Menú para la semana 26 de embarazo

Menú para la semana 26 de embarazo
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Dolores en la espalda e incluso picores en la tripa son síntomas habituales que experimenta la mujer durante la semana 26 de embarazo. Tanto unos como otros son fruto del notable crecimiento que ha experimentado la barriga, haciendo que aumente su volumen, y por tanto su dificultad para soportar el peso, y que la piel se estire generando ciertas molestias.

Todo eso sin pasar por alto que las patadas y movimientos del bebé son mucho más notables, haciendo complicado el día a día de la futura mamá. Una mujer esta que, por regla general, en estos siete días que nos ocupa recibe la información, por parte de su médico, de si sufre diabetes gestacional o no. Esta viene a ser un aumento considerable del azúcar en sangre, fruto, fundamentalmente, del sobrepeso. De ahí que sea necesario que la gestante controle mucho lo que come para evitar tener que hacerle frente a esa complicación o, en el caso de que se produzca, para reducirla.

¿Qué tomar entonces en esa semana 26? Un menú tan equilibrado, sano y completo como el que vamos a dar a conocer a continuación:

Desayuno

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Como siempre hemos venido mencionado en los artículos de este tipo que hemos realizado hasta el momento, es vital que, para conseguir tener la energía suficiente durante todo el día y disminuir ciertos síntomas del embarazo como el cansancio, la mujer tome un desayuno completo. ¿Esto que supone? Fundamentalmente que en el mismo estén presentes tres tipos de productos:

  • Lácteos. Estos lo más recomendable es que se ingieran a través de un vaso de leche semidesnatada, que puede ir acompañada de un poquito de descafeinado o de cacao en polvo.

  • Cereales, que pueden tomarse en varias formas diferentes: en tostada de pan integral, como cereales tal cual, mediante galletas integrales o como magdalenas.

  • Fruta, que es vital para la embarazada y su bebé pues aporta importantes niveles de vitaminas. La futura mamá puede optar por tomar una pieza concreta o por beberse un zumo natural.

Media mañana

 

¿Por qué es recomendable comer algo a mitad de la mañana, sobre las once o doce aproximadamente? Porque es una buena manera de evitar las náuseas, porque ayuda a que el organismo siga funcionando a la perfección y porque contribuye a tener bajo control el peso, que hemos mencionado que puede derivar en la diabetes gestacional.

Por eso, en la mencionada franja horaria, hay que comer un puñadito de frutos secos, una pieza de fruta o bien un yogur desnatado.

Almuerzo

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Al mediodía llega el momento de la comida más importante y es ahí cuando hay que vigilar de modo especial lo que ingiere la madre, tanto en pro de su salud como de la del bebé. En este caso, podemos decir que lo más recomendable es que se prepare un menú compuesto de tres partes:

  • Primer plato. Para comenzar debe elegir una de las muchas alternativas saludables que tiene a su alcance: parrillada de verduras, ensalada verde, judías cocidas, salmorejo, gazpacho…

  • Segundo plato. Al igual que en el caso anterior, la mujer tiene que decantarse por una receta de entre este grupo: pollo a la plancha, merluza al limón, filete de ternera a la plancha, pescado al horno…

  • Postre. Indiscutiblemente en este apartado, lo más saludable y lo que aconsejan todos los nutricionistas es que la gestante tome fruta, ya sea a través de una pieza concreta o bien mediante brochetas o incluso macedonia. Eso queda a su elección.

Merienda

Si importantes son las tres comidas anteriores, también lo es esta, ya que ayuda a mantener el organismo en perfecto estado. ¿Qué se puede comer la embarazada por la tarde? Lo que más le apetezca entre alternativas tales como una infusión con un par de galletas integrales, un yogur desnatado con cereales, un batido de frutas natural o incluso un sándwich de queso y jamón cocido. Eso sí, es importante que el citado queso no sea fresco y que se encuentre elaborado con leche pasteurizada.

Cena

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Y así llegamos ya al final de la jornada, a la última comida del día que, como jamás nos cansamos de repetir, no debe ser pesada para así evitar que a la mujer le pueda costar conciliar el sueño y descansar de la manera más correcta.

Existen básicamente dos alternativas a la hora de configurar el menú nocturno:

  • Dos platos. En este caso, el postre sería una infusión y el plato principal debe ser uno que se elija entre las siguientes posibilidades: pescado a la plancha con verduras, ensalada con pollo, verduras a la plancha…

  • Tres platos. Por otro lado, este menú, que también debe tener como postre a una infusión, se debe configurar eligiendo un primero de entre varias posibilidades (ensalada, crema de verduras, sopa de fideos…) y un segundo de entre otras alternativas tales como una tortilla francesa, unas gulas con gambas o un revuelto de champiñones.

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