Joan Matabosch: «Estoy en contra de que las temporadas en los teatros sean un desfile de divos»

Joan Matabosch: «Estoy en contra de que las temporadas en los teatros sean un desfile de divos»
Joan Matabosch. (Foto: Agencias)

«Estoy en contra de que las temporadas en los teatros sean un desfile de divos como ocurrió en otras épocas, pero está muy bien oír cantar bien, no es algo a lo que se pueda renunciar tan alegremente», ha señalado el director del Teatro Real, institución que conmemora a partir de septiembre y hasta 2018 el bicentenario de su nacimiento.

En esta celebración no falta la programación de grandes piezas de la ópera que podrán verse por primera vez en el coliseo madrileño, entre las que destacan ‘Billy Budd’, de Benjamin Britten, o ‘Rodelinda’, de Georg Friedrich Händel, con el fin de salvar las lagunas que existen aún en España.

«Hay un poso anterior que está creando por un lado unas expectativas y por otro ha provocado también unos vacíos culturales, porque cuando se han hecho elecciones hay cosas que han quedado fuera», ha señalado el director artístico del Teatro Real durante una entrevista concedida a Europa Press, en la que ha asegurado que es «muy consciente» de la etapa anterior porque «un director nunca parte de cero».

En este sentido, ha indicado que a Gerard Mortier –anterior director, fallecido en 2014– le gustaba trabajar con su equipo, y a él le gusta «que su equipo esté» –nombres como Pierre Audi, que este año acude con ‘Bomarzo’, o Peter Sellars son algunos de los ejemplos– junto a otros que no han venido.

Uno de esos vacíos culturales a los que Matabosch quiere poner remedio es Händel, cuya representación en la temporada 2016-2017 será ‘Rodelinda’, en escena en el mes de marzo, de la misma forma que en su día se hicieron «los deberes» con Monteverdi y la representación de su trilogía.

Otras de las lagunas se explican por el aislamiento hacia el exterior que hubo durante el franquismo, cuando la ópera consistía en «espectáculos basados en la presencia de algún divo relevante y orquestas a un nivel muy bajo, en las que el concepto de dramaturgia ni existía», según ha explicado.

A ello se suma la «historia particular» del Teatro Real: se construyó hace 200 años, en 1850 se inauguró, en 1925 se cerraron sus puertas para acometer unas reformas, se convirtió en sala de conciertos y hasta hace 20 años no se volvió a abrir como teatro de ópera, según ha explicado Matabosch. A pesar de que el Teatro de la Zarzuela hizo de teatro de ópera, su historia fue «tan accidentada» que ha contribuido a las lagunas.

Ahora, el Teatro Real va a estrenar otras obras imprescindibles como ‘Billy Budd’, de Benjamin Britten, en coproducción con la Opera National de París y la English National Opera de Londres, en escena en el mes de enero. «Es uno de los títulos más importantes de la historia de la ópera, no se puede vivir sin tener a ‘Billy Budd’ en el repertorio», ha resaltado.

«Uno de los grandes teatros del mundo»

A Matabosch no le gusta hablar de rankings porque los considera «muy artificiosos» y cree además que «dependen de los indicadores». No obstante, señala que si se habla de proyección internacional, de la calidad de los artistas y de los espectáculos, y del equilibrio estratégico de la programación para ser interesante y nuevo, con acento en la renovación del repertorio, pero con continuidad, se puede hablar de «uno de los grandes teatros del mundo».

En cuanto al modelo de gestión, ha señalado que el motivo por el que se puede permitir funcionar con un 30 por ciento de subvención, un 30 por ciento de recursos atípicos y un 30 por ciento de taquilla es también porque «tiene una gran parte de sus servicios externalizados».

«Puedes escoger para cada título lo que te hace falta, y no como ocurre en otros teatros de Europa, que tienen en plantilla no solo a los técnicos y administrativos, sino también a la orquesta, al coro, los cantantes y los talleres de construcción de escenografías», ha dicho, aunque reconoce que eso les permite hacer más funciones y aprovechar más sus elementos.

Respecto a las coproducciones, Matabosch ha señalado que son «el camino» por el que hay que transitar, puesto que implica que los productos del Teatro Real van a tener una «presencia en teatros internacionales», así como un ahorro de los costes de producción. Eso sí, precisa que ha de haber «acuerdos de verdad», no solo para compartir costes, sino un proyecto artístico y «en igualdad de condiciones».

Joan Matabosch ha destacado que entre el público del Teatro Real hay tanto perfiles más conservadores como otros más cercanos a la vanguardia y a la novedad», por lo que cree que es «básico» que la institución que dirige plantee un proyecto en el que ambos se den la mano para que se incorporen piezas como ‘Moisés y Aaron’.

Así, y con el fin de conseguir que ningún público se desentienda del Teatro Real y obras de este tipo resulten «entusiasmantes para unos y aceptables para otros», considera que ha de alcanzar un equilibrio en las propuestas y en la manera en la que las apuestas más rompedoras se presentan.

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