Podemos se niega a renombrar en Córdoba una glorieta como Plaza de España

Podemos sigue renegando del sentimiento español. La última ocasión en demostrar su animadversión a todo aquello que se llame o se apellide España ha sido por medio de su formación en Córdoba, que muestra su «absoluta disconformidad» a que una plaza de la ciudad sea renombrada como Plaza de España.

Desde el partido han emitido un comunicado en el que consideran que el cambio de nombre de la actual glorieta Llanos del Pretorio por el de Plaza de España obedece a una «utilización vacía de un nacionalismo rancio y de pulsera».

Ha sido el edil del grupo Podemos en el Ayuntamiento de Córdoba, Juan Alcántara, quien ha manifestado su «absoluta disconformidad» con la pretensión del gobierno municipal de PP y Cs de cambiar en el callejero de la ciudad el nombre de los Llanos del Pretorio por el de Plaza de España, dada la «falta de consenso vecinal» al respecto, pues la Asociación Vecinal Torre de la Malmuerta está en desacuerdo con dicho cambio.

Según ha informado Podemos en un comunicado, la formación morada coincide con la asociación vecinal en que el cambio de nombre previsto «no ha seguido los cauces normalizados y habituales de Participación Ciudadana», y Torre de la Malmuerta no considera, además, que la nueva definición de Plaza de España sea la apropiada, ni en términos urbanísticos, ni tampoco históricos, teniendo en cuenta que el nombre original, Llano de los Pretorios, «deriva de una vía romana de casi 2.000 años que cruza por esta zona de la ciudad, la ‘vía Praetoriae’».

En opinión de Podemos, el gobierno local de PP y Cs deja de lado «un nombre que define la verdadera Córdoba histórica romana, frente a una utilización y visibilidad vacía de un nacionalismo rancio y de pulsera, collar de perro y trapo».

A juicio de Alcántara, esta medida demuestra el «tipo de cultura y sociedad en la que nos quiere instalar el cogobierno bicéfalo de PP y Cs y sus socios de la ultraderecha, Vox, y además sin escuchar a las asociaciones vecinales del barrio, como ya estamos acostumbrados, por desgracia», con el «primero actúo y luego justifico, pero nunca rectifico, que es su regla habitual de juego».