El jefe del VAR es Clos Gómez, árbitro antimadridista y brazo armado de Sánchez Arminio

Hace año y medio, gran parte del madridismo celebró el doblete de Champions y Liga histórico perpetrado por Zinedine Zidane. Sin embargo, hubo otro sector del club que celebró otro hito que poco o nada tenía que ver con los títulos cosechados: la retirada del árbitro Carlos Clos Gómez, el trencilla más antimadridista de la última década.

Lo que el Real Madrid y su afición jamás esperaron fue lo que aconteció el pasado verano. Luis Rubiales ganó las elecciones a la Real Federación Española de Fútbol y puso fin al régimen del Victorianato, ese que había desfavorecido arbitralmente a los blancos durante décadas.

Pero Sánchez Arminio lo tenía todo previsto y ante su previsible deceso, el ex colegiado dejó la herencia de su imperio a Clos Gómez, cubriéndole con el mantra de la tecnología mediante el proyecto del VAR e impulsando una imagen de limpieza a través de la tecnología. Ni una vuelta del campeonato de Liga ha aguantado limpio este nuevo sistema de arbitraje, en manos del colegiado más antimadridista del mercado.

La historia del Victorianato se sigue repitiendo sistemáticamente con el cuestionado VAR que maneja Clos Gómez. El Barça y el Athletic de Bilbao han sido sistemáticamente favorecidos por las decisiones tecnológicas –igual que cuando no estaba este sistema–, mientras que el Real Madrid y los pequeños –véase los flagrantes casos de la Sociedad Deportiva Huesca o Levante– han recibido el perjuicio de la tecnología. Para unos hay una vara de medir y para otros una muy distinta.

El historial de Clos contra el Madrid

Si queda alguna duda, los hechos constatan que el máximo responsable del proyecto VAR se ha distinguido por tomar las decisiones más rocambolescas contra el Real Madrid. Fue el primero y único en expulsar a lo largo de su carrera a Kaká y en apenas cinco minutos en Pamplona, también echó en un derbi a Van Nistelrooy, por supuesto que expulsó y en varias ocasiones a Sergio Ramos y también mostró la roja a Cristiano y Mourinho en una misma final de Copa del Rey siendo ésta en el Bernabéu. No contento con ello anuló tres goles legales al Madrid en un derbi, le robó varios Clásicos –¿se acuerdan de un penalti que no quiso ver de Mascherano a Lucas Vázquez?–, Mourinho contabilizó 13 errores en un partido contra el Sevilla y posee la plusmarca mundial de penaltis a favor del Barça con tres en 12 minutos.

A cambio, Clos Gómez ha sido premiado injustamente por el Comité Técnico de Árbitros como el mejor de la Liga en 2008 y 2013, pero esta farsa no ha llegado a cristalizar a nivel internacional por fortuna para el madridismo. El aragonés jamás ha dirigido ningún partido ni en ningún Mundial ni en ninguna Eurocopa, mientras que colegas menos reconocidos –¿y menos adiestrados?– han acudido a dichos eventos como Mateu Lahoz, Undiano Mallenco o hasta el propio Velasco Carballo.

Ahora el chiringuito del VAR se encuentra en manos de un colegiado que está marcado por su pasado y que no hace nada por limpiar atisbos de sospecha. La tecnología ha quitado más que dado al Real Madrid desde que llegó el pasado verano y no es una casualidad que quien está al mando sea un tal Clos Gómez.