Madres

6 señales que indican que eres madre

Tener estrés, cansancio o incluso alguna que otra rabieta, son solo algunas de las señales inequívocas que indican que eres madre.

señales madre
Estas señales te identifican como madre
Blanca Espada

Ser madre es algo que no se aprende con un libro de instrucciones. Además, cada hijo es un mundo, cada mujer es distinta a la otra y además cada vida es única, de modo cada madre será también única. Sin embargo, existen algunas señales o características que suelen estar presentes en todas las madres y en especial, las buenas. Veamos entonces 6 señales que indican que eres madre.

6 señales que indican que eres madre

Como regla general, no debemos juzgar nunca a ninguna madre. El hecho de que una madre se entregue al 100% a sus hijos y otra no lo haga, no significa que una sea «buena» y la otra una «mala» madre, pero si tienes dudas o crees que tal vez no cumples como madre quizás te podamos ayudar con señales que suelen distinguir a las madres que actúan de forma adecuada en la crianza de sus hijos.

Algunas de estas señales que indican que eres madre seguro que te van a sorprender porque pensabas que vamos a enumerar cosas como tener ojeras, estar cansada o incluso despreocuparse por una misma. Pero no, enumeraremos otras así que toma nota, porque si cumples todas estas señales quedará claro que eres madre y además, una de las buenas.

Tu hijo se enfada contigo

No puedes estar haciendo un buen trabajo como madre si tu hijo nunca se enfada contigo. Nuestro papel principal como madres es definir los límites del comportamiento aceptable. Es la naturaleza humana y parte del desarrollo natural del niño, que un niño ponga a prueba esos límites y que se enfade, pero no cedas porque entonces no aprenderá a respetarlos.

No puedes dormir por la noche

Todas las madres han tenido una noche de insomnio, o al menos han tenido dificultades para conciliar el sueño, al menos una vez (y generalmente muchas más) se han ido a la cama sintiéndose culpables por las cosas que hicieron mal ese día o preocupándose por todas las cosas que tienen que hacer en los días por venir. Esta es una prueba de que te importa si estás haciendo un buen trabajo o no como madre y lo cierto es que así es.

Tienes estrés

Como madres, se hacen malabares con muchas responsabilidades. A veces, todas las obligaciones se cruzan en una tormenta perfecta de factores estresantes. Si eres totalmente vaga o simplemente no te preocupas por las personas afectadas por todas esas cosas que haces, entonces podrías dejar que el estrés desaparezca con bastante facilidad. Sin embargo, una persona concienzuda y responsable (es decir, «buena mamá») tendrá más dificultades para quitarte de encima el estrés y podrías terminar colapsando en un mar de lágrimas o incluso tener una rabieta. No te preocupes, liberar el estrés es lo que necesitas.

Preparas la comida que tus hijos odian

Alimentar a los niños es fácil siempre y cuando les demos cosas que les gustan y entre estas, suelen estar las pizzas, las patatas fritas o un plato de pasta con tomate. Comida que a las madres también les gusta pero no implica que tenga que ser lo único que se come en casa. Por ello si todavía te esfuerzas en realizar recetas sanas incluso aquellas que no gustan a los niños y te esfuerzas porque se lo coman, no solo implica que eres madre, sino que eres además una buena que desea que sus hijos estén sanos y crezcan bien.

Eres egoísta

A pesar de lo que nos dice la sociedad, ser una gran madre no requiere una devoción total y desinteresada a nuestra familia. De hecho, a menos que seas una santa genuina, eso sería imposible. Si no eres un poco egoísta (por ejemplo, si guardas tu chocolate favorito para que tus hijos no se lo coman), los pequeños resentimientos comenzarán a acumularse además al estrés que ya de por sí tienes. Las grandes mamás se nutren a sí mismas para tener más energía y optimismo para ayudar a los demás.

Crees que eres una mala madre

Las auténticas malas madres no saben o no les importa serlo. Las madres abusivas y las madres negligentes no se preocupan lo suficiente por la vida de sus hijos como para protegerlos, y mucho menos nutrirlos. Nunca intentarán cambiar su comportamiento porque no se dan cuenta de que están haciendo algo mal, o simplemente no les importa. Si crees que eres una mala madre, ya has identificado algo que cree que estás haciendo mal. Lo más probable es que, dado que ninguno de nosotros quiere ser malo, harás un esfuerzo por mejorar o cambiar la característica que no te gusta de ti mismo. Al tratar de no ser una mala madre, estás siendo no solo una madre, sino una buena madre.

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