actos, con pausa incluida, y que a algunos se les ha hecho algo «pesado».

El elenco es exclusivamente masculino. O ‘casi’, a tenor del misterioso tuit que la prestigiosa directora teatral británica, Deborah Warner, responsable de escena y enamorada de Shakespeare, lanzó hace sólo tres días: «En realidad no es un reparto 100% masculino. Hay un polizón secreto… Tenía que estar».

Las voces masculinas: lo mejor de la obra

El reparto y sus voces ha sido precisamente objetivo de los ‘bravos’ que se han escuchado al terminar la representación, causando sorpresa entre los asistentes por la capacidad de seleccionar tantas buenas voces. Los más aclamados han sido, como era de esperar, los protagonistas: el inocente, bello, querido y a veces tartamudo Billy Budd, interpretado por el barítono sudafricano Jacques Imbrailo; el narrador y atormentado capitán Vere, a cargo del tenor británico Tony Spence; y el retorcido maestro de armas John Claggart, al que da vida el bajo Brindley Sherratt

Los tres están acompañados por otros cuatro tenores, siete barítonos, un bajo-barítono y dos bajos, y las partes corales son interpretadas por 60 voces masculinas del Coro Titular del Teatro Real y por niños de los Pequeños Cantores de la Comunidad de Madrid, también aplaudidos.

Las ovaciones han resonado igualmente para la propia Warner, el director musical y residente del coliseo madrileño, Ivor Bolton, y el escenógrafo canadiense Michael Levine. Este último se ha confesado, en declaraciones a Europa Press durante el descanso, un ‘fan’ de Britten y ha asegurado que ‘Billy Budd’ es de las «mejores cosas» que ha visto hasta el momento en el Real. La iluminación, especialmente relevante para recrear el ambiente de una embarcación en alta mar, ha recaído en el francés Jean Kalman.

Billy Budd
Foto: Javier del Real

Ambos han conseguido convertir el escenario en la cubierta de un barco recorrido por cabos mástil, drizas y velas a veces izadas y otras desplegadas, navegando en medio del océano, a ratos brumoso, del que se sospecha la proa y la popa y hasta el que llega desde el patio de butacas el canto de los vigías encaramados a su imaginaria cofa.

Por momentos, las tablas se separan en dos alturas para mostrar el interior de la embarcación, emulando, o bien el opresivo dormitorio con los camastros de los marineros o bien la parte superior del exterior, que desde la plataforma móvil recrea el balanceo del buque sobre el agua.

Hasta ese navío llega el huérfano Billy Budd, y en él es traicionado por el maestro de armas, al que mata accidentalmente en presencia de su admirado capitán Veré. Por ello, es condenado a muerte en un consejo de guerra, gracias al testimonio de este último que, ya de anciano, rememora el episodio, recordando que el marinero le bendijo antes de morir. «¿Y qué he hecho yo? ¿Qué he hecho?», recuerda al principio y al final de la obra.

200 tarjetas personalizadas para el equipo

«Intenté guiar a los demás rectamente, pero me perdí en el mar infinito», reconoce al inicio. La que parece que no se ha perdido es Deborah Warner, que dirige a todos los hombres sobre las tablas y no sólo a ellos sino al equipo de 200 personas que han hecho posible este proyecto. A cada uno, les ha remitido una tarjeta personalizada agradeciéndoles su esfuerzo junto con un ‘pin’ en el que se lee ‘Indomitable’.

Entre las personalidades que han acudido al estreno, ha podido verse al exministro Alberto Ruiz Gallardón o la exalcaldesa de Madrid Ana Botella, habitual en estas citas. El Teatro Real de Madrid acogerá esta coproducción con la Ópera Nacional de Paris y la Ópera Nacional de Finlandia, y patrocinada por la Fundación BBVA, entre los días 31 de enero y 28 de febrero, con un total de 10 funciones.

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