El sueño cumplido de Capote: que Holly Golightly fuera rubia a lo Marilyn Monroe y no morena como Audrey Hepburn

El sueño cumplido de Capote: que Holly Golightly fuera rubia a lo Marilyn Monroe y no morena como Audrey Hepburn
La versión rubia de Holly Golighty según Karen Klassen.

Con motivo del 32 aniversario de la muerte de Truman Capote su alter ego Holly Golightly, la chica que suspiraba frente al escaparate de una joyería en «Desayuno en Tiffanys» vuelve a tomar vida en una edición ilustrada en la que aparece como a él le hubiera gustado, rubia.

La editorial Libros del Zorro Rojo, amante no sólo de las letras, sino también de las artes plásticas, vuelve a confiar en un reconocido ilustrador para darle vida, más allá de la imaginación de cada lector, a los personajes de sus libros.

Y en esta ocasión la ilustradora canadiense Karen Klassen firma las ilustraciones que acompañan a esta obra donde Capote mostró a través de un personaje su propia vida: «Desayuno en Tiffanys», publicada por primera vez en 1958 y convertida rápidamente en un súper ventas que ha llegado a nuestro días con la misma frescura que irradia Holly.

«Holly es un alter ego de Capote y nos pareció interesante incluir esta obra en nuestro catálogo porque es más luminosa que otras de las que escribió. Él también llegó de una granja a Nueva York y también realizó ese ascenso vertiginoso, como la protagonista», cuenta a Efe Martín Evelson, editor de esta nueva edición que también cuenta con una revisión de la traducción.

Pero es en las ilustraciones de Klassen, una artista nutrida en el mundo de la moda y la publicidad, donde de alguna manera se reivindica uno de los deseos de Capote cuando su libro se llevó al cine: que Holly fuera Marilyn Monroe y no Audrey Hepburn.

«¡Y ahí está la reivindicación!», destaca Evelson sobre este matiz que la ilustradora ha introducido en las páginas de este libro: » Capote se quedó enfurruñado con la película porque él quería a Marilyn, y me parece una buena interpretación la que Klassen ha hecho de Holy».

«La literatura evoca imágenes -matiza- que en cada uno juegan de manera diferente, y el artista no deja de ser alguien que lo interpreta a su manera y que invita a pensar que lo que uno ve en sus imágenes es otra manera entre otras muchas».

A través de un juego de texturas y técnicas, la canadiense mantiene un íntimo diálogo con la vida de la protagonista, su gato y esa sociedad que para Capote era una «jaula» llena de glamour, pero jaula al fin y al cabo.

«Aunque Capote trabaja el glamour y el aspecto dual de Holy, que es inocente y astuta, es interesante resaltar el carácter humorístico e irónico que le imprimió al libro. Él conocía muy bien los círculos que narra porque pasó por ellos, por el de los artistas, los políticos o mafiosos. Él tenía el desparpajo de Holly admiraba mucho esa luminosidad y brillo femenino», relata el editor.

Aunque detrás de este mundo donde reina el sueño americano, Capote muestra una auténtica heroína del s.XX; una mujer que cuando lo tiene todo decide dejarlo. «Por eso -prosigue Evelson- hay una parte romántica cuando contextualizas el personaje femenino en aquella época, Holly es casi de heroína, una muchacha de 20 años que se enfrentó con la policía y con los mafiosos».

Capote falleció el 25 de agosto de 1984, una fecha que supuso el final de un ser humano excéntrico y vividor que hizo de la observación del mundo y de la introspección de su vida las mejores herramientas para crear algunos de los títulos más leídos.

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