La insistencia de unos padres logra salvar la vida de su bebé

La insistencia de unos padres logra salvar la vida de su bebé
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Es cierto, eso no se puede negar, que quienes son papás por primera vez, debido a las dudas y miedos que tienen, en ocasiones les dan importancia a cuestiones relacionadas con sus bebés que no las tienen. No obstante, también es verdad que, a veces, sí detectan situaciones que revisten gravedad y que no son tenidas en cuenta por algunos médicos precisamente porque piensan que son primerizos. Esto es precisamente lo que le ha ocurrido a una pareja que, gracias a su insistencia y tesón, ha conseguido salvar la vida de su bebé.

Sigue leyendo y conocerás el caso.

Los protagonistas

Glen y Nicola Carpenter son los padres de Alec, un pequeño de apenas un año de vida, que han tenido que hacerle frente a un complicado momento. Y es que la alegría de tener a su primer hijo se ha visto empañada por un problema de salud de ese niño. Problema que percibían, pero que numerosos doctores se negaron a reconocerlo amparándose en el hecho de que eran papás primerizos y veían cosas que, en realidad, no existían.

El origen de todo

Tras un parto realmente complicado, donde se temió por la vida del bebé, la vida familiar de los Carpenter comenzó a ser como la de cualquier otra. Sin embargo, pronto esa tranquilidad y felicidad reinante comenzó a venirse abajo.

Todo sucedió unos meses atrás cuando Nicola se encontraba haciéndole un masaje a su hijo para relajarle. Mientras lo hacía descubrió algo inesperado: el pequeño tenía un bulto en la zona superior de la pierna.

Esa situación le preocupó, como es lógico, y aprovechó que justo ese día tenía que ir a la revisión con el pediatra para plantearle lo que había detectado. Sin embargo, el médico le dijo que no se preocupara, que no era nada importante. No obstante, en absoluto se tranquilizó, todo lo contrario.

Opiniones médicas que no les convencen

Desde ese primer hallazgo, la mamá no dudó en llevar a su hijo a otros doctores para que pudieran examinarle y determinar en realidad qué le sucedía. Más aún cuando comenzaron a surgirle nuevos bultos a lo largo de todo el cuerpo.

Las respuestas de esos médicos fueron la misma que la del primer pediatra: que no era nada y que lo único que estaban haciendo era preocuparse sin motivo. Es más, les indicaron que como eran primerizos estaban sobreprotegiéndole y eso no era beneficioso ni para el menor ni para ellos mismos.

Se les dijo que debían relajarse y no preocuparse ni obsesionarse con cosas que no tenían ninguna razón para ello.

Pero no cejaron en su empeño ni se conformaron con las respuestas obtenidas. Procedieron a llevar al bebé a un nuevo doctor, cuando además le surgieron moratones en el cuerpo, y este les dio una nueva respuesta, pero eso sí totalmente equivocada.

En este caso, de manera errónea, les vino a decir que Alec sufría una patología que le iba a acortar notablemente la vida a este. Por eso, les indicó que acudieran nuevamente a su pediatra para que estableciera el tratamiento adecuado.

Insistencia de los padres

Ese diagnóstico les preocupó aún más, pero siguió sin convencerles. Por eso, siguieron insistiendo y llevaron a una nueva consulta al bebé. En concreto, apostaron por llevarle ante un reconocido oncólogo que fue quien, afortunadamente y después de tanto sufrimiento, les vino a dar el diagnóstico certero.

Lo que le sucedía al pequeño era que sufría neuroblastoma. Se trata de una enfermedad que provoca que se formen células malignas, es un cáncer infantil que se forma en lo que es el tejido nervioso y que puede afectar tanto al riñón como a la médula espinal.

Entre cuatro y siete semanas llevaba esa patología afectando al menor, por lo que, de manera inmediata, se le puso el tratamiento adecuado para poder hacerle frente. Así, según han contado los padres a distintos medios de comunicación, se le sometió a varias sesiones de quimioterapia.

Después se le realizó una contundente operación quirúrgica, en la que se le extirpó el tumor y que puso en serio peligro su vida. No obstante, afortunadamente, todo salió muy bien y tras varias semanas hospitalizado, el pequeño ha vuelto a casa.

Como es lógico, toda la familia está encantada con el regreso de Alec a su hogar, donde va a comenzar ahora, totalmente sano, a tener una vida lo más normal posible, como la de cualquier otro niño de su edad. Y todo gracias a sus padres que no cejaron en su empeño de saber qué le sucedía, que no dejaron de insistir en que algo le pasaba a su pequeño.

Gracias a ese tesón y a no escuchar a determinados médicos que se ampararon únicamente para no escucharles en que eran primerizos, este bebé tiene un futuro por delante.

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