Míralo, seguro que como madre te identificas con estas situaciones

Que no hay sensación de felicidad mayor que tener a un hijo en brazos por primera vez, que es muy emocionante cuando te agarra un dedo, que su olor se convierte en tu aroma preferido, que el contacto piel con piel te hace sentir viva…Seguro que todas esas cosas las escuchaste en boca de las mujeres que ya eran madres cuando estabas embarazada.

Y ciertamente lo que te dijeron era verdad, pues así lo has comprobado desde que nació tu bebé. Pero, ¿a qué seguro no te contaron que por el colecho te iba a tocar dormir en la esquina de la cama o que te ibas a llenar de caca al cambiarle?

Y es que parece que lo menos bonito nunca se cuenta. Pero eso era hasta ahora, porque una ilustradora llamada Lucy Scott, que es mamá, no ha querido callarse al respecto. ¿Qué ha hecho? Realizar un divertidísimo libro, titulado “Doodle diary of a new mom”, en el que mediante dibujos refleja todas esas situaciones a las que la mamá tiene que hacerle frente y que precisamente no son bonitas.

Sigue leyendo y las descubrirás. Posiblemente con una o con más de una te sientas totalmente identificada:

1-¡Por fin, tiempo para dormir!, pero en la esquina de la cama

Los primeros meses de vida del bebé son realmente duros, entre otras muchas cosas, porque sus constantes tomas y el tiempo que necesita para alimentarse, hace que la madre no pueda dormir más de dos o tres horas seguidas. Por eso, se recomienda que practique el colecho, es decir, que el niño duerma en la cama matrimonial con los padres, ya que, de esta manera, no sólo estarán más cómodos en el momento de dar el pecho sino también que a la mujer le será más fácil poder descansar.

Sin embargo, eso puede parecer muy bonito, pero hay algo que no se cuenta: cuando se comparte la cama entre los padres y el niño suele suceder una cosa, que la madre acaba durmiendo en el filo de la misma. ¿Por qué? Porque el progenitor se expande, el bebé descansa a sus anchas y es la mamá a la que le toca adecuarse al espacio que queda libre, es decir, a una fina línea entre el colchón y el suelo.

2-Vamos en el coche y lloramos todos

Otro de los instantes que, de manera divertida, se refleja en este libro de ilustraciones es en el que la mamá viaja sola con su niño en el coche. Todo está tranquilo al principio, conduce sin problemas y el bebé está cómodo en su sillita pero, no se sabe porqué, de pronto comienza a llorar sin consuelo.

La mujer empieza a mirar por el espejo retrovisor interno, le habla, le canta para que intente calmarse, pero no lo consigue, y el niño llora y llora. Se encuentran en mitad de la carretera y es imposible pararse. ¿Resultado? Que la mujer se pone nerviosa, histérica por no poder prestar atención a su hijo, empieza a pensar que está enfermo, que algo serio le pasa, no encuentra dónde detenerse y…acaba acompañándole en el llanto.

3-Dándole el pecho al bebé y suena el teléfono

Otra de las situaciones más frecuentes que experimentan las madres tiene lugar cuando se encuentran tumbadas en la cama o en una silla dándole el pecho a sus hijos. De pronto, suena el teléfono y ¡oh! el móvil no está al lado y necesitan cogerlo. ¿Qué hacer? Empiezan intentando alargar sus extremidades cautelosamente, para que los niños no se molesten y sigan mamando, descansan y vuelven a intentar atraparlo adoptando posturas de lo más rocambolescas, como si fueran contorsionistas.

4-¿Visitas en casa? Noooooooooooo

Cuando se tiene un bebé, lo primordial es cuidarle. Eso supone, entre otras muchas cosas, que se deje de lado la prioridad de tener la casa en perfecto orden y es que, además, es realmente imposible. Siempre hay algún juguete por el suelo, la decoración en ese momento son chupetes y biberones, el balancín está por un lado, la sillita por el otro, las pezoneras se encuentran a la vista…

De ahí que la mujer entre en situación de pánico, cuando recibe la llamada de un familiar, amigo o conocido al que no se le ocurre otra cosa mejor que decir que va de camino a hacer una visita.

5-¿Que ser madre embellece? ¡Venga ya!

Siempre se ha dicho que ser madre hace que las mujeres se embellezcan y estén más radiantes, pero, vamos a ver, seamos sinceros. ¿Seguro que es así? Este libro de ilustraciones de Lucy Scott lo pone en seria duda y es que nos muestra cuál es el resultado de un duro día con un hijo pequeño: cabello despeinado y recogido en coleta, ojeras interminables por no descansar adecuadamente, estrías en el vientre, kilos de más que no se han podido eliminar después del embarazo, sujetadores de lactancia nada sexys, ropa manchada de reflujos…

¿Qué te han parecido estos dibujos? ¿Te has sentido identificada? Posiblemente te hayan sacado una sonrisa y es que las cosas siempre es mejor tomárselas con humor.