Una mujer es condenada a prisión por vender la virginidad de sus hijas menores

Una mujer es condenada a prisión por vender la virginidad de sus hijas menores
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Escalofriantes. Así son ciertas noticias que se publican y que nos dejan patentes el poco o escaso nulo amor de padres hacia sus hijos, cuando son capaces de cualquier cosa simplemente a cambio de dinero. Y una buena muestra de eso es la información con la que hoy nos hemos despertado: una mujer ha sido condenada a prisión por vender la virginidad de sus hijas menores a cambio de 100 dólares.

La madre y sus hijas

La mujer que se ha convertido en portada de los distintos medios de comunicación a nivel mundial por ser todo menos una buena madre, por ser una persona sin escrúpulos, no es otra que Margarita de Jesús Zapata. Se trata de una fémina que vive en Bogotá (Colombia) junto a sus hijas, doce de las cuales han sido víctimas de las ansias de dinero y de la falta de amor de esa. Y es que se ha dedicado a vender la virginidad de las menores cuando cumplían 12 años de edad a cambio de 100 dólares por cada una.

Los hechos

Aunque pueda parecer increíble y cueste creer realmente que una mamá es capaz de jugar y de ganar dinero con algo tan sucio y vergonzante, eso es lo que ha sucedido. Y se ha podido descubrir gracias a la denuncia que ha presentado una de sus hijas y víctimas al mismo tiempo.

En concreto, esta joven ha optado por presentarse ante la policía para dar a conocer lo que le había sucedido en casa. Así, no ha dudado en contar que al cumplir los 12 años de edad su madre, por 100 dólares, vendió su virginidad a un hombre de 54 años, que ha sido identificado con el nombre de Tito Cornelio Danza, como se ha dado a conocer a través de Informativos Telecinco y de la CNN.

Un varón ese que no sólo abusó de la menor una vez sino que lo estuvo haciendo de manera sistemática durante dos años, llegando incluso a dejar embarazada a la pequeña. Una circunstancia esta que ha sido la que definitivamente ha servido para que la muchacha decidiera denunciar lo que le estaba ocurriendo.

Los agentes que la atendieron lo que hicieron de manera inmediata es poner en marcha una investigación que les ha permitido conocer que esa venta de la virginidad se había convertido en un auténtico negocio para la madre. Y es que, como se ha podido saber ahora, la misma a lo largo de estos años ha hecho lo propio con otras once más de sus hijas, quienes han tenido que sufrir los abusos de otros hombres, también carentes de humanidad y falta de escrúpulos, que llegaron a pagar por mantener relaciones sexuales con esas entre 98 y 130 dólares.

La condena

Un auténtico escándalo y una absoluta vergüenza por todo lo que ha ocurrido con estas pequeñas es lo que ha sentido la sociedad de Colombia. No obstante, la misma se siente ahora satisfecha, en cierta medida y dentro de lo que se puede, por la condena que la mujer ha recibido por parte de un juez.

En concreto, se la ha condenado por los delitos de explotación sexual y proxenitismo, lo que supone que vaya a pasar 22 años en la cárcel y que tenga que pagar a sus víctimas un total de 72 millones de pesos colombianos, lo que vendría a ser, aproximadamente, unos 23.000 dólares. Una cantidad esta que deberá abonar en concepto de daños y perjuicios, aunque está claro que el dolor, el sufrimiento y la angustia que han sentido sus hijas ya no se pueden compensar con nada, pues sus vidas están marcadas para siempre.

Además de establecer una sentencia firme a Margarita de Jesús Zapata, las autoridades han decidido respaldar y ayudar en todo lo posible a las menores que han sido víctimas de los abusos sexuales de desalmados y de las ansias de negocios sin escrúpulos de su madre. De ahí que todas esas se encuentren en estos momentos bajo la custodia de lo que se conoce como Agencia Estatal de Protección de Menores de Colombia.

En concreto, bajo el cuidado de dicha entidad no sólo se hallan las doce niñas que ya han visto vendida su virginidad sino también de otras dos hijas, las más pequeñas de la familia, que afortunadamente no han tenido que pasar por este duro trance ya que aún no habían cumplido los 12 años que su progenitora establecida como fecha tope para comercializar su intimidad. Se trata en concreto de dos niñas de 9 y 11 años respectivamente que tienen que dar gracias de que una de sus hermanas haya tenido la valentía y el coraje de denunciar a la mamá, porque si no ahora mismo se encontrarían a punto de ser víctimas de agresiones sexuales.

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