Los consejos que los padres primerizos no dejan de oír

Los consejos que los padres primerizos no dejan de oír
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Estar esperando un hijo por primera vez es uno de los momentos más especiales que cualquier persona puede tener en su vida. Y es que en su interior sentirá multitud de emociones nunca experimentadas y una felicidad desbordante que no tiene comparación.

No obstante, vamos a ser realistas. Además de todo eso, ser padre primerizo supone tener que hacerle frente a diversos miedos sobre el cuidado del bebé y, peor aún, requiere verse en la obligación de escuchar consejos y recomendaciones de todo el mundo. Cualquier persona del entorno, vecino o incluso conocido se ve en la potestad de indicarle qué debe hacer durante el embarazo, cómo debe comportarse en el parto, cómo debe actuar con su pequeño cuando ya esté en casa…

¡Ahhhhhh! Ese es el grito que a más de un hombre o mujer que está esperando un hijo le apetecería hacer cuando tiene que escuchar continuamente las opiniones de todos, incluidos los que ni siquiera forman parte de su vida.

Si tú eres padre primerizo lo mejor que puedes hacer, por tu salud mental, es respirar profundamente y conocer de antemano los consejos que te vas a cansar de oír. De esta manera, al escucharlos, pon la mejor de tus sonrisas, cuenta hasta cien y haz caso omiso:

Tú pídele al médico que te haga cesárea”

El momento del parto es uno de los que más miedo provoca en cualquier embarazada, tanto por el dolor que va a sentir como porque está preocupada porque su hijo nazca perfectamente. No obstante, los consejos de toda la “curia de expertas” que rodea a la gestante la bombardeará con comentarios de lo más variados y una parte importante de su círculo le dirá continuamente que le solicite a su médico que le haga la cesárea porque así no sufrirá.

Sin embargo, ante esa recomendación hay que tener en cuenta varias cosas:

  • La cesárea es una intervención quirúrgica que también entraña sus riesgos y que conlleva una recuperación nada fácil.

  • Esa operación no se demanda como cuando se va al mercado y se le pide al pescadero que ponga un kilo de bacalao. Es algo serio y no todos los profesionales médicos están de acuerdo en que se lleve a cabo si no es necesario.

  • Hay mujeres que la rechazan porque consideran que no les va a permitir poder sentir de la misma manera el nacimiento de sus pequeños.

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Se te acabó lo bueno”

Sin dudar a dudas, la frase que más martilleará la cabeza de los padres primerizos durante el embarazo y después del parto es esa. Y es que todo el mundo no dejará de recordarles que sus vidas han cambiado, que ya no tendrán la libertad que antes, que se acabó eso de dormir ocho horas del tirón, que el plan de los domingos será ir al parque con el niño y que desde ese momento la prioridad es el bienestar del bebé.

Pero todas esas cosas no hace falta que se las estén diciendo a cada momento, son personas adultas y saben qué supone tener un bebé, aunque luego puedan comprobarlo más fehacientemente.

No cojas en brazos a tu bebé que se acostumbra”

Las señoras mayores son las que en mayor medida repiten esta frase una y otra vez a los que van a estrenarse en eso de la paternidad. Y es que consideran que tener a un hijo en brazos es casi como una losa que hay que llevar encima todo el día.

Es cierto que no se puede optar siempre por dormir a un niño acunándolo en el seno del padre o de la madre, porque la mejor manera de descansar es en su cuna. Sin embargo, no hay que olvidar que es fundamental que los papás lo cojan mientras le hablan, cantan o cuentan un cuento, ya que es fundamental el contacto piel con piel para que se estrechen los lazos afectivos entre el pequeño y sus progenitores. Y eso sin olvidar que esa misma acción ayuda a que el bebé pueda sentirse querido, protegido y, sobre todo, mucho más tranquilo.

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Si llora que llore, no vayas corriendo”

De la misma manera, los oídos de los primerizos verán que continuamente les martillea esta frase. Muchas son las madres y padres con experiencia en esas lides que toman como máxima que si el bebé llora, no pasa nada, que ya se tranquilizará por sí solo.

Pero eso no es así. Es cierto, que no se puede estar continuamente corriendo y saltando cualquier obstáculo cuando se oye un pequeño llanto del menor, pero también es cierto que nunca hay que olvidar sus lágrimas. ¿Por qué? Porque hasta que hable, el lloro es su herramienta de comunicación y puede estar indicando que algo pasa, que no se encuentra bien, o que está muy mojado y necesita que le cambien el pañal.

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